La perversi¨®n vista por un adolescente
"Quiero que mi epitafio registre el hecho de que he contribuido m¨¢s que nadie a la decadencia de Estados Unidos". Quien aspira a pasar a la posteridad como el Sade de Estados Unidos es nada m¨¢s y nada menos que Russ Meyer, un cineasta independiente cuya obra tiene por caracter¨ªstica m¨¢s destacada y evidente el que todos sus filmes est¨¢n Protagonizados por mujeres cuyos pechos har¨ªan palidecer de envidia a la estanquera de Amarcord.Esta preocupaci¨®n por elegir actrices de senos voluminosos Meyer la explica as¨ª: 'To ¨²nico que hago es representar mis fantas¨ªas er¨®ticas de adolescente". As¨ª, pues, el palad¨ªn de la decadencia moral estadounidense es un director empe?ado en poner en escena esos sue?os imposibles en los que el supermacho es devorado por una, dos o tres superhembras insaciables, desinhibidas y obsesas.
Supervixens
Director, guionista, fot¨®grafo, montador y productor: Russ Meyer. Int¨¦rpretes: Shari Eubank, Charles Napier, Uschi Digart, Big Jack Provan, Henry Rowland y Christy Hartburg. Estadounidense, 1975. Estreno en cine Alpliaville. Madrid.
'Porno'
Supervixens es cine porno -versi¨®n soft- en el que los arrebatos de pasi¨®n o deseo vienen siempre formulados con tal literalidad que no pueden ser vistos desde una perspectiva excitante, sino humor¨ªst¨ªca. Menos elaborado, m¨¢s primario, pero igualmente eficaz, el delirio er¨®tico de Meyer -una mujer desnuda, abierta de piernas, cabalgando el pico de una monta?a, por ejemplo- es equivalente al desplegado por Kubrick en Dr. Strangelove y su sobreabundante iconografia f¨¢lica, ¨¦sa que culmina con el piloto lanz¨¢ndose sobre la URSS a lomos de una bomba at¨®mica. Claro que el autor de 2001, una odisea del espacio es un refinado fabricante de im¨¢genes y mezcla diversos elementos dentro de un discurso coherente, mientras Meyer juega s¨®lo con elementos de fuerte carga sexual.
'Pop'
Supervixens, aunque est¨¦ rodada en 1975, entronca con el mundo de pl¨¢stico, hamburguesas y mal gusto que tan bien han parodiado el pop. Y Meyer, con toda su fauna de damas que se dir¨ªan mu?ecas hinchables, es tan pop como la minifalda. Prol¨ªfico, eficaz, simple, divertido, el cineasta Russ Meyer se dio a conocer en Espa?a el a?o pasado a trav¨¦s de la retrospectiva organizada por el festival Imagfic madrile?o.Visto en cantidad, su cine cansa; fatiga encontrar una puesta en escena tan segura y cartesiana detr¨¢s de situaciones aberrantes y enloquecidas, pero, contemplada en peque?as dosis, una propuesta como Supervixens aparece dotada de imaginaci¨®n y comicidad, valores que han liberado los trabajos de Meyer de su previsible destino de cine X para rescatarlo como "espect¨¢culo para parejas", en definici¨®n del propio director.
Que ahora se estrene en Espa?a, en versi¨®n original y subtitulada y como un producto al que hay que a?adir un valor sociol¨®gico al suyo intr¨ªnseco, es demostraci¨®n palpable de dos cosas: que Meyer no se equivoca al considerar sus filmes como obras sobre el sexo y el erotismo y que la actual reglamentaci¨®n cinematogr¨¢fica no ha resuelto el problema creado por la desaparici¨®n de la clasificaci¨®n de pel¨ªcula S.
Babelia
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