Recuerdos de un amigo
Anonadados y rotos por la incre¨ªble noticia del atentado a Olof Palme, los recuerdos de su vida y, de su obra vienen a la memoria y van engrandeciendo en la distancia la figura del gran socialista sueco.Conoc¨ª a Palme en 1975, en septiembre. Fui invitado al congreso del Partido Socialdem¨®crata sueco en representaci¨®n del PSOE, de cuya comisi¨®n ejecutiva formaba parte. Me impresion¨® la brillantez chispeante, el carisma, la simpat¨ªa, la gran facilidad de comunicaci¨®n y la ausencia de envaramiento del primer ministro sueco.
Yo ten¨ªa entonces una idea err¨®nea del modelo social y pol¨ªtico sueco. Cre¨ªa que era un sistema capitalista algo dulcificado por la socialdemocracia, palabra que era para los j¨®venes del PSOE sin¨®nimo de entreguismo y colaboracionismo.
Aquella visita y posteriores, en contraste, a pa¨ªses comunistas del Este europeo, me demostraron, como a tantos militantes del PSOE, a superioridad de la socialdemocracia sobre el comunismo, al conjugar libertad y pluralismo con igualdad y justicia social.
Retirada de embajadores
En aquel septiembre de 1975 tuvieron lugar en Espa?a los juicios sumar¨ªsimos contra varios militantes antifascistas, y encontr¨¢ndome en Estocolmo se produjo el fusilamiento de cinco de ellos. Yo estaba en la sede del Partido Socialdem¨®crata cuando se present¨® el propio Palme y me dijo: "Tengo reunido al Consejo de Ministros; y estamos debatiendo la retirada del embajador de Suecia en Madrid. Creemos que quienes mejor pueden valorar si tal medida puede ayudar al pueblo espa?ol sois los compa?eros del PSOE, y estando t¨² aqu¨ª he querido venir a consultarte lo que piensas que debemos hacer". A pesar de abrumarme la responsabilidad le contest¨¦: "Deb¨¦is llamar a consulta al embajador, porque as¨ª cundir¨¢ el ejemplo en otros pa¨ªses europeos y contribuir¨¦is al aislamiento de la dictadura y a la recuperaci¨®n de la democracia en Espa?a". As¨ª fue; en efecto, la mayor parte de los pa¨ªses europeos, con Suecia al frente, retiraron a sus embajadores.Palme, antes y despu¨¦s de este episodio, fue tambi¨¦n un amigo insobornable de Espa?a y de los espa?oles, y trabaj¨® incansablemente por la democracia en nuestro pa¨ªs. En realidad, lo fue de todas las causas justas: contra la guerra del Vietnam, contra la intervenci¨®n sovi¨¦tica en Checoslovaquia, por la paz y el desarme.
En los ¨²ltimos diez a?os encontr¨¦ a Palme en numerosas ocasiones, y aprend¨ª no s¨®lo a admirarle, sino tambi¨¦n a quererle. Pocas, muy pocas personalidades pol¨ªticas me han causado tanto impacto como ¨¦l. El pueblo sueco pierde un gran l¨ªder, y los socialistas un entra?able amigo y un maestro. Una vez, habl¨¢ndome de Tague Erlander, su predecesor en la presidencia del partido y del Gobierno, me dijo: "Su larga experiencia pol¨ªtica nunca le llev¨® al cinismo o al escepticismo, crey¨® siempre en lo que hac¨ªa".
Hoy podemos afirmar que la vida de Palme fue un ejemplo de entrega, de consecuencia a un ideal y de lucha por una sociedad m¨¢s justa, de fidelidad al pensamiento socialista de Erlander.
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