Elecciones en Francia
LE MONDE
( ... ) Un mismo resultado puede ser desastroso para unos y consolador para otros. Al igualar al del Partido Comunista, el Frente Nacional (FN) posee la sensaci¨®n del triunfo: ha sido el ¨²nico en celebrar con una fiesta lo que constituye a sus ojos una victoria. ?sta es indiscutible en la medida en que contar¨¢ con un grupo en el Palacio Bourbon (...). Pero puede decirse tambi¨¦n que el 90% de los franceses no quieren al FN, y si se le a?aden a los sufragios que ha obtenido los que han ido a las listas comunistas, el 80% de los electores rechazan las soluciones extremas. (...) Ha habido poco o nada de apasionamiento salvo en la clase pol¨ªtica propiamente dicha. Un gran escepticismo, sin duda, ha sido el tel¨®n de fondo en lo relativo a la posibilidad de que una renovaci¨®n del equipo dirigente permita a Francia salir del paro y de su corolario de inseguridad. Las cosas pod¨ªan haber sido diferentes si la figura de un salvador se hubiera perfilado en el horizonte, pero no es un salvador lo que se quiere. (... ) Como ninguna nueva figura ha llegado a imponerse verdaderamente, la partida se sigue jugando entre la banda de los cuatro. Sean cualesquiera las cualidades de unos y otros, el hecho es que est¨¢n demasiado vistos.La posibilidad que les queda, si no quieren que la extrema derecha siga aumentando a su costa, es agarrarse al criterio ¨²nico del inter¨¦s nacional, dejando de lado la tentaci¨®n, que debe ser fuerte, de volver a los juegos sutiles de los que se aliment¨® y muri¨® la Cuarta Rep¨²blica. La Quinta est¨¢ sometida a partir de hoy a una prueba sin precedentes, pero de la que nadie dudaba que alg¨²n d¨ªa llegar¨ªa a presentarse. Su Constituci¨®n est¨¢ redactada en t¨¦rminos demasiado vagos como para que se pueda decir con seguridad que tal decisi¨®n compete a los poderes del presidente de la Rep¨²blica y tal otra a los del primer ministro. La victoria de la derecha parlamentaria es demasiado limitada para permitirle imponer su ley al jefe del Estado
( ... ) El resurgimiento del PS, sea cual sea su amplitud, no puede hacer olvidar el hecho de que no representa m¨¢s que a un tercio de los franceses y que nunca, desde la elecci¨®n presidencial de 1969, el estiaje de la izquierda hab¨ªa ca¨ªdo tan bajo. Al mismo tiempo, el resultado relativamente modesto de Raymond Barre disminuye, junto al de Jacques Chirac y Val¨¦ry Giscard d'Estaing, el alcance de la amenaza de una elecci¨®n presidencial anticipada.
17 de marzo
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