El Joventut se abland¨® ante el juego madridista
De c¨®mo el Joventut desciende a la tierna pubertad en cuanto se planta frente al Real Madrid se va creando t¨®pico. Lejos de crecerles la barba, les salen espinillas. Tampoco endurecen el gesto sino que afloran suaves coloretes en sus mejillas. As¨ª, se comporta el Joventut, buen equipo, buena planta, excelentes tiradores y jugadores con buenos fundamentos, cuando el. de enfrente viste de blanco. Tras un primer tiempo irregular, del que el Joventut sali¨® mejor parado a pesar de una m¨ªnima derrota al descanso, bast¨® que el Real Madrid se sintiera enfadado para que su juego posterior pareciese, m¨¢s que otra cosa, mejor que una venganza, una reprimenda. Y en 15 minutos el Joventut s¨®lo hizo 23 tantos.Algo de excesiva autoconfianza sac¨® el equipo madridista de principio cuando se li¨® a jugar tan acelerado que termin¨® atropellado por sus propios pases de lado a lado de la cancha. Y tras una ventaja inicial, 20-9, el partido pas¨® a una zona igualada en la que predominaban los errores madridistas, cuyos jugadores se cargaban de personales (balance de 9 a 4) a pesar de que no pod¨ªan contar ni con Romay ni con Del Corral.
El desbarajuste lleg¨® al punto en que Corbal¨¢n, harto de lanzar consignas desoidas, dej¨®, en una jugada en particular, que todos sus compa?eros corrieran como locos al ataque mientras ¨¦l, sin bal¨®n, caminaba tranquilamente a la espera de que continuaran en su furia o entraran en raz¨®n. Perdi¨® ¨¦l, porque no le dieron tiempo a Regar, pero al menos el contraataque del rival le cogi¨® bien situado en la defensa. Al descanso, 41-40 y sensaci¨®n de que el Madrid pod¨ªa pasar apuros, porque hasta Lolo S¨¢inz tuvo que saltar del banquillo para pedir "?no m¨¢s contraataques!".
Sin embargo, lo que dio de s¨ª la segunda parte sirvi¨® para demostrar que, en realidad, el Joventut no estaba en el partido. Cuando el Madrid se autocontrol¨®, el encuentro dio un vuelco definitivo en diez minutos, con 20 puntos de diferencia entre uno y otro. Salvo la brega constante del enmascarado Jim¨¦nez, nadie vio sobre la pista al temible Villacampa, ni al fino Montero, ni al intr¨¦pido Jofresa, ni al fr¨ªo Margall. A todos les salieron los colores y puestos en fl¨¢ccida e infantil defensa, cayeron como cr¨ªos ante cuatro pases de Corbal¨¢n, tres internadas de Iturriaga, dos zarpazos de Ulart¨ªn o un salto de Robinson. Finalmente, el Madrid, conseguida amplia ventaja, se situ¨® en zona 3-2 para mantener el control sin apuros y disfrutar con algunas r¨¢pidas acciones de sal¨®n.
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