Antonio Gala: "Hablar de pol¨ªticos me produce desaz¨®n"
JUAN G. IB??EZ, El dramaturgo Antonio Gala, de 48 a?os, que acaba de abandonar la presidencia de la Plataforma C¨ªvica para la Salida de Espa?a de la OTAN, siente "cierta desaz¨®n" ahora cuando debe hablar de los pol¨ªticos profesionales, seg¨²n ha declarado a EL PA?S. El escritor ha dejado la Plataforma porque, como ha dicho reiteradamente, han concluido su mandato y su compromiso, y explica que no pod¨ªa sorprender a nadie que su no personal ante el refer¨¦ndum fuese "un poco estent¨®reo", porque quer¨ªa ser ejemplar. El hecho de haber tenido que hacer la campa?a "encima de un bid¨®n", sin "medios magnificantes, como la televisi¨®n" le ha compensado por la proximidad del auditorio. "Yo siempre ardo en deseos de estar inmerso en pueblo".
El escritor asegura que su prota gonismo respondi¨® a un sentido de ciudadan¨ªa., no a una vocaci¨®n pol¨ªtica, y advierte que no va a cambiar "un destino por un destello".Gala se declara sorprendido -Y se muestra dolido- por la "interpretaci¨®n extra?amente mala" de su protagonismo ante el refer¨¦ndum. "Estamos en un pa¨ªs", sentencia, "donde si uno hace los mejores zapatos del mundo y por salir un poco de la rutina quiere hacer una botella ya no s¨®lo no sabe hacer botellas, sino que es uno de los peores zapateros'".
Una dificultad, por lo dem¨¢s -la de complacer a todo el mundo- que no parece preocuparle Incluso al contrario. "Llevo des de hace 20 a?os opinando, desde mi lejan¨ªa intelectual y mi proximidad al mundo que me rodea sobre muchas actuaciones pol¨ªticas, y contradiciendo esas actuaciones o las decisiones de la alta Administraci¨®n; poniendo las cosas en su sitio y calificando a los pol¨ªticos de verdaderos apoderados y verdaderos administradores, que deben rendir cuentas".
"El hablar de la clase pol¨ªtica", agrega, "el hablar de pol¨ªticos profesionales es una cosa que me produce cierta desaz¨®n. Siempre he cre¨ªdo, desde ni?o, con una ingenuidad que no he querido corregir, que el pol¨ªtico era una persona que pensaba que era el mejor para regir- su pueblo en un momento determinado, y que llegado el caso de que ya no fuera el mejor, o que el pueblo le hubiera retirado su confianza, ¨¦l dejar¨ªa su puesto con naturalidad. Pero parece que las cosas no son as¨ª".
Actitud huidiza
Por lo que a ¨¦l concierne, asegura que su apartamiento de la presidencia de la Plataforma C¨ªvica para la Salida de Espa?a de la OTAN, e incluso la renuncia a presidir en el futuro una plataforma c¨ªvica -heredera de aqu¨¦lla- para la paz, la libertad y el progreso, no se debe al temor a un desgaste de su imagen o de su credibilidad. "Una plataforma de esas caracter¨ªsticas", comenta, estar¨ªa en la l¨ªnea de toda mi actitud. Lo que pasa es que el protagonismo p¨²blico yo no lo deseo. Ni mi salud ni esa actitud m¨ªa me lo permiten. Mi actitud es m¨¢s bien huidiza...".
Gala explica despu¨¦s: "Cuando alguien ha querido tener un hijo propio y no lo ha tenido, el hecho de que se sustituya ese hijo por la direcci¨®n de un enorme hospicio no le consuela demasiado. El hecho de que uno, como todo el mundo, haya querido dirigirse en voz baja a un o¨ªdo y no haya podido hacerlo no es consolado por el hecho de dirigirse a trav¨¦s de los micr¨®fonos a las multitudes".
Antonio Gala parece haber decidido definitivamente que cada uno de sus lectores, de sus seguidores, lea sus opiniones, si quiere conocerlas, porque cuandolas escribe, dice, las dirige "¨ªntimamente y concretamente a cada uno de ellos; me parece que mi misi¨®n, mi papel, es ¨¦se", afirma.
No obstante, afirma que no se arrepiente de su protagonismo en la campa?a de? refer¨¦ndum y que volver¨ªa a mantener una actitud parecida en circunstancias semejantes. "No puede sorprender a nadie que, en una ocasi¨®n en que pensaba que la ciudadan¨ªa estaba por encima de las ideolog¨ªas y de los partidos, y en que la naci¨®n estaba por encima no s¨®lo del Gobierno, sino del Estado, mi no personal fuese un no un poco estent¨®reo, porque lo quer¨ªa hacer ejemplar".
Cada vez que surge cualquier adjetivo que califique de pol¨ªtica su actitud ataja inmediatamente la expresi¨®n, neutraliz¨¢ndola: "Mi actitud", se?ala, "no era pol¨ªtica, sino ciudadana. Precisamente lo que me decidi¨® a presidir la plataforma fue el hecho de que estaba adjetivada por la palabra c¨ªvica". "Mi actitud", insiste en otro momento, "no era partidista, sino suprapartidista. Me parece que el refer¨¦ndum ten¨ªa un car¨¢cter nacional y ciudadano. Y me parec¨ªa tambi¨¦n que los grupos pol¨ªticos pod¨ªan superar las diferencias partidistas, porque resultaba m¨¢s f¨¢cil que se pusieran de acuerdo en un no que en una campa?a electoral, donde cada cual lleva su programa".
Pese a este minucioso sentido del rigor, asegura que no le arredr¨¢ la simplificaci¨®n caracter¨ªstica de los mensajes pol¨ªticos, ni el riesgo, consustancial a una campa?a electoral, de la demagogia. "El refer¨¦ndum", sostiene, "era en realidad simple, se trataba de un s¨ª o un no, y por eso no tem¨ªa la simplificaci¨®n". Cuando se le pregunta sobre la deducci¨®n que hizo en Valencia de que el Rey hab¨ªa defendido subliminalmente el no por manifestarse en Berl¨ªn contra el muro que divide a la ciudad, y a Europa, replica: "Yo no s¨¦ lo que ha votado el Jefe del Estado. Lo que yo hice fue utilizar una expresi¨®n del Jefe del Estado y lo que se pod¨ªa deducir de esa expresi¨®n". Deducci¨®n que procede, seg¨²n ¨¦l, de que "si se dice no al muro de Berl¨ªn, se dice no a los bloques, y, por tanto, a la OTAN".
La Alianza Atl¨¢ntica, desde su punto de vista, es "una antigualla", un organismo al que no ve como europeo -"tiene altos mandos norteamericanos"- ni como una organizaci¨®n de defensa, sino de reto: "Es una especie de apuesta, en una mesa con dos tah¨²res, en un juego en el que nosotros no entramos"- Gala califica de grandilocuencia hablar de "enemigos de Espa?a", y de simplificaci¨®n, "en el sentido de simpleza, como cuando la Iglesia habla ahora de la existencia del demonio".
El escritor niega con rotundidad haber sentido el m¨¢s m¨ªnimo indicio de una secreta vocaci¨®n de l¨ªder. "No he pretendido acaudillar nada", previene r¨¢pidamente. "Detesto la palabra caudillo. Cada vez que me he dirigido a una multitud lo he hecho como cada vez que me he dirigido a trav¨¦s de mi literatura, es decir, a cada uno, como si hablase desde mi boca a cada o¨ªdo".
"El hecho de que la llamada campa?a yo la haya tenido que hacer encima de un bid¨®n, porque no se me daban otros medios magnificantes, como la televisi¨®n, ha hecho que mi voz haya podido llegar mejor al auditorio, porque estaba muy pr¨®ximo a m¨ª. Pero sobre todo ha hecho que la voz, las frases, los gestos, el vocabulario y el lenguaje admirable y esplendoroso del auditorio hayan llegado a m¨ª". Eso dice, es lo que m¨¢s le ha enniquecido.
Inmerso en el pueblo
Gala afirma que piensa desde siempre que as¨ª como el poder distancia, y su corrupci¨®n procede, en parte, de ese aislamiento ¨¦l mismo corre un riesgo parecido con su vocabulario y los intereses reales que estimulan o angustian a la gente. Por eso, agrega, de cuando en cuando se retira a pueblos y localidades donde su entrada en una tasca o un chamizo no silencie las conversaciones, y pueda concentrarse en o¨ªr. "Yo siempre ardo en deseos de estar inmerso en pueblo, porque yo me considero muy pueblo", sentencia.
A lo que m¨¢s le ha costado re nunciar durante su campa?a -que ¨¦l se resiste a llamar as¨ª y denomina comparecencia- ha sido la soledad.
"Una soledad", explica, "que en mi caso no es impuesta, sino querida y requerida; absolutamente necesitada, porque la creaci¨®n se hace fuera de los focos, en un rinc¨®n, en la penumbra y en la serenidad".
Gala, seg¨²n revela ¨¦l mismo, se considera un escritor "por destino". "Yo no s¨®lo es que no tenga vocaci¨®n, pol¨ªtica, sino que tampoco la tengo de escritor. Soy escritor por destino, porque no se me ha dado otra oportunidad. Probablemente si hubiese podido elegir habr¨ªa elegido la ebanister¨ªa, que me parece m¨¢s f¨¢cil y m¨¢s consoladora, porque tiene resultados m¨¢s inmediatos. Pero no he podido elegir, y no iba a contradecir el destino por un destello".
"Entonces", resume, "a lo que m¨¢s me ha costado renunciar es a mi serenidad y, un poco, a los cuidados excesivamente meticulosos que la casquer¨ªa m¨ªa, que es infame, exige".
Extraordinariamente celoso de su intimidad, el ex presidente de la Plataforma C¨ªvica para la Salida de Espa?a de la OTAN apenas revela alg¨²n rasgo de su cotidianeidad: "Duermo muy mal, duermo en calderilla, duermo a rachas. Y eso hace que tenga que estar mucho tiempo en la cama. ( ... ) Recibo a diario 130 cartas y 70 llamadas telef¨®nicas. ( ... ) Paso a solas 23 horas al d¨ªa".
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