El nuevo tratado de extradici¨®n con el Reino Unido no afectar¨¢ a los delincuentes brit¨¢nicos que residen en Espa?a
Los delincuentes brit¨¢nicos m¨¢s buscados por la polic¨ªa del Reino Unido, que residen en Espa?a desde hace a?os, no podr¨¢n ser entregados a su pa¨ªs pese a que ayer los representantes de los Gobiernos de Madrid y Londres intercambiaron los instrumentos de ratificaci¨®n del nuevo convenio de extradici¨®n bilateral. Con este ¨²ltimo requisito, el tratado firmado en Londres el 22 de julio de 1985 entrar¨¢ en vigor el pr¨®ximo 1 de julio. A partir de este momento, "Espa?a dejar¨¢ de ser el para¨ªso de los hombres buscados por la justicia inglesa", seg¨²n explicaron fuentes del Ministerio de Justicia.
El nuevo tratado, que no tiene efecto retroactivo, s¨®lo afectar¨¢ a las personas reclamadas por la justicia brit¨¢nica que entren en Espa?a a partir de esta fecha. Respecto a este punto, el ministro de Justicia, Fernando Ledesma, declar¨® el d¨ªa de la firma del tratado de extradici¨®n que los delincuentes que actualmente residen en Espa?a ser¨¢n perseguidos "con todo rigor" a trav¨¦s de la ley de extranjer¨ªa. Los delincuentes brit¨¢nicos que actualmente residen en Espa?a s¨®lo podr¨¢n ser entregados al Reino Unido si salen del territorio espa?ol y vuelven a entrar una vez que el tratado de extradici¨®n entre en vigor.El tratado compromete a los dos Gobiernos a entregar a los delincuentes cuando la persecuci¨®n se deba a delitos penados con m¨¢s de 12 meses de c¨¢rcel, excepto los pol¨ªticos, entre los que no se incluyen los delitos de terrorismo y el genocidio. El nuevo texto facilita el mecanismo de entrega de estas personas, que se realizar¨¢ por v¨ªa diplom¨¢tica.
Entre los miles de expedientes de personas pendientes de expulsi¨®n de Espa?a por la aplicaci¨®n de la ley de Extranjer¨ªa se encuentran los nombres de los presuntos delincuentes de los dos robos m¨¢s espectaculares ocurridos en el Reino Unido en 1983.
Los m¨¢s buscados
John Palmer, acusado por la polic¨ªa inglesa de ser el organizador del robo de un cargamento de 30 toneladas de oro (valoradas en m¨¢s de 6.000 millones de pesetas) ocurrido en noviembre de 1983, fue expulsado oficialmente de Espa?a en diciembre del a?o pasado. Palmer, que resid¨ªa en Tenerife, recurri¨® contra la expulsi¨®n, con lo que ¨¦sta qued¨® temporalmente paralizada.Los delincuentes m¨¢s buscados saben bien que el interponer un recurso paraliza temporalmente la decisi¨®n de su expulsi¨®n. El mismo ejemplo ha seguido Clifford Eric Saxe, considerado por la polic¨ªa del Reino Unido como el cerebro del golpe a la compa?¨ªa Security Express, en abril de 1983, donde se sustrajeron 6.375.205 libras (unos 1.500 millones de pesetas). Saxe vive en en Benalm¨¢dena (Costa del Sol) y tiene pendiente un recurso contra decisi¨®n gubernativa que le denegaba la residencia.
Los supuestos c¨®mplices de Eric Saxe -Jonh Fleming, Terry Conroy, James Jeffrey y Michael Reilly- que resid¨ªan habitualmente en Benidorm, se encuentran en paradero desconocido desde hace meses, seg¨²n fuentes de la polic¨ªa judicial espa?ola. Por su parte, los implicados junto con Palmer en el robo del siglo -Frederik Foreman, Jonh James Mason y Roland James Everett- tienen asimismo interpuestos sus respectivos recursos contra la resoluci¨®n de su expulsi¨®n. No es ¨¦ste el caso de otro de los acusados, como Vernon Jonh Rex, en paradero desconocido. Sobre este ciudadano brit¨¢nico pesa una orden de averiguaci¨®n de domicilio (similar a b¨²squeda y captura) a escala nacional, seg¨²n confirmaron altos cargos policiales.
Roland Knight, residente asimismo en la Costa del Sol, est¨¢ pendiente de la resoluci¨®n de una acusaci¨®n interpuesta por las autoridades espa?olas por falsificaci¨®n de documentos.
La polic¨ªa judicial espa?ola ha recibido varias visitas de polic¨ªas brit¨¢nicos, que han llegado a Espa?a siguiendo la pista de los presuntos implicados en los robos citados. La polic¨ªa brit¨¢nica ha viajado a Espa?a portando comisiones rogatorias de los jueces de su pa¨ªs. De todas formas, la ausencia de tratado de extrad¨ªci¨®n y la falta de pruebas dificult¨® enormemente las pesquisas de los investigadores.
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