Triunfo del 's¨ª' y 'neofranquismo' sociol¨®gico
La victoria de la propuesta del Gobierno en el refer¨¦ndum sobre la permanencia en la OTAN debe explicarse, desde el punto de vista sociol¨®gico, como un triunfo del neofranquismo, seg¨²n la opini¨®n del autor de este art¨ªculo, en el que se analizan las motivaciones del voto positivo y los sectores que apoyaron tal posici¨®n.
Por supuesto que, independientemente de cualquier otra valoraci¨®n pol¨ªtica, tambi¨¦n debe interpretarse el pasado refer¨¦ndum como un proceso con una amplia dimensi¨®n sociol¨®gica. M¨¢s all¨¢ de los partidos pol¨ªticos, y desligado de las consignas y propaganda de los mismos, el electorado se ha decantado -a mi modo de ver- siguiendo pautas de conducta muy ligadas a nuestro m¨¢s reciente pasado hist¨®rico. Y es que no han pasado en vano 40 a?os de franquismo. Como dijo Valeriano Bozal (EL PA?S, 28 de enero de 1986), ¨¦ste -el franquismo- "tiene un efecto social y moral m¨¢s profundo que el estrictamente pol¨ªtico".
Represalias y manipulaciones
Lo cierto es que de nuevo ha quedado bien de manifiesto toda una serie de constantes sociopol¨ªticas, tales como la presi¨®n de las posibles represalias, la manipulaci¨®n, el pesebrismo, las t¨¦cnicas de imponerse utilizando todas las posibilidades -aunque no sean lo suficientemente ¨¦ticas-, la legitimaci¨®n del poder por el poder, las adhesiones entre inquebrantables y forzadas, el miedo, etc¨¦tera, que se cre¨ªan ya superadas en un contexto democr¨¢tico. Y ello porque es evidente que por mucha democracia pluralista y parlamentaria que exista, ¨¦sta no impide la utilizaci¨®n de t¨¦cnicas manipuladoras de la voluntad popular siempre que exista una sociedad que sea receptiva para las mismas, o, lo que es lo mismo, unos sectores sociales que se rijan por semejantes par¨¢metros. El hecho es que me atrevo a sugerir, como hip¨®tesis de trabajo, que quien ha hecho triunfar el s¨ª en el pasado refer¨¦ndum es el neofranquismo sociol¨®gico que hoy persiste en nuestra sociedad, y sobre el cual se ha actuado, bajo la f¨®rmula del felipismo dominante.
Pienso que el fen¨®meno importa estudiarlo con seriedad y no despreciarlo como si fuese una ocurrencia -m¨¢s o menos ingeniosa- de alg¨²n comentarista pol¨ªtico, ya que siempre habr¨¢ de existir un determinado sustrato sociol¨®gico que permita una concreta actuaci¨®n pol¨ªtica. Y no me refiero a proyectos, metas o ideales -los fines a que se aspira-, sino a t¨¦cnicas eficaces de incidir en la opini¨®n p¨²blica y conducirla en una determinada direcci¨®n. Es decir, a manipularla. La experiencia del ¨²ltimo refer¨¦ndum sobre la OTAN es paradigm¨¢tica en este sentido.
La primera indagaci¨®n sena la siguiente: qui¨¦nes forman y qu¨¦ caracter¨ªsticas definen a este sustrato de un franquismo sociol¨®gico. Por lo pronto, nadie podr¨¢ negar que existe un extenso sector social que fue configur¨¢ndose sobre todo a lo largo de los a?os del desarrollo franquista. Se trata de unos cuantos millones de espa?oles que han sabido -y saben- aprovecharse de cualquier triqui?uela para sacar beneficio de algo, que han mejorado su nivel de vida, que no quieren saber nada de participaci¨®n pol¨ªtica, que sacralizan el poder y que sobre todo tiemblan ante cualquier cambio que pudiera poner en entredicho su seguridad social y econ¨®mica. Se pueden incluir en ¨¦l tanto rentistas como pensionistas, ocupantes de puestos tanto de la Administraci¨®n como de la pol¨ªtica oficial, incluso parados con seguro de desempleo que al mismo tiempo realizan trabajos clandestinos; es decir, tanto a clases medias como trabajadoras. Les une su desertizaci¨®n cultural-pol¨ªtica. Y les caracteriza su insolidaridad ego¨ªsta, su individualismo depredador, su hedonismo consumista. Algunos incluso viven en un mundo de valores semigansteriles en el que s¨®lo aspiran a ir sacando la mejor tajada posible de todo lo que se ponga a tiro. La comunidad como tal, y lo pol¨ªtico en general, escapa a su c¨ªrculo de intereses. S¨®lo se movilizan cuando algo se atisba que ponga en peligro el statu quo de ventajillas que les benefician. Y entonces, por supuesto, apuestan por la estabilidad del poder constituido que les garantiza ¨¦stas.
Por supuesto que ser¨ªa inexacto incluir aqu¨ª a la totalidad de los s¨ªes. Pero s¨ª a, ese amplio sector de los llamados indecisos, que no saben, aunque al final son los que deciden un resultado. El hecho es que precisamente estas extensas capas de nuestra sociedad son muy susceptibles a dejarse pasivamente coaccionar, y sobre todo a dejarse convencer por un poder que, en gran medida, se le sacraliza, y al que se cree depositario de conocer lo que nos conviene; en qu¨¦ consisten y c¨®mo mejor se sirve a los elevados intereses nacionales. Ni qu¨¦ decir tiene que esto es neofranquismo sociol¨®gico. Y ni que decir tiene tambi¨¦n que este mecanismo ha funcionado en el pasado refer¨¦ndum. En este sector tambi¨¦n se dan muchas formas de venderse, las cuales son -han sido siempre- especialmente ¨²tiles al poder constituido. No todo es manipulaci¨®n y enga?o. Siempre se ha dicho que- cada persona tiene un precio, y esto funcion¨® bastante bien a lo largo del franquismo. Hay muchos modos de tener atadas a las personas para que no adopten actitudes discrepantes en los momentos decisivos. Y en este aspecto todos tenemos ejemplos de que tal t¨¦cnica tampoco ha sido excepcional en la ¨²ltima campa?a.
Hay otro aspecto de este neofranquismo sociol¨®gico que tampoco puede pasar inadvertido. Me refiero a que en nuestra sociedad se suele decidir una opci¨®n pol¨ªtica determinada no por s¨ª misma, por lo que pueda tener de valores positivos, sino por el riesgo a que triunfe la contraria. El orden, la estabilidad, el mal menor conocido siempre gana ante la posibilidad de lo imprevisible. Por tanto, no influyen los razonamientos fr¨ªos, rigurosos, estudiados, sino los mensajes subliminares. Y posiblemente -como digo- uno de estos mensajes que tiene m¨¢s fuerza en la decisi¨®n final de voto es el riesgo que entra?ar¨ªa el triunfo de lo contrario.
El franquismo siempre utiliz¨® el fantasma de la revoluci¨®n, la subversi¨®n o el comunismo para contraponerlo a la seguridad y el orden, aunque fuese con mano dura. Y este reflejo sigue funcionando. En todas las elecciones habidas desde la transici¨®n democr¨¢tica, el franquismo sociol¨®gico no vot¨® en favor de una opci¨®n pol¨ªtica determinada, sino para que no ganase la que supon¨ªa mayores riesgos. El temor subliminar a Fraga fue un factor h¨¢bilmente utilizado por el PSOE en su triunfo de octubre de 1982. El hecho es que ahora se han manejado -a veces esperp¨¦nticamente- los peligros de todo tipo, econ¨®micos, tecnol¨®gicos, desestabilizadores, etc¨¦tera, que podr¨ªan sobrevenirnos a los pobrecitos espa?oles en el supuesto de que sali¨¦semos de la OTAN.
En definitiva, sobre este cuerpo social receptivo se ha actuado con evidente eficacia; frente al no pasar¨¢n de los cerca de siete millones de espa?oles que han resistido cr¨ªticamente la avalancha del poder, independientemente de su color pol¨ªtico. Ninguna fuerza puede ni debe rentabilizar el sentido del voto. Ha ganado solamente el poder, y se ha impuesto exclusivamente la manipulaci¨®n, actuando con mayor eficacia -a la vista est¨¢- sobre las poblaciones m¨¢s subdesarrolladas cultural y econ¨®micamente. Es doloroso decirlo, pero as¨ª ha sido. Y porque lo cierto es que aunque vivamos en una democracia representativa, pluralista, parlamentaria y se respete la normativa constitucional, no puede negarse que se han utilizado, todos los recursos del poder -sobre todo en cuanto a medios de comunicaci¨®n- no s¨®lo para desmantelar otra opci¨®n, sino para imponer los propios criterios.
Manipulaci¨®n televisiva
Y as¨ª, por un lado, la manipulaci¨®n televisiva ha llegado a l¨ªmites inauditos. Por ejemplo, en la emisi¨®n del domingo 9 presenciamos at¨®nitos el espect¨¢culo. Como ha dicho Emilio Romero, "habr¨ªa que remontarse al periodismo de los a?os cuarenta, el de la posguerra civil, para recordar escenas como esas". Y Emilio Romero tiene la suficiente experiencia como para no hablar de o¨ªdas. Y afirma: "Apareci¨® el fervor involucrado con la obediencia, y hasta el temor". O como dijo EL PA?S (editorial del 16 de marzo de 1986), "detr¨¢s de cada periodista en la pantalla hab¨ªa un fantasma de cese, de traslado, de invalidaci¨®n; una factura de amistad, de compa?erismo o de complicidad". Es decir, neofranquismo puro. La ¨²nica diferencia es que antes no se disimulaba el fervor, la adhesi¨®n inquebrantable, y ahora s¨ª; pero se manifiesta bajo otras f¨®rmulas la sumisi¨®n al poder constituido. Por otro lado, se ha actuado en esa plena coordinaci¨®n entre Gobierno-partido que fue caracter¨ªstica del Movimiento Nacional. Los protagonistas de la campa?a han sido los cargos p¨²blicos. Quiere decirse que la campa?a institucional -que debiera ser neutral- y la campa?a del partido se han identificado. ?C¨®mo distinguir a los ministros cuando actuaban desde el poder y cuando lo hac¨ªan como dirigentes del partido? Por lo que nadie podr¨¢ negar que se ha pretendido a conciencia demostrar:
1. Que el poder ten¨ªa raz¨®n y todos los dem¨¢s estaban equivocados.
2. Que se han resucitado los esloganes de otros tiempos, como son los intereses de Espa?a, y poco ha faltado por invocar el Imperio hacia Dios y la defensa de la civilizaci¨®n occidental.
3. Que se ha utilizado el miedo .a lo imprevisible, a la desestabilizaci¨®n de la democracia y a todo un conjunto de terribles males a cual peor.
4. Que se ha forzado la conciencia individual, y a sustituir la ¨¦tica de las propias convicciones por la ¨¦tica de la conveniencia y el mal menor.
5. Que se ha presionado sobre los propios militantes, y no digamos sobre todos aquellos que disfrutan de alg¨²n cargo p¨²blico. El temor a las represalias ha funcionado con evidente eficacia.
6. Que no se ha propiciado la reflexi¨®n sobre el tema a decir -defensa y seguridad, pol¨ªtica de bloques-, sino que se ha impuesto el mecanismo de la manipulaci¨®n.
En resumen, el refer¨¦ndum ha sido una amarga experiencia que, insisto, nos ha demostrado c¨®mo los h¨¢bitos de otros tiempos siguen vigentes y que existe un neofranquismo sociol¨®gico sobre el cual ha actuado con evidentes resultados el felipismo dominante.
es doctor en neurolog¨ªa y psiquiatr¨ªa y escritor.
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