El retorno de 'La marquesa'
AL MARGEN de la triste comprobaci¨®n de las considerables lagunas administrativas y funcionales que la exportac¨ª¨®n ilegal de La marquesa de Santa Cruz ha puesto una vez m¨¢s de manifiesto, el retorno del cuadro a nuestro pa¨ªs y su ingreso en el patrimonio del Estado, mediante su adquisici¨®n en seis millones de d¨®lares (unos 880 millones de pesetas), pagados en concepto de indemnizaci¨®n, supone el alivio ante una situaci¨®n insostenible.Una vez sacado el cuadro del pa¨ªs, ciertamente no se pod¨ªa hacer otra cosa que localizar su ubicaci¨®n y la identidad de sus nuevos propietarios, a los que hab¨ªa que presionar con todos los medios al alcance del Estado para que ¨¦stos no tratasen de borrar, mediante el procedimiento de r¨¢pidas compraventas, las huellas de su ilegal exportaci¨®n.
Impedida una primera operaci¨®n de venta al Museo Getty por la cantidad de 1.000 millones hace tres a?os, la actual amenaza de subasta p¨²blica, amparada con el prestigio de la firma Christie's y la dudosa honorabilidad de un testaferro, de haberse consumado hubiera significado un bochornoso precedente y la ridiculizaci¨®n definitiva de la credibilidad internacional del Estado en su papel de protector del patrimonio. Hab¨ªa, pues, que dificultar a todo trance la celebraci¨®n de la subasta, pero con ser esto importante no arreglaba el problema de fondo: el Estado hab¨ªa sido indudablemente lesionado en sus derechos, mas carec¨ªa de t¨ªtulos de propiedad sobre la obra, con lo que a la postre el tiempo acabar¨ªa dando cobertura legal a la cadena de maliciosos intermediarios. Evidentemente, la reclamaci¨®n jur¨ªdica del Estado, de no haber estado acompa?ada por una discreta gesti¨®n simult¨¢nea para la adquisici¨®n de la propiedad de la obra en litigio, estaba condenada a la larga al fracaso.
Por otra parte se suscitan en el presente caso otras dudas razonables: ?Vale La marquesa de Santa Cruz los 880 millones de pesetas que se pagar¨¢n seg¨²n el acuerdo anunciado? Vali¨¦ndolos, ?tiene sentido que el Estado, a¨²n sin una pol¨ªtica de compras coherente, se embarque en esta extraordinaria inversi¨®n aislada? Respecto al primer interrogante hay que decir que el precio de una obra lo establece el mercado, m¨¢s all¨¢ de nuestras valoraciones subjetivas, y sobre esta base no cabe duda que La marquesa de Santa Cruz hubiera superado con creces los1.000 millones de pesetas en una subasta p¨²blica celebrada en condiciones normales. Tal fue, de hecho, la cantidad aceptada hace tres a?os por el Museo Getty, y 1.100 millones era el precio de salida de la conflictiva sesi¨®n anunciada por Christie's, aunque de momento la oferta se hubiera re tra¨ªdo por el pleito planteado por la Administraci¨®n espa?ola. Ahora bien, mucho o poco, ?es leg¨ªtimo que pague 900 millones un Estado que no s¨®lo no tiene una pol¨ªtica estructurada de compras sino que tampoco posee un presupuesto digno ni siquiera para la conservaci¨®n general del patrimonio hist¨®rico-art¨ªstico? Ante este segundo interrogante cabe todo tipo de opiniones, pero lo importante aqu¨ª no es tanto el qu¨¦ o el pu¨¢nto sino el c¨®mo. Es decir, si, como parece, el Estado lo que ha hecho b¨¢sicamente es gestionar la recolecci¨®n de fondos privados y la agilizaci¨®n administrativa de los recursos propios a trav¨¦s de f¨®rmulas como la del 1% cultural, que no lesionan directamente el exiguo presupuesto que la Administraci¨®n dedica a estos menesteres, parece no s¨®lo correcta su actuaci¨®n en este caso, sino incluso la mejor de las soluciones posibles, ya que se ha dejado sentada la voluntad oficial de no permitir por omisi¨®n que un expolio quede sin respuesta eficaz, a la vez que se han abierto las puertas a f¨®rmulas nuevas de colaboraci¨®n entre entidades p¨²blicas y privadas. La nueva ley del Patrimonio Hist¨®rico ha modificado muchos de los supuestos que permitieron la exportaci¨®n impune de La marquesa de Santa Cruz. Queda, no obstante, mucho a¨²n por hacer, y es de esperar que esta desgraci ada y rocambolesca historia con final feliz sirva para que los responsables oficiales se tomen en serio un tema cuyas complejidades en absoluto se acaban con las muy confusas y dificiles circunstancias que se han detectado en esta operaci¨®n de fraudulenta exportaci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.