Una escuela que es tambi¨¦n taller
En la plaza de Getafe se arremolina cada ma?ana el numeroso grupo de los sin trabajo. Estas gentes, j¨®venes y mayores, como en dos mitades, casi han renunciado a la esperanza pero no logran resignarse con un futuro indeseado. ?ste parece un pueblo con un trabajo ingente para educadores, soci¨®logos, asistentes sociales y todo tipo de especialistas en curar esas heridas que tan profundamente sufren las sociedades atacadas por la crisis. Aqu¨ª, como en tantos sitios, falta de todo.El Ayuntamiento ha intentado aplicar varios tipos de remedios. En cuatro a?os se ha pasado de 11 colegios a contar con 35. La ciudad tiene un ambulatorio, pero otros dos est¨¢n ya a punto de estreno. Se trabaja en nuevas casas del pueblo, aunque lo m¨¢s importante siguen siendo los empleos.
Quedarse al loro
Cuando hablaba con los j¨®venes, explica Pedro Castro, ellos le dec¨ªan: "Alcalde, estudiar, para qu¨¦, si luego nos quedamos al loro". Por eso pusieron en marcha una escuela que es un taller. El Ayuntamiento ha destinado 30 millones a este empe?o, pero hay 120 millones solicitados al Instituto Nacional de Empleo y al Fondo Social Europeo, porque han sabido que el dinero de la Comunidad puede tener acomodo en pueblos como ¨¦ste.
De esta experiencia de pasar por las aulas para acabar en la f¨¢brica ya hay una primera hornada. Por ejemplo, "40 chavales" est¨¢n trabajando en pr¨¢cticas en la Siemens y hay convenios con otras empresas de la zona para ubicar a estos aprendices de productores. Aqu¨ª se raparte a partes iguales el estudio y el trabajo y se quiere premiar este esfuerzo con sueldos de 22.000 a 32.000 pesetas mensuales.
Los estudiantes de Arquitectura y Construcci¨®n tendr¨¢n la posibilidad de restaurar un oficio, secular, la antigua sede de una factor¨ªa ahora propiedad del pueblo. Tambi¨¦n se aprende el bronce y el lat¨®n, el hormig¨®n y el ladrillo, el vidrio y la forja, todas esas habilidades que luego sirven para asegurarse un salario. Y los futuros jardineros van a tener la posibilidad de constituir una cooperativa para mantener el parque municipal de Al¨®ndiga, un proyecto, que ahora centra las ¨²ltimas ilusiones de los gestores municipales.
Esta riada de proyectos tambi¨¦n conoce sus fracasos, como aquella cooperativa de chavales minados por la droga, "que no pudo ser porque fall¨® el factor humano".
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