El integrismo marca sus distancias con Gaddafi Auge del movimiento isl¨¢mico en T¨²nez
![Antonio Ca?o](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fbeac12ba-699c-4d3e-89c6-e30be1d9a86c.png?auth=74fed457e58f28ed1f5682cefdc437f0ffd7a482e0124e2212ab78e056c83af2&width=100&height=100&smart=true)
Las mujeres vestidas con pantalones vaqueros y otras ropas de moda son todav¨ªa m¨¢s que las que usan chador y vestidos negros o t¨²nicas blancas hasta los tobillos. Los cines, los night clubs, las boutiques y los grandes hoteles ocupan por el momento en la capital tunecina m¨¢s espacio que las mezquitas, pero el auge del movimiento isl¨¢mico es creciente y algunos temen que los turistas que quieran venir a T¨²nez dentro de 5 o 10 a?os tengan que olvidarse del biquini y del alcohol.
"Es la misma tendencia isl¨¢mica que existe en todo el mundo ¨¢rabe", explica Abdelfatih Muru, secretario general del Movimiento de Tendencia Isl¨¢mica (MTI), la principal fuerza de ese g¨¦nero en T¨²nez. "En el mundo ¨¢rabe se est¨¢ produciendo un proceso de descolonizaci¨®n. Al igual que hubo primero una colonizaci¨®n militar y pol¨ªtica, despu¨¦s econ¨®mica y luego cultural, nosotros hicimos primero la descolonizaci¨®n militar, despu¨¦s la econ¨®mica y ahora estamos luchando por nuestra descolonizaci¨®n cultural, para preservar nuestra personalidad y nuestra tradici¨®n ¨¢rabe-isl¨¢mica", dice.Esta pol¨ªtica es aplicada al pie de la letra por muchos j¨®venes universitarios, entre los que la implantaci¨®n del MTI y otros grupos isl¨¢micos m¨¢s radicales es comparable, seg¨²n un observador extranjero, a las de los partidos de izquierda en la universidad espa?ola en los ¨²ltimos a?os del franquismo. Un paseo por el campus universitario confirma en parte esta impresi¨®n. Los j¨®venes barbudos son mayor¨ªa en un seminario de la facultad de Derecho (la barba es tambi¨¦n aqu¨ª un claro signo subversivo, pero no sirve para identificar a los lectores de El Capital, sino a los del Cor¨¢n). Mujeres vestidas con enormes t¨²nicas blancas cierran la puerta de su laboratorio en la escuela de Ingenieros al paso del periodista.
Represi¨®n en la Universidad
Seg¨²n el profesor Mustaf¨¢ ben Jaafar, dirigente del Partido Democr¨¢tico Social, de izquierda moderada, este hecho se entiende "porque en la universidad se ha concentrado con m¨¢s fuerza la represi¨®n en los ¨²ltimos a?os".Abdelfatih Muru coincide en que sus militantes "son v¨ªctimas de la represi¨®n de los no isl¨¢micos". "Muchas j¨®venes", dice, "han tenido que dejar sus estudios porque se negaban a usar minifalda. Otros, porque llevan barba, porque van a rezar o porque no beben alcohol son reprimidos, expulsados de sus trabajos o no encuentran empleo".
Los isl¨¢micos son, desde luego, la bestia negra del r¨¦gimen de Habib Burguiba, quien despu¨¦s de muchos a?os de proclamarse l¨ªder de la modernizaci¨®n de T¨²nez, lo que aqu¨ª llaman la tunicificaci¨®n, ha tenido que ceder alg¨²n espacio, al menos en la forma, al empuje integrista. El octogenario presidente no se atreve ya, como a?os atr¨¢s, a desafiar la tradici¨®n apareciendo en televisi¨®n con un vaso de agua a su lado en pleno Ramad¨¢n.
El MTI no es un partido legalizado, pero el Gobierno consiente sus actuaciones y su secretario general tiene hoy su despacho de abogado en las puertas mismas de la Medina.
Como queriendo impresionar a su interlocutor, Abdelfatih Muru suspende la conversaci¨®n a las siete de la tarde para pasar a una habitaci¨®n contigua donde su secretario ha improvisado una mezquita para que recen su jefe y sus clientes.
Muru asegura que "el islamismo tunecino no tiene nada que ver con el de Ir¨¢n, el de L¨ªbano o el de Afganist¨¢n", aunque respeta todos ellos. "Nosotros queremos una armon¨ªa entre una cultura isl¨¢mica y la vida del siglo XX. Queremos preservar nuestra personalidad adapt¨¢ndola a las circunstancias de tiempo y espacio que nos obligan a cooperar con otras tendencias. Nunca hemos pedido una revoluci¨®n como la de Ir¨¢n por la simple raz¨®n de que esto no es Ir¨¢n. T¨²nez no es un pa¨ªs para dictaduras, incluso en nombre del islam, y adem¨¢s la nuestra es una religi¨®n de di¨¢logo". El dirigente isl¨¢mico tunecino asegura: "Nunca hemos dicho que vayamos a prohibir los pantalones a las mujeres ni que vayamos a cerrar los hoteles de los turistas; son cosas que se inventan contra nosotros".
Muru cree que su partido est¨¢ respaldado "por una mayor¨ªa" que les entiende. "Todav¨ªa hay gente hostil a nuestro movimiento", dice, "pero es gente que no conoce el islam, que cree que queremos volver al pasado, que somos fan¨¢ticos, fatalistas, que estamos contra la modernidad. Pero eso no es cierto; lo ¨²nico que tenemos en com¨²n con Ir¨¢n es la religi¨®n".
El dirigente isl¨¢mico afirma que su movimiento no tiene nada en com¨²n con Muammar el Gaddafi: "?l aplast¨® a los isl¨¢micos cuando lleg¨® al poder. Se equivocan los que crean que Gaddafi est¨¢ bien visto por el integrismo". Pese a todo, condena el ataque norteamericano contra Libia porque "es una agresi¨®n contra todo el mundo ¨¢rabe".
Muru pide para su pa¨ªs "m¨¢s representaci¨®n de todos los partidos en el Gobierno". Actualmente s¨®lo el gubernamental Partido Socialista Desturiano tiene representaci¨®n parlamentaria, como consecuencia de su triunfo por el 95% de los votos en las primeras elecciones que se celebraron en este pa¨ªs, en el a?o 1981, denunciadas por la oposici¨®n como un fraude.
Abdelfatih Muru estima que "existe un riesgo de girar hacia una dictadura". "La gente que detenta el poder", agrega, "prepara el paso hacia el posburguibismo. El ¨²nico camino para evitar una grave crisis tras la muerte de Burguiba -que tiene oficialmente 84 a?os- es el reforzamiento de las instituciones".
Mustaf¨¢ ben Jaafar, miembro del bur¨® pol¨ªtico de un partido socialdem¨®crata al que se considera mayoritario entre la oposici¨®n, manifiesta que su grupo est¨¢ dispuesto a "colaborar con los isl¨¢micos mientras acepten una pol¨ªtica de libertad que pueda integrar a todos".
"Sabemos que existen, sabemos que no son como otros movimientos isl¨¢micos en el mundo, reconocemos que tienen derecho a un espacio pol¨ªtico a condici¨®n de que act¨²en siempre como un movimiento respetuoso de las reglas democr¨¢ticas y del derecho. Condenarlos a un gueto los reforzar¨ªa y los radicalizar¨ªa", dice. La posici¨®n de Ben Jaafar es compartida por pr¨¢cticamente todos los partidos de oposici¨®n.
Existe ya en T¨²nez un incipiente movimiento shi¨ª y, seg¨²n la oposici¨®n, si se mantiene el actual atasco pol¨ªtico el islamismo lo barrer¨¢ todo.
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