Una dinast¨ªa gitana: Los Pelaos
Esta Villa y Corte en que vivimos ha tenido, y tiene, un lugar singular en el territorio flamenco. De Despe?aperros p'arriba con largueza, hay quien la ha considerado la primera provincia andaluza precisamente por su importancia en el desarrollo del arte flamenco.Hubo tiempos, y no tan remotos, en que los grandes maestros andaluces del cante, el baile o el toque hab¨ªan de triunfar en Madrid si quer¨ªan ser reconocidos en toda Espa?a. Hoy no es ya as¨ª, aunque indudablemente se mantiene entre los profesionales el prestigio del triunfo madrile?o.
Y, sin embargo, Madrid no ha dado grandes artistas propios. No con generosidad, al menos. Ha sido interesante que la Cumbre dedicara una sesi¨®n ¨ªntegra a este flamenco madrile?o, en la que ha brillado de forma esplendorosa esta dinast¨ªa gitana de Los Pelaos, que uno conoc¨ªa s¨®lo relativamente, por haber visto a alguno de sus miembros en diversos escenarios. Fa¨ªco, el actual patriarca, lo dijo all¨ª, agradeciendo las ovaciones, que era la primera vez que se reun¨ªan todos para una actuaci¨®n y que era una ocasi¨®n memorable para ellos. Lo era ciertamente, con la sala puesta en pie rindi¨¦ndoles homenaje.
Cumbre flamenca: de Lavapi¨¦s a Santa Ana
Diego Losada y el grupo Macand¨¦. Zahira al cante con Juan Carmona al toque. El Yunque al cante con Felipe Maya al toque. La Tati al baile con Salvador Suero y Manuel Palac¨ªn al cante y Pepe Moreno y Juan Mach¨®n al toque. Los Pelaos, con Gabriel Cort¨¦s, Guadiana y el Lillo al cante y Tito Losada y Pepe Toques al toque.Teatro Alcal¨¢ Palace. Madrid, 20 de abril.
Antes Fa¨ªco hab¨ªa bailado un flamenqu¨ªsimo romance por sole¨¢ con su brillantez de recursos habitual, con su gracilidad casi femenina, que a m¨ª, personalmente, no me acaba de convencer.
Y antes hab¨ªan bailado Toni y la Uchi la ca?a con grandeza y majestad, y Ricardo el Veneno, por romeras y otros aires de cantifias, con su reconocida solvencia, y todos, con Pelao Chico, y la Tere, y la Loli, y el Calentito a la guitarra, por tangos, y todos por buler¨ªas... Los primeros Pelaos vinieron de Jerez a Madrid en el siglo pasado, y ya siempre desarrollaron su baile aqu¨ª.
Se nota esa connotaci¨®n urbana en su arte, distinto ya seguramente al de sus antecesores. Se nota tambi¨¦n el aire de familia, una similar concepci¨®n del baile, determinadas actitudes muy peculiares, incluso la simple y elemental apoyatur¨¢ est¨¦tica.
Colaboraciones ajenas
Atr¨¢s tuvieron colaboraciones ajenas a la familia, destacando el excelente cante de Cort¨¦s.Y para despedirse presentaron a la ¨²ltima artista de la dinast¨ªa, una preciosa chiquilla de apenas cinco a?os, nieta de Fa¨ªco, que, adem¨¢s, apunta aptitudes de bailaora de post¨ªn. O sea que hay Pelaos para rato. Afortunadamente, sin duda.
En la primera parte hab¨ªamos visto y o¨ªdo a Diego Losada con el grupo Macand¨¦. Un conjunto de ¨¦stos que empiezan a proliferar ahora, en que sobre una base m¨¢s o menos flamenca se introducen otros ritmos y otros instrumentos, resultando un h¨ªbrido no siempre clasificable. Me qued¨®, en cualquier caso, el sonido siempre interesante de la guitarra de Diego.
Y despu¨¦s Zahira nos dio la paliza. Ten¨ªa programados tres cantes e hizo seis, y algunos interminables. Las organizaciones de espect¨¢culos flamencos tendr¨ªan que tomar alguna medida para evitar estos flagrantes abusos.
Es una insolencia, por lo menos, tomar posesi¨®n de la escena como si fuera feudo propio y duplicar el n¨²mero de actuaciones salt¨¢ndose lo contratado, los requerimientos que le hac¨ªan los regidores del espect¨¢culo desde dentro -que me consta se produjeron en esta ocasi¨®n- y los deseos de un sector mayoritario del p¨²blico.
El Yunque cant¨® bien, francamente bien. Tiene un eco muy bonito de voz, sin brillo, pero c¨¢lido, profundo. Por soleares, por tientos-tangos y por buler¨ªas estuvo notable; no tanto por grana¨ªnas. Y a su lado brill¨® un guitarrista en estado de gracia: Felipe Maya.
La Tati
Y por fin, la Tati, que revalid¨® su triunfo del a?o pasado aun teniendo que meterse antes de tiempo -y lo hizo con mucha gracia, la verdad sea dicha- porque el vestido se le rompi¨® en la espalda.Pero antes hab¨ªa dado un recital espl¨¦ndido por soleares y buler¨ªas. Y demostr¨® su enorme inventiva para crear y recrear lo inimaginable, y todo haciendo gala de un formidable sentido del humor que le vale para desdramatizar su arte, pasando de la tragedia a lo casi c¨®mico con la mayor naturalidad del mundo, como diciendo: "Aqu¨ª no pasa nada". Pas¨® una gran bailaora.
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