'La marquesa de Santa Cruz'
La noticia de que el Estado iba a abonar 900 millones de pesetas por el cuadro de Goya La marquesa de Santacruz ha soliviantado la conciencia de millones de espa?oles que a la fin y a la postre, con su trabajo y su sudor, son los que han de pagar estos 900 millones de divisas (seis millones de d¨®lares) y que sabemos servir¨¢n s¨®lo para solaceo de gentes que en su inmensa mayor¨ªa nunca han tenido necesidad de esforzarse para sobrevivir y que, por tanto, han de distraerse y gastar sus energ¨ªas visitando museos, divagando sobre pinturas, m¨²sica o deportes. Si los encargados de realizar la operaci¨®n de compra o los que la ordenan tuvieran que pagar estos 900 millones con parte de su trabajo cultivando patatas a pleno sol, o asfaltando carreteras a 60 grados en verano, o reparando m¨¢quinas en insalubres talleres, me parece tendr¨ªan m¨¢s cuidado en malversar el fruto de su sudor.El arte o el juego son buenos y no perjudican a los dem¨¢s cuando se realiza por distracci¨®n; pero es perjudicial cuando pasa al terreno de la especulaci¨®n y sobre todo cuando se hace alarde de ¨¦l promocion¨¢ndolo en, por ejemplo, interminables programas televisivos que parece que el principal m¨¦todo de vida de la sociedad es la pintura o el baile, la m¨²sica o el f¨²tbol, lo cual hace que nuestra juventud, a la que casi nunca se le hable de producir, sue?e s¨®lo en ser un Goya, un Julio Iglesias o un Maradona. Es una aut¨¦ntica calamidad nacional el que los que dirigen el meollo de la informaci¨®n televisiva no hayan tenido necesidad, ya de adolescentes, de ver a sus madres salir a fregar suelos para poderlos alimentar, o ellos mismos trabajar de aprendices en malpagados quehaceres. De haber sido as¨ª, sin duda en lugar de malgastar el tiempo en agotadoras informaciones sobre cosas superfluas dedicaran tambi¨¦n alg¨²n ratito a ense?ar en programas especializados, la forma o el m¨¦todo de producir y trabajar con m¨¢s efectividad, menos riesgo y m¨¢s satisfacci¨®n. Pero no, al parecer, para ellos, el producir bienes de consumo debe ser cosa s¨®lo de complicada tecnolog¨ªa en la que s¨®lo apretando botones ya salen las longanizas, los zapatos o los relojes japoneses. Ante tama?o desaguisado, nada es de extra?ar la innumerable legi¨®n de j¨®venes artistas fracasados ofreciendo las miserias de sus lienzos, o la m¨²sica de sus guitarras mendigando por aquellas esquinas fruto en gran parte de su sue?o de llegar a millonarios con s¨®lo pintar unos cuadros o tocar una guitarra como hicieron Goya o T¨¢rrega.
Estos 900 millones a mi entender de persona que labora desde su m¨¢s tierna infancia, son una afrenta para los que deben trabajar para s¨®lo malvivir hasta 60 horas semanales para conseguir el importe de un salario a veces inferior al m¨ªnimo de pe¨®n cual les sucede por ejemplo a la mayor¨ªa de la gente que vive en el campo y que se dedica a la ingrata tarea de alimentar a precios de saldo.-
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