El viaje de los Reyes refuerza los lazos entre las dos monarqu¨ªas y los puentes de cooperaci¨®n con el Reino Unido
Los reyes Juan Carlos y Sof¨ªa finalizan hoy una visita de Estado de cuatro d¨ªas al Reino Unido, la primera realizada por un monarca espa?ol desde 1905. Con los objetivos previstos de reforzar los lazos de amistad entre las dos monarqu¨ªas m¨¢s antiguas de Europa y tender puentes de cooperaci¨®n entre los dos pa¨ªses. Salvo unas peque?as notas discordantes en dos peri¨®dicos ultranacionalistas acerca de las menciones del Rey sobre Gibraltar, el resto de los medios de comunicaci¨®n, no s¨®lo ha informado objetivamente sobre el viaje real, sino que se ha volcado en un tipo de visita que normalmente se recibe con gran apat¨ªa por su car¨¢cter apol¨ªtico.
Dentro de la informaci¨®n televisiva de la visita, hay que resaltar que, contrariamente a lo que ocurre con otros viajes oficiales, el de los Reyes de Espa?a ha estado siempre presente en el prime time (hora de mayor audiencia) de los noticiarios nacionales en las cuatro cadenas de televisi¨®n, y que el canal cuatro de la Independent Television transmiti¨® en directo la hist¨®rica alocuci¨®n del Rey a la sesi¨®n conjunta de las dos C¨¢maras del Parlamento brit¨¢nico.En cuanto a la reacci¨®n oficial, desde la Corona al Gobierno y Parlamento, la. cordialidad ha sido la ilota dominante, y, esa cordialidad se tradujo desde que la reina Isabel, a quien don Juan Carlos llama con el apelativo cari?oso de Lilibet, invit¨® a los Spains o Espa?as, como se conoce a los monarcas espa?oles en la Corte de San Jaime, a visitar oficialmente este pa¨ªs., la primera visita real espa?ola al Reino Unido desde que Alfonso XIII se trasladara a Londres en 1905 en busca de una novia.
Tanto la reina Isabel como la reina madre expresaron su deseo de que la visita se realizara en primavera, para que los Reyes de Espa?a se alojaran en Windsor con sus anfitriones. La soberana inglesa considera al milenario castillo de Windsor como "mi casa"'.
Por su parte, el Gobierno ha estado siempre representado al m¨¢ximo nivel en todos los actos de Londres a los que han sido invitados los Reyes de Espa?a. La primera ministra, Margaret Thatcher, cuyas genuflexiones ante los soberanos espa?oles han sido de una ejecuci¨®n totalmente versallesca, ha estado en primera, l¨ªnea, a pesar de que la tormenta pol¨ªtica causada por su decisi¨®n de permitir la utilizaci¨®n de los aviones norteamericanos estacionados en el Reino Unido contra Libia la tuvo ocupada todo el tiempo.
Por lo que respecta al Parlamento, no se recuerda. en los anales del palacio de Westiminster una intervenci¨®n del speaker (presidente) de la C¨¢mara de los, Comunes en la que se haya terminado utilizando otro idioma que el ingl¨¦s. El veterano Bernard Weatherill, que recientemente visit¨® Espa?a invitado por su hom¨®logo espa?ol Gregorio Peces-Barba, termin¨® su discurso con un vibrante "Viva el Rey" y "Viva Espa?a" en la lengua de Cervantes. Los cerca de 400 parlamentarios, en representaci¨®n de los lores y los comunes, entre los que se encontraban tres antiguos primeros ministros: Harold Wilson, Edward Heath y James Callaghan, aparte de Margaret Thatcher, se saltaron igualmente la tradici¨®n a la torera con un aplauso espont¨¢neo cuando el lord canciller y presidente de la C¨¢mara de los Lores, Lord Hailsham of St. Marylebone, record¨® el papel desempe?ado por el Rey el 23 de febrero de 1981 y le llam¨® "guardia y depositario de la Constituci¨®n espa?ola".
La visita real ha tenido tres clases de actividades perfectamente delimitadas. El primer d¨ªa estuvo dedicado plenamente a su anfitriona, la reina Isabel, y los miembros de la familia real brit¨¢nica y los Reyes de Espa?a no abandonaron su residencia del castillo de Windsor en todo el d¨ªa. Por la noche, cena de gala ofrecida por la reina Isabel y el duque de Edimburgo a los reyes Juan Carlos y Sof¨ªa. Discursos protocolarios donde ambos soberanos recuerdan los lazos familiares y el Rey hace por primera vez referencia a Gibraltar sin nombrar a la colonia.
La pol¨ªtica fue la protagonista del segundo d¨ªa de la estancia de los Reyes, con un almuerzo ofrecido a los soberanos por la se?ora Thatcher en nombre del Gobierno en el n¨²mero 10 de Dowining Street, residencia oficial de los primeros ministros brit¨¢nicos, y una alocuci¨®n de don Juan Carlos al Parlamente brit¨¢nico, sin duda el acto m¨¢s importante de su viaje. Contrariamente a las especulaciones de algunos medios espa?oles, no hubo ning¨²n aparte entre la se?ora Thatcher y el Rey de Espa?a para tratar de Gibraltar ni de ning¨²n otro asunto pol¨ªtico, cosa que hubiera sido impensable por parte de la primera ministra brit¨¢nica, que se conoce la Constituci¨®n al dedillo y sabe que la pol¨ªtica la marcan los gobiernos y no los reyes constitucionales.
El discurso del Rey de Espa?a en la Royal Gallery del palacio de Westminster ser¨¢ sin duda uno de los m¨¢s importantes de su reinado.
El espect¨¢culo del Rey hablando en el Parlamento brit¨¢nico fue hist¨®rico no s¨®lo por ser la primera vez, sino por su significaci¨®n dada la historia de los dos pa¨ªses. No hay que olvidar que, por ejemplo, sobre la Armada Invencible o spanish armada se han escrito en este pa¨ªs m¨¢s libros que sobre las dos guerras mundiales.
El Rey no defraud¨®. Trat¨® con altura de estadista la historia de ambos pa¨ªses y sus enfrentamientos, uno de cuyas consecuencias fue Gibraltar. Don Juan Carlos manifest¨® que las conversaciones en curso constituyen un paso adelante, pero que no son bastante, y lanz¨® un reto a la imaginaci¨®n de los dos pa¨ªses para que est¨¦n a la altura de las circunstancias y conviertan una sombra en un signo de armon¨ªa.
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