Vittoria, una orgullosa localidad italiana que no se resigna a convivir con los misiles nucleares
Un monje budista de nacionalidad japonesa y la bandera con los colores del arco iris que ondea ante las ventanas de la sede del Comit¨¦ Unitario para el Desarme y la Paz (Cudip), en la localidad siciliana de Comiso, son los ¨²nicos residuos de los campamentos pacifistas internacionales que, entre 1981 y 1983, establecieron su cuartel general en este lugar para impedir la instalaci¨®n de 112 misiles de crucero. La mayor¨ªa de los habitantes de Comiso observaron entonces con indeferencia los desfiles de los que dec¨ªan no a la base y viv¨ªan como vagabundos.
El pasado d¨ªa 16, tras la sorpresa causada por el ataque libio contra Lampedusa, el alcalde, los sindica tos, el clero y la mayor¨ªa de los que hasta ahora miraban desde las ventanas de su casa salieron a la calle para manifestarse a favor de la paz. A unos cinco kil¨®metros de la base donde se hallan estacionados los 112 misiles de crucero de la OTAN -cada uno de los cuales posee un poder de destrucci¨®n 10 veces mayor que la bomba que arras¨® Hiroshima-, unos carteles amarillos anuncian al viajero que se halla en zona desnuclearizada. Son los estandartes de guerra de Vittoria, una ciudad de 55.000 ha bitantes que, con orgullo, afirma que a¨²n no se han resignado a con vivir con los misiles nucleares.
Lazos de hermandad
"Lo llevamos en la sangre, porque este pueblo se constituy¨® con los marginados y perseguidos de Sici lia", afirma uno de los habitantes de Vittoria. "Por eso, durante la guerra, el ¨²nico n¨²cleo de resisten cia al fascismo en Sicilia se centr¨® aqu¨ª", a?ade. La localidad, que se halla bajo administraci¨®n comunista, tiene lazos de hermandad con la ciudad espa?ola de San Fernando de Henares. "Y adem¨¢s, la fundadora del pueblo, Vittoria Colonna, est¨¢ enterrada en Valladolid", afirma con hospitalidad su alcalde, Paolo Molenno.
M¨¢s all¨¢ de Vittoria, a s¨®lo 15 kil¨®metros, entre unas tierras cultivadas con vi?as y naranjos, se halla Comiso, la tierra de los resig nados. Sus 29.000 habitantes son, en su mayor¨ªa, campesinos acos tumbrados a una vida dura y que dif¨ªcilmente se dejan llevar por las emociones.
Seg¨²n afirma el alcalde socialista de Comiso, Rosario La Perna, es gente pr¨¢ctica que s¨®lo piensa en su trabajo y que considera que los problemas referentes a la defensa corresponden exclusivamente al Gobierno y al Parlamento en Roma. Por eso el movimiento pacifista no cal¨® en Comiso.
"Ahora, sin embargo, las cosas est¨¢n cambiando", afirma La Perna. "El ataque contra Lampedusa ha demostrado que nuestras costas no son tan inexpugnables como se dec¨ªa; el que unos misiles puedan escapar del control de los radares hace que la gente se replantee la utilidad de todas estas instalaciones militares", a?ade La Pema.
"En Comiso no hemos huido hacia las grutas, como en Lampedusa, pero los recientes acontecimientos han creado una motivaci¨®n real para la defensa de la paz en Comiso y en toda Sicilia", afirma La Perna.
En Comiso y Vittoria se han plasmado las divisiones de la izquierda italiana respecto a la cuesti¨®n del desarme. Todo empez¨® cuando, el 7 de agosto de 1981, el entonces jefe de Gobierno italiano, Giovanni Spadolini, anunci¨® la elecci¨®n de Comiso para la construcci¨®n de la base en la que se deb¨ªan instalar los 112 misiles de crucero destinados a equilibrar, en Italia, el despliegue de los SS-20 sovi¨¦ticos.
La fertilidad de Sicilia
La decisi¨®n se hab¨ªa adoptado ya en enero, aunque el Gobierno italiano lo neg¨® durante esos meses, para no comprometer los resultados de las elecciones regionales en Sicilia.
La decisi¨®n, seg¨²n Spadolini, fue un¨¢nime y r¨¢pida por considerarse que Comiso, uno de los lugares m¨¢s f¨¦rtiles de Sicilia, era un paraje desolado e improductivo.
Comiso, de esta forma, se preparaba a formar parte del arsenal militar distribuido por toda Sicilia y que ha valido a esta isla el calificativo de portaviones del Mediterr¨¢neo.
La isla, que tiene unos cinco ni?llones de habitantes, cuenta con unos 17.000 soldados italianos y otros 5.000 norteamericanos.
Es base clave para la VI Flota norteamericana y las fuerzas de despliegue r¨¢pido estadounidenses; la base de Sigonella, una de las muchas que hay aqu¨ª, se ha convertido en el eje del frente sur de la Alianza Atl¨¢ntica.
En Sicilia, el pasado d¨ªa 16 hubo miedo. En algunas localidades los escolares no fueron al d¨ªa siguiente al colegio, e incluso se suprimi¨® un encuentro deportivo entre dos pueblos, alegando "la actual situaci¨®n b¨¦lica".
"Aqu¨ª, en Sicilia, las bases crecen como hongos, sin que te des cuenta", afirma un habitante de la ciudad de Ragusa. "F¨ªjate en Noto, donde cre¨ªa que se estaba construyendo un centro tur¨ªstico y luego result¨® ser una instalaci¨®n de radar para los militares de la Alianza Atl¨¢ntica".
La primera protesta regional tras el ataque
Miles de personas participaron en la primera manifestaci¨®n celebrada ayer en Sicilia a nivel regional tras el ataque efectuado por Libia contra la isla de Lampedusa. La manifestaci¨®n se desarroll¨® en la ciudad de Catania y cont¨® con el apoyo del Ayuntamiento democristiano de la ciudad, los partidos socialista, liberal, socialdem¨®crata y comunista, y los grupos pacifistas.El acto estaba convocado para las 9.30. A esa hora, un escaso centenar de personas eran las ¨²nicas presentes en la plaza. Un miembro de los comit¨¦s pacifistas mov¨ªa la cabeza preocupado. "El miedo ha pasado y la gente ha vuelto a sus cuevas". El ¨²nico que manten¨ªa unaabierta sonrisa era Morashita, el monje budista de Comiso que exhib¨ªa un estandarte violeta con un escrito en japon¨¦s. "Es el comienzo de una oraci¨®n a favor de la paz", explicaba a los curiosos.
Seg¨²n fue avanzando por las calles del centro de Catania, la manifestaci¨®n se fue engrosando con la afluencia de numerosos habitantes de la ciudad. Los manifestantes lanzaban gritos contra la OTAN, el Pacto de Varsovia, Ronald Reagan, el terrorismo y la guerra.
La multitud lanz¨® gritos especialmente ofensivos al pasar ante un palacio donde el actual ministro de Defensa, Giovanni Spadolini (presidente del Gobierno cuando se inici¨® la construcci¨®n de la base de Comiso), estaba celebrando- una reuni¨®n.
La manifestaci¨®n concluy¨® con una serie de intervenciones en las que se subray¨® la necesidad de ampliar los lazos de amistad entre Italia y los dem¨¢s pa¨ªses del Mediterr¨¢neo.
Los organizadores calificaron el acto de "¨¦xito". El presidente del CUDIP, Giacomo Cagnes, expres¨® su satisfacci¨®n por los resultados del acto, aunque dijo: "Se ha terminado el tiempo de los grandes desfiles multitudinarios; ahora nuestra misi¨®n es la de sensibilizar e informar a la opini¨®n p¨²blica".
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