El 'asunto Waldheim'
HACE UNAS semanas, por sorpresa, estall¨® la noticia de que el Congreso Mundial Jud¨ªo ten¨ªa pruebas de que Kurt Waldheim, actual candidato democristiano a la presidencia de la Rep¨²blica de Austria y antiguo secretario general de las Naciones Unidas, hab¨ªa tomado parte en cr¨ªmenes de guerra con el ej¨¦rcito hitleriano. Desde entonces han sido numeros¨ªsimas las investigaciones y las declaraciones. De los muchos hechos sorprendentes que han salido a la luz, no es el menor el que precisamente en los archivos de las Naciones Unidas se encuentran los principales documentos que atestiguan la responsabilidad, m¨¢s o menos directa, de Waldheim en cr¨ªmenes de guerra. En todo caso, el asunto ha adquirido una dimensi¨®n pol¨ªtica, en un doble sentido: uno, ligado al pasado; otro, al porvenir. En primer lugar, ?c¨®mo ha podido ocupar el primer puesto de la Secretar¨ªa de la ONU una persona con esos antecedentes, conservados adem¨¢s en los propios archivos de la ONU? En segundo lugar, ?qu¨¦ consecuencias puede acarrear para Austria tener un presidente tan quebrantado en su prestigio, y no s¨®lo por las revelaciones hechas, sino por su propia actitud al falsear su pasado?En sus biograf¨ªas oficiales, Waldheim hab¨ªa dicho que despu¨¦s de ser herido se hab¨ªa retirado del ej¨¦rcito en 1941; hoy ¨¦l mismo ha reconocido que no es as¨ª; perteneci¨® a la divisi¨®n Prinz Eugen, responsable de cr¨ªmenes terribles, principalmente contra los guerrilleros yugoslavos. Waldheim empez¨® diciendo que era simplemente int¨¦rprete, pero parece demostrado que fue oficial, con misiones de enlace o ligado a los servicios especiales, seg¨²n unas u otras fuentes. Yugoslavia lo hab¨ªa colocado en la lista de criminales de guerra cuya extradici¨®n hab¨ªa decidido pedir. Otras acusaciones indican su relaci¨®n con las deportaciones de jud¨ªos de Sal¨®nica a los campos de exterminio. En todo caso, ?c¨®mo explicarse que Waldheim fuese elegido por aclamaci¨®n por la Asamblea de la ONU en diciembre de 1971, despu¨¦s de tres sesiones secretas del consejo de seguridad en las que otros candidatos fueron eliminados por el veto de uno u otro de los cinco miembros permanentes, EE UU, URSS, China, Francia y el Reino Unido? ?Por qu¨¦ Yugoslavia, estrechamente ligada a la URSS en los a?os en que se hacen las listas de criminales de guerra, no llev¨® adelante la demanda de extradici¨®n contra Waldheim? Una explicaci¨®n que no se puede descartar es que la URSS le acept¨® porque ten¨ªa, con esa p¨¢gina negra de su pasado, una forma eficaz de presionarle. Pero nuevos datos indican que otros pudieron tener iguales motivos: el antiguo ministro de Exteriores de Austria Karl Gruber, que tuvo a Waldheim corno secretario particular, ha dicho -en una declaraciones en defensa de ¨¦ste- que no descarta que Waldheim haya estado ligado a los servicios secretos de EE UU en el per¨ªodo de posguerra. En todo caso, mientras la Prensa sovi¨¦tica no habla para nada del caso Waldheim, la actitud norteamericana parece endurecerse: existe una propuesta, a¨²n no confirmada, de incluirle en una lista de personas que no pueden entrar en EE UU por su participaci¨®n en cr¨ªmenes nazis. En cualquier caso, un esclarecimiento objetivo y a fondo es fundamental, precisamente para defender el prestigio de las Naciones Unidas.
En este ambiente absolutamente sin precedente se presenta la elecci¨®n presidencial en Austria, que tendr¨¢ lugar el 4 de mayo. Waldheim, a pesar de que se ha visto obligado a reconocer que hab¨ªa falseado su biograf¨ªa, si bien niega participaci¨®n en cr¨ªmenes de guerra, est¨¢ utilizando con arrogancia la puesta al descubierto de su pasado. "Nosotros, austr¨ªacos, escogeremos al que nosotros querernos", es ahora la consigna de sus partidarios. Exalta as¨ª el nacionalismo y sigue en cabeza de los sondeos. Hay que recordar que los sectores conservado res de Austria colaboraron activamente con el hitlerismo , y Waldheim en cierto modo est¨¢ justificando, con su caso personal, ese pasado; incluso ha sacado a relucir el argumento de que tambi¨¦n los aliados cometieron cr¨ªmenes. Es obvio que el pueblo austriaco va a elegir a su presidente con absoluta libertad. Pero no cabe duda de que, con su ambici¨®n, tozudez y descaro, Waldheim puede causar un grave da?o a su pa¨ªs. Una mayor¨ªa puede otorgar un cargo, pero no lavar un pasado. Nadie discute su derecho a defenderse ante acusaciones que considera falsas, pero eso solamente puede hacerlo, limpiamente, como persona particular. En la medida en que insiste en ser presidente de la Rep¨²blica, su desprestigio inevitablemente recaer¨¢ sobre su pa¨ªs. Organismos de alto prestigio han declarado ya que mientras Waldheim sea presidente no aceptar¨¢n ser presididos por ¨¦l. No ir¨¢n, pues, a Viena, y, por lo mismo, sus viajes al extranjero ser¨¢n sumamente conflictivos. Es algo que Austria no debe permitirse, precisamente por ser un pa¨ªs neutro, cuyo gran papel internacional depende en gran medida de la exquisitez con que ha sabido ser puente y guardar un equilibrio dif¨ªcil entre posiciones encontradas. Sin duda sufrir¨ªa Austria, pero tambi¨¦n los esfuerzos hoy tan necesarios por intensificar la comunicaci¨®n intereuropea.
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