La acorazada de picar refuerza sus defensas

La acorazada de picar, fuerza de choque de las cuadrillas para liquidar el primer tercio y el toro, sacaban ayer sus efectivos con las defensas reforzadas. Se ve que su ambici¨®n de poder no tiene l¨ªmite. Los percherones, en vez de un peto llevaban dos petos. Por fuera, el de siempre, que se ve; oculto debajo de este, los manguitos, que eran inmensas calzonas guateadas para cubrir las patas de los caballos.

Aupados en semejante catafalco, est¨¢ claro que los picadores pueden desarrollar su potencia de fuego a placer. Dejaban que los novillos se medio aturdieran con el topetazo contra el doble peto, donde dejaban metidas sus cabecitas, y eleg¨ªan sitio para taladrar. Sol¨ªa ser, de los lomos, la parte de atr¨¢s y baja. Se tomaban el tiempo que hiciera falta, tanteando con la punta de la puya el blando, y cuando lo encontraban, all¨ª hund¨ªan el hierro, hasta las entra?as.

Los novillos llegaron en su mayor¨ªa asustadizos, probones e inciertos, y analistas eruditos lo achacar¨¢n a sus carencias de bravura. Hombre, no, tambi¨¦n usted se quedar¨ªa asustadizo, prob¨®n e incierto si le metieran un puyazo en los blandos. Los novillos, terciados pero con trap¨ªo, cuando se ve¨ªan supervivientes del primer tercio, ya estaban arrepentidos de haber visitado Madrid y quer¨ªan irse.

De torear, no quer¨ªan absolutamente nada y amagaban las embestidas, o las recorr¨ªan hasta la mitad, o claramente se iban al bulto. Tampoco es que fueran muy expertos los novilleros para desenga?arles, y demostrarles con el se?uelo de una muleta, bien presentada, en su terreno, que la vida es hermosa y embestir hurri¨ªllado y por derecho es lo, que permite gozarla.

El tercero sac¨® mayor nobleza que sus hermanos, y a ese lo lance¨® bien de capa el debutante portugu¨¦s Rui Bento Vasques -Rui Vasques en la orden-, lo banderille¨® animoso y desigual, y en los ayudados, coronados con un primoroso cambio de mano, le hizo el toreo bueno que gusta a las aficiones m¨¢s exigentes. Faena adelante, que result¨® demasiado larga, Rui Vasques luci¨® en redondos de largura, y temple, y en los pases de peche, y se repuso con mucha entereza de un derrote que le levant¨® los pies del suelo.

Al sexto lo recibi¨® a porta gayola, reuni¨® los partes de banderillas y la faena de muleta yano pudo existir, por los parones del novillo. Algo parecido le ocurri¨®, a Gallito de Alfaro, que ensayaba toreo cl¨¢sico sin mucha rnadurez de recursos para aplic¨¢rselo a ganado tan tundido, y, a Carmelo, que estuvo valiente, sufri¨® un volteret¨®n, y no logr¨® sacar partido de sus atribulados enemigos. La pr¨®xima ser¨¢ mejor, con permiso de la acorazada de picar, cuya ambici¨®n de peder no conoce l¨ªmites, mientras la resistencia de los toros s¨ª lo tiene.