EE UU logra que Europa condene a Libia por sus conexiones terroristas

Viene de la primera p¨¢ginaDespu¨¦s de una cena de trabajo, la noche del domingo, los jefes de Estado o de Gobierno encargaron a los expertos la redacci¨®n de un compromiso en el cap¨ªtulo de la lucha antiterrorista. La firmeza de la delegaci¨®n brit¨¢nica que, a iniciativa de la primera ministra, Margaret Thatcher, insisti¨® en que deb¨ªa figurar el nombre de Libia en la declaraci¨®n final, y la flexibilidad en la postura del presidente franc¨¦s a la hora de aceptar el bombardeo norteamericano sobre Libia como un hecho consumado, contribuyeron a que, finalmente, existiera este compromiso en el comunicado final, a pesar de cierto retraso en su redacci¨®n.

La clave del acuerdo entre estadounidenses y brit¨¢nicos, por un lado, protagonistas de la l¨ªnea dura, y los representantes de Francia e Italia, por otro menos entusiastas en condenar abiertamente a Libia, fue que EE UU cediera en su exigencia de nuevas sanciones econ¨®micas globales contra Libi y el cese de compras de petr¨®leo libio por pa¨ªses europeos, a pesar de que Washington ha anunciado que las compa?¨ªas petroleras norteamericanas que operan en Libia deber¨¢n clausurar sus actividades ,el 30 de junio.

La declaraci¨®n de la cumbre de Tokio contra el terrorismo, adem¨¢s de condenar a Libia, lanza serias advertencias contra otros pa¨ªses -aun sin nombrarlos- y adopta la coordinaci¨®n de una serie de medidas entre los firmantes tales como la prohibici¨®n de exportar armas a pa¨ªses supuesta mente patrocinadores de acciones terroristas, la limitaci¨®n de actividades diplom¨¢ticas, el rechazo a la entrada a las personas, incluidos diplom¨¢ticos, de pa¨ªses vinculados con acciones terroristas, la mejora de los procedimientos de extradici¨®n, la exigencia de visados y una coordinaci¨®n lo m¨¢s estrecha posible entre las polic¨ªas y los servicios de seguridad de los pa¨ªses para defenderse del terrorismo.

Si en la declaraci¨®n sobre el terrorismo internacional la delegaci¨®n norteamericana alcanz¨® un ¨¦xito innegable en la segunda declaraci¨®n relativa al accidente nuclear sovi¨¦tico, las posiciones fueron m¨¢s moderadas de lo que cab¨ªa esperar.

Los siete pa¨ªses de la cumbre aprueban "con satisfacci¨®n" que Mosc¨² acepte tratar sobre el accidente con el director general de la IAEA (Agencia Internacional para la Energ¨ªa At¨®mica), y recuerda la responsabilidad de todos los pa¨ªses en facilitar r¨¢pida y dejallada informaci¨®n en caso de emergencia nuclear o accidente, recordando que cada uno de los pa¨ªses firmantes de la declaraci¨®n cumplir¨¢n tales principios.

El tono relativamente conciliador hacia la URSS se mantiene igualmente en la tercera declaraci¨®n de la cumbre, relativa a asuntos pol¨ªticos, al recordar la necesidad de continuar el di¨¢logo Este-Oeste -en particular, en el cap¨ªtulo de negociaciones para el control y reducci¨®n de armas estrat¨¦gicas-, el apoyo a una futura cumbre Reagan-Gorbachov y, en otro orden de cosas, la condena al r¨¦gimen racista de ?frica del Sur, el an¨¢lisis sobre la situaci¨®n en Oriente Pr¨®ximo y la lucha internacional contra la droga.