La soluci¨®n del desarme nuclear
En la conferencia de desarme de Ginebra asistimos al bloqueo, por parte de la delegaci¨®n norteamericana, de los esfuerzos por constituir un comit¨¦ especial para negociar la prohibici¨®n de las pruebas nucleares.Para comprender m¨¢s a fondo los motivos que producen esa actitud es necesario remontarse a los antecedentes hist¨®ricos del problema. Particularmente, a las negociaciones tripartitas entre EE UU, la URSS y el Reino Unido hacia 1980. En esas negociaciones (en las que yo encabezaba la delegaci¨®n sovi¨¦tica) se lleg¨® a una situaci¨®n que nos aproxim¨® mucho al logro de un acuerdo. Pero, sin explicar los motivos, la parte norteamericana suspendi¨® las negociaciones y disolvi¨® su delegaci¨®n. En 1982, EE UU expuso su nueva posici¨®n hacia el cese de las pruebas nucleares, conforme a la cual la prohibici¨®n de las mismas se proclamaba problema duradero que, a juicio de la Administraci¨®n de EE UU, se deb¨ªa resolver solamente en el contexto general del problema del desarme. De hecho, esto significaba la renuncia a suspender las pruebas, y los portavoces norteamericanos no lo ocultaron. Al intervenir en el comit¨¦ para el desarme en febrero de 1982, E. Rostow -entonces director de la agencia norteamericana de control de armamentos y de desarme- declar¨®: "No creemos que este a?o la prohibici¨®n de todas las pruebas corresponda a mitigar el peligro que lleva impl¨ªcito el arma nuclear".
Estados Unidos se niega a cesar las pruebas nucleares y pone ahora tres reservas que, vistas de cerca, son contradictorias, mientras una de ellas, de hecho, excluye el cese de las pruebas. Estas reservas son las siguientes: 1. Vincular el cese de las pruebas con las medidas de desarme nuclear. 2. Resolver el problema del control. 3. Las pruebas son necesarias para conservar el papel de factor disuasivo del arma nuclear.
A decir verdad, la ¨²ltima reserva ha de figurar en el primer lugar. Anula, de hecho, las dem¨¢s. Puesto que EE UU no se propone renunciar al concepto de la disuasi¨®n nuclear, que utiliza para seguir espoleando la carrera de armamentos nucleares, evidentemente no tiene sentido hablar de ciertas condiciones de cese de las pruebas nucleares. Surge la pregunta de qu¨¦ tendr¨¢ que ver con ello el problema del control, si EE UU declara sin ambages su intenci¨®n de proseguir las pruebas nucleares para perfeccionar el nuclear y conservar su eficacia.
Veamos la vinculaci¨®n de las pruebas nucleares con el desarme nuclear. Ya en la d¨¦cada de los cincuenta el problema de las pruebas nucleares comenz¨® a figurar como medida independiente en materia de limitar las armas nucleares, porque podr¨ªa devenir medio efectivo y controlable con seguridad para limitar tales armas. Ahora la Casa Blanca declara que las pruebas son necesarias para aumentar la confianza en la fiabilidad del arma nuclear.
Y es as¨ª, pero el cese de las pruebas coloca a EE UU y a la URSS en una situaci¨®n completamente equitativa. ?Por qu¨¦ nosotros, la URSS, no tememos que disminuyan la fiabilidad y confianza en el estado operacional del arma nuclear a condici¨®n de que cesen las pruebas, mientras EE UU lo teme? La respuesta es sencilla: porque la fiabilidad del arma nuclear tiene especial significado para asestar el primer golpe.
Ambicioso programa
No estar¨¢ de m¨¢s recordar que el 15 de enero pasado la Uni¨®n Sovi¨¦tica promovi¨® un ambicioso programa con miras a limitar y reducir las armas nucleares y eliminarlas por completo para el a?o 2000. Parte org¨¢nica de este programa es la propuesta de prohibir las pruebas nucleares. Pero las recientes explosiones nucleares de EE UU demuestran claramente la renuncia de este pa¨ªs a utilizar la posibilidad de detener la carrera de armamentos nucleares.
Quisiera recordar que los problemas del control y verificaci¨®n son esenciales para crear confianza entre la URSS y EE UU. La Uni¨®n Sovi¨¦tica est¨¢ dispuesta a completar los medios t¨¦cnicos nacionales de control con las medidas m¨¢s rigurosas de verificaci¨®n, comprendida la inspecci¨®n sobre el terreno. Por ejemplo, EE UU propuso que expertos de nuestros dos pa¨ªses se re¨²nan para examinar cuestiones de la verificaci¨®n, y nosotros lo aceptamos. Conjuntamente con expertos norteamericanos, podr¨ªamos puntualizar muchos detalles t¨¦cnicos si EE UU declara firme y concretamente su disposici¨®n a cesar las pruebas de armas nucleares y reiniciar sin demora los preparativos de un di¨¢logos sobre la prohibici¨®n completa de las pruebas de armas nucleares.
Pero no queremos, naturalmente, participar en las explosiones experimentales norteamericanas como d¨¢ndoles nuestra bendici¨®n. No queremos ni podemos enga?ar a la opini¨®n p¨²blica mundial. Si de veras hay deseo de realizar medidas en materia de cese de las pruebas nucleares, hay que sentarse a la mesa de las negociaciones.
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