Un vasto espacio
Un a?o mas, su Concurso Nacional, cuya primera edici¨®n gan¨® en 1964, confiere a C¨®rdoba un peso y un protagonismo que no tuvo anta?o en el arte flamenco ese vasto espacio musical cuya edad de oro qued¨® lejos y que, en aras de un prestigio perdurable, motivar¨ªa a Glinka y a Ravel, a Sergent, Picasso o Falla, a Rilke o Garc¨ªa Lorca.La verdad es que, hasta hace dos d¨¦cadas, y aun contando con algunos nombres notables y con ciertos estilos y sellos propios, C¨®rdoba no asum¨ªa en el mapa flamenco el significado que hoy con justicia asume y que, de alg¨²n modo, ha alineado a la ciudad califal junto a las mecas tradicionales: una Sevilla, un C¨¢diz, un Jerez...
Alentado en principio por la fervorosa exigencia del poeta y flamenc¨®logo cordob¨¦s Ricardo Molina, es al Concurso a quien, sin duda, debe atribuirse el alza de C¨®rdoba en la historia contempor¨¢nea del flamenco. En realidad, aquel c¨¦lebre certamen granadino que, por gesti¨®n de voluntades ilustres y tempraneando los a?os veinte, concitara a las minor¨ªas culturales espa?olas, apenas paso de idea luminosa y reivindicadora, de importante pero aislado y deficiente intento, al que, casi medio siglo despu¨¦s, el Concurso de C¨®rdoba ampl¨ªa, corrige y lleva a sus. mejores consecuencias: restituci¨®n de la pureza y la verdad flamencas, promoci¨®n de nuevos valores, honra de grandes veteranos, manifiestos o ensombrecidos.
Un papel rector que el actual municipio cordob¨¦s no descuida y que, aparte de ir d¨¢ndole a la ciudad una llave de oro que antes no era suya, ha animado el cotarro jondo de C¨®rdoba y su entorno. En efecto, creadores e int¨¦rpretes, cr¨ªticos y pe?as, vienen proliferando en el solar de S¨¦neca y de Averroes, hasta colocarlo entre aquellos que se repart¨ªan el pan y la sal del flamenco.
No es f¨¢cil, por supuesto, sostener y renovar la vitalidad del ensolerado Concurso cordob¨¦s. El cambio de los tiempios y la rutina de los esquemas acechan siempre a estas emmpesas. Pero lo cierto es que, hasta hoy, los organizadores de lo de C¨®rdoba han logrado rriantener en salud el prop¨®sito y, la eficacia del certamen mediante un respeto a las pautas b¨¢sicas que desde sus comienzos lo rigieron: el rigor y un s¨®lido clasicismo, atento sin embargo a mesuradas novedades y, evoluciones en el triple campo del cante, el baile y el toque.
Entre el fulgor plural de la primavera cordobesa y cara al Concurso 86, la afici¨®n volver¨¢ al suspense del secular preg¨®n de loter¨ªa: ?hoy sale!
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