Shultz promete a la presidenta filipina acelerar la entrega de la ayuda econ¨®mica de EE UU
La escala de 26 horas en Manila realizada ayer por el secretario de Estado norteamericano, George Shultz, de regreso hacia Washington tras la cumbre de Tokio, ha servido para confirmar el apoyo de la Administraci¨®n estadounidense del presidente Ronald Reagan al nuevo Gobierno filipino, que dirige Coraz¨®n Aquino. Shultz prometi¨® acelerar la entrega de la ayuda econ¨®nica norteamericana a Manila -200 millones de d¨®lares (unos 28.000 millones de pesetas), pendiente de su aprobaci¨®n por el Congreso-, pero no se mostr¨® optimista sobre la posibilididad de que sea incrementada.
"Su triunfo ha ganado el respeto y la admiraci¨®n en todas partes entre los amantes de la libertad", dijo Shultz a Cory Aquino, confirmando el total apoyo de la Administraci¨®n Reagan al nuevo Gobierno de Filipinas. Pero, frente a las buenas palabras de Washington, Aquino, sometida cada d¨ªa a mayores tensiones en su intento de estabilizar la ca¨®tica situaci¨®n del posmarquismo, esperaba hechos concretos que se tradujeran, sobre todo, en una ayuda financiera capaz de estimular la recuperaci¨®n de la econom¨ªa filipina. Aquino manifest¨® a Shultz que consideraba insuficiente la ayuda.En sus conversaciones en Manila, Shultz intent¨® tambi¨¦n diluir las dudas que pudo originar la conservaci¨®n privada entre Reagan y el depuesto presidente filipino Ferdinand Marcos, celebrada durante la escala de Reagan en Hawai, camino de la cumbre de Tokio. Fue una comunicaci¨®n que enrareci¨® un tanto el ambiente entre Washington y Manila -a¨²n cuando Reagan telefone¨® a Aquino, por vez primera, para informarle de su conversaci¨®n con Marcos- en un momento en que cada vez son m¨¢s numerosas en Manila las manifestaciones en favor de Marcos entre los seguidoes de ¨¦ste.
Marcos se vio obligado a abandonar el pa¨ªs el pasado 26 de febrero ante el levantamiento del pueblo filipino y, sobre todo, por el golpe militar que protagoniz¨® su ex ministro de Defensa -y hoy titular de la misma cartera-, Juan Ponce Enrile, y el jefe del Alto Estado Mayor, general Fidel Ramos.
Otro de los puntos de litigio entre filipinos y estadounidenses es la petici¨®n de Estados Unidos de que Manila conceda un pasaporte a Marcos, como paso previo a que el ex dictador y su esposa, Imelda, puedan abandonar el exil¨ªo forzado en la isla de Hawai. El Gobierno de Cory Aquino se niega, por temor a que Marcos pueda utilizar libremente parte de la enorme fortuna amasada durante sus 20 a?os de gobierno dictatorial -calculada en unos 5.000 millones de d¨®lares- y emplearla para un intento de recuperar el poder.
Reactivar la econom¨ªa
Cory Aquino, llevada a la presidencia filipina por la presi¨®n de las masas y por la ayuda de los j¨®venes militares reformistas -espoleta que dispar¨® verdaderamente la revoluci¨®n popular hacia el cambio- debe enfrentarse ahora a los enormes problemas de normalizaci¨®n de la vida pol¨ªtica y econ¨®mica filipinas. Su prioridad m¨¢xima es reactivar la econom¨ªa pero, al mismo tiempo, apaciguar las tensiones pol¨ªticas, tanto con la guerrilla como con los partidarios de Marcos, a fin de crear un clima favorable a la inversi¨®n. No ha logrado todav¨ªa un alto el fuego con las guerrillas comunista y separatista isl¨¢mica, que continuan siendo muy activas, ni tampoco estimular r¨¢pidamente el crecimiento econ¨®mico, en un pa¨ªs sangrado por Marcos y con una deuda exterior de 26.000 millones de d¨®lares."Los inversores extranjeros esperan una indicaci¨®n clara del Gobierno antes de decidir nuevos pasos", dijo el pasadojueves, en Manila, el presidente de la C¨¢mara norteamericana de Comercio, Fred Whiting.
Pasada la euforia de los primeros meses del triunfo de Aquino, algunos medios pol¨ªticos comienzan a interrogarse sobre la rppidez del cambio. De ah¨ª que la visita de Shultz -a quien se dieron garant¨ªas en Manila de permanencia de las bases militares de EE UU, por lo menos hasta 1991, cuando expira el actual tratado- adquiera un significado de bal¨®n de ox¨ªgeno para el Gobierno de Aquino.
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