Los comunistas y la unidad de la izquierda
Es poco probable que hall¨¢ramos en la vida pol¨ªtica espa?ola contempor¨¢nea un personaje tan contradictorio en su pensamiento y en su quehacer como Santiago Carrillo. Adalid de la unidad de los comunistas y, a la vez, principal responsable de su actual fraccionamiento; guardi¨¢n del ideal comunista y heterodoxo a ultranza de sus principios ideol¨®gicos y te¨®ricos; de palabra, defensor de los m¨¦todos democr¨¢ticos de direcci¨®n de un partido y, al mismo tiempo, autoritario, desp¨®tico y absorbente; en suma, su trayectoria pol¨ªtica, ascendente y descendente, es un continuo zigzag, una verdadera follisca entre sus declaraciones y sus intenciones, en las que prevalecen siempre el personalismo, el protagonismo, su ego.Tal contradicci¨®n y personalismo de Carrillo aparecieron bien patentes de nuevo en las pasadas elecciones gallegas, impidiendo que hubiera una representaci¨®n comunista en el Parlamento aut¨®nomo. Hoy, su Mesa, llamada de unidad comunista, no es una opci¨®n electoral realista, sino una operaci¨®n dirigida, a restar votos a la alternativa de izquierda propugnada por el PCE, en favor, por tanto, de las candidaturas del partido socialista, o sea, una aut¨¦ntica operaci¨®n diversionista basada en el "yo o el diluvio".
No son ciertas las aseveraciones de Santiago Carrillo de que en "las actuales circunstancias no existen condiciones para la unidad de la izquierda", de que "a la convergencia o plataforma le estorba la unidad de los comunistas" y de que "la integraci¨®n de Enrique L¨ªster no es un paso unitario".
Contrariamente a las singulares opiniones de Carrillo, los resultados del refer¨¦ndum del 12 de marzo, sobre la permanencia de Espa?a en la OTAN, han puesto de manifiesto, adem¨¢s de que una parte muy importante de la poblaci¨®n es contraria a la permanencia de nuestro pa¨ªs en ese bloque militar, la existencia de una fuerza social y cultural muy considerable a la izquierda del partido socialista.
No puede cerrarse los ojos ante un hecho tan evidente de que la hegemon¨ªa de la izquierda, ganada por el PSOE en las ¨²ltimas elecciones legislativas del 28-O, haya sido malbaratada por el Gobierno socialista, en s¨®lo cuatro a?os, con su pol¨ªtica neoliberal y derechista, tendente a salvaguardar los intereses de los poderes f¨¢cticos econ¨®micos y a sanear los negocios de ¨¦stos, en detrimento de los intereses de los trabajadores en general, y de que en el panorama pol¨ªtico de nuestro pa¨ªs se haya perfilado una nueva izquierda, que comienza a vertebrarse en el audaz proyecto de la Izquierda Unida, que deber¨¢ forjarse en la fragua de las pr¨®ximas elecciones auton¨®micas andaluzas y legislativas.
Por supuesto que la consolidaci¨®n de esa nueva izquierda no excluye, sino, por el contrario, presupone la unidad de los comunistas como factor important¨ªsimo aglutinador y organizativo. El PCE no se va a diluir en una convergencia o plataforma de la Izquierda Unida; va a fortalecerse y a consolidarse.
La acci¨®n mancomunada por articular una alternativa a la izquierda del partido socialista, que atraiga incluso a elementos radicales de ¨¦ste partido, y por reunificar a los comunistas son dos partes de un mismo proceso de paz, libertad y progreso que no se excluyen, sino que se complementan.
Las dudas de Carrillo
El interrogante que se hace Carrillo sobre si es posible todav¨ªa la unidad comunista y la respuesta que se da diciendo que la actual direcci¨®n del PCE la hace improbable y que la reintegraci¨®n de Enrique L¨ªster a?ade un obst¨¢culo m¨¢s responden, en conjunto, a su concepci¨®n acerca de la propia unidad y del partido comunista como tal La unidad en base al ordeno y mando, la unidad monol¨ªtica impuesta por el jefe, por el l¨ªder carism¨¢tico que s¨®lo admite en torno suyo a hombres de paja, no concuerda en absoluto con la concepci¨®n sobre la unidad y el partido que sustenta la nueva direcci¨®n del PC.
La actual direcci¨®n del PCE se esfuerza en aplicar y desarrollar la unidad interna del partido, entendida en la diversidad de opiniones, en la confrontaci¨®n de ideas y en la normalizaci¨®n de discrepancias, que no implican el reconocimiento de fracciones y salvaguardan los principios del centralismo democr¨¢tico, o sea que el principio de la unidad del partido se funda y garantiza con la vida democr¨¢tica interna, porque no puede existir un organismo verdaderamente democr¨¢tico en el que no se manifieste junto con el principio de unidad otro no menos importante: la divergencia. Esta concepci¨®n de la unidad enriquece al partido.
Dicha concepci¨®n sobre la unidad comunista ha sido reconocida en el ¨²ltimo congreso del PCUS, por boca de su secretario general, Mijail Gorbachov, quien ha declarado que la diversidad del movimiento comunista no es sin¨®nimo de divisi¨®n; que la unidad nada tiene que ver con la uniformidad, la jerarqu¨ªa, la injerencia de unos partidos en los asuntos de otros y el af¨¢n de un partido cualquiera al monopolio de la verdad, resumiendo esta idea en el sentido de que el movimiento comunista puede y debe ser fuerte por su solidaridad de clase y la igualdad de cooperaci¨®n de todos los partidos en la lucha por objetivos comunes: la paz y el socialismo.
La reintegraci¨®n del PCOE en el PCE se inserta en los cambios operados en este ¨²ltimo partido con la asunci¨®n del nuevo equipo de direcci¨®n y con el clima hoy reinante en ¨¦l. Aparte de diferencias y agravios mutuos, lo que disgusta a Carrillo no es s¨®lo la vuelta a casa de L¨ªster, sino el hecho incuestionable de que ya nadie puede considerarse excluido del PCE por motivos ideol¨®gicos. No es un secreto que en los estatutos del PCOE figuraba como principio ideol¨®gico el marxismo-leninismo, y en los del PCE, el marxismo revolucionario, y, sin embargo, ni a uno ni a otro se le ha pedido renunciar a nada. Lo que importa hoy es la problem¨¢tica econ¨®mica, social y cultural con que se encara a la hora presente Espa?a; la unidad de los comunistas; la unidad de acci¨®n de las centrales sindicales, de los movimientos c¨ªvicos por la paz, ecol¨®gicos, de la mujer y la juventud, etc¨¦tera. Despu¨¦s ya vendr¨¢ la discusi¨®n sobre las v¨ªas hacia el socialismo apropiadas a nuestro pa¨ªs. Todo ello muestra que, en las circunstancias actuales, la unidad de los comunistas s¨®lo puede hacerse en el seno del PCE, que por tradici¨®n e historia, por su presente y futuro, re¨²ne las condiciones m¨¢s id¨®neas para alcanzar esa deseada meta.
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