El embajador de EE UU en Paraguay, principal enemigo del r¨¦gimen militar
Los tiempos han cambiado en Paraguay. Tanto, que el principal enemigo del r¨¦gimen que preside el general Alfredo Stroessner, que acaba de cumplir 32 a?os de permanencia en el poder, es el embajador de Estados Unidos en Asunci¨®n, Donald-Clyde Taylor. No pasa un d¨ªa sin que una personalidad oficial o uno de los, peri¨®dicos gubernamentales se meta con el representante de Washington que, d¨ªas atr¨¢s, lleg¨® a ser comparado, en un editorial del Diario de Noticias, con el m¨¢ximo dirigente libio, Muanimar el Gaddafi.
Diario de Noticias acusaba a Taylor de mezclarse en una manifestaci¨®n de m¨¦dicos y enfermeras en huelga del hospital de Cl¨ªnicas, el principal establecimiento sanitario de Paraguay. Para el peri¨®dico, tal presencia supon¨ªa alentar la subversi¨®n.Al d¨ªa siguiente de la mencionada manifestaci¨®n, la Embajada norteamericana desminti¨® que el embajador Taylor se encontrara en la misma, y afirm¨® que se hallaba, justamente, al otro lado de la ciudad, en un acto oficial. Incapaz de demostrar la informaci¨®n aventurada, el peri¨®dico mantuvo su opini¨®n, opini¨®n que es reiterada en los ¨²ltimos tiempos en los medios oficiales paraguayos: el emba jador norteamericano es culpable de injerencia en los asuntos internos de Paraguay. Desde su llegada a Asunci¨®n, el pasado mes de noviembre, el embajador Taylor parece no haberse dado un solo d¨ªa de respiro. Se ha reunido con representantes sindicales, ministros, periodistas, militares, empresarios del sector p¨²blico y privado, universitarios y representantes de la Iglesia. Aparentemente, no hay nada reprochable en ello; pero, a juicio de las autoridades paraguayas, Taylor cometi¨® un error: haberse entrevistado con dirigentes del Acuerdo Nacional, coalici¨®n de grupos de la oposici¨®n. En realidad, los seguidores de Stroessner se han vuelto especialmente irascibles desde que el presidente norteamericano, Ronald Reagan, expres¨® sus dudas sobre el car¨¢cter democr¨¢tico del r¨¦gimen paraguayo. El secretario de Estado norteamericano, George Shultz, ha llegado a lamentar p¨²blicamente que Paraguay no haya seguido el ejemplo de sus pa¨ªses vecinos. Su adjunto para temas latinoamericanos, Elliott Abrams, ha ido m¨¢s lejos, ya que ha llegado a hablar de "dictadura" al referirse a los m¨¦todos utilizados por el general-presidente. Esto provoc¨® que el ¨®rgano oficial del gubernamental Partido Colorado llegase a replicar interrog¨¢ndose sobre "los oscuros ascendientes" de Abrams. Por lo que se ve, el antisemitismo provoca reflejos condicionados entre los soportes de un sistema cuya celeridad en acoger a los antiguos nazis que hu¨ªan de Alemania es ampliamente conocida. Estados Unidos ha dejado de prestar ayuda econ¨®mica y militar al r¨¦gimen de Stroessner. El ¨²ltimo cr¨¦dito de la Agencia Interamericana para el Desarrollo (AID) se remonta a 1979. Razones econ¨®micas, no pol¨ªticas, han sido utilizadas por Estados Unidos para justificar que reserve su ayuda para organismos y proyectos concretos y no de Gobierno a G¨¢bierno. En 1979, Paraguay franque¨® el list¨®n de los 1.000 d¨®lares de renta per c¨¢pita anual, a partir de la cual Washington considera que un pa¨ªs est¨¢ en v¨ªas de desarrollo y, por tanto, no necesita ayudas. Todo el mundo sabe en Asunci¨®n hacia d¨®nde se dirigen las preferencias del embajador Taylor. El general Stroessner ha envejecido -tiene 73 a?os- y su r¨¦gimen tambi¨¦n. Est¨¢ siendo cuestionado por la Iglesia, los empresarios e incluso por su propio partido. Ser¨ªa, pues, una prueba de falta de realismo pol¨ªtico apostar por un hombre que se niega a cualquier evoluci¨®n democr¨¢tica.
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