Reagan pretende mantener la ayuda a la 'contra' aunque los sandinistas firmen el Acta de Contadora

Los sectores m¨¢s conservadores de la Administraci¨®n y la contra, que se muestra incapaz de superar sus diferencias internas, han pulsado las se?ales de alarma ante un posible abandono por parte del presidente norteamericano, Ronald Reagan, de su pol¨ªtica de apoyo militar a los rebeldes antisandinistas. La posibilidad de que el Gobierno de Nicaragua firme el 6 de junio el acta de paz de Contadora provoca una seria preocupaci¨®n en Washington. "No compraremos una burra ciega", afirm¨® el portavoz presidencial, Larry Speakes, al explicar que la ayuda a la contra no cesar¨¢ aunque Managua firme el tratado.

La divisi¨®n interna de la contra -que lleva desde el martes reunida en Miami, presionada por el Departamento de Estado, y la CIA para ofrecer una imagen presentable, bajo la amenaza de perder los fondos norteamericanos- no hace m¨¢s que complicar la situaci¨®n. Un colapso de los rebeldes puede resultar catastr¨®fico para la pol¨ªtica de Reagan.El l¨ªder m¨¢s aceptable de la contra, Arturo Cruz, amenaza con renunciar si definitivamente la Uni¨®n Nicarag¨¹ense Opositora (UNO) no se convierte en la ¨²nica representaci¨®n pol¨ªtica de los antisandinistas y pasa a controlar al brazo armado, representado por la Fuerza Democr¨¢tica Nicarag¨¹ense (FDN), que lidera Adolfo Calero. Pero este ¨²ltimo, apoyado por los sectores m¨¢s conservadores y pr¨®ximos a Reagan, se niega a ceder su preponderancia militar.

Los rebeldes temen que el Gobierno de Nicaragua firme el Acta de Contadora. "No tiene nada que perder", explic¨® uno de sus portavoces, "simplemente no lo cumplir¨¢, pero ganar¨¢ tiempo y apoyo en Europa y en el Congreso".

Pero esta posibilidad puede provocar la negativa del Congreso -que votar¨¢ el d¨ªa 12 de junio- a aprobar los 100 millones de d¨®lares (unos 14.000 millones de pesetas) que solicita la Administraci¨®n para los rebeldes, y colocar¨ªa en un dif¨ªcil callej¨®n la pol¨ªtica militar de Reagan hacia Nicaragua. Una carta de Philip Habib, el embajador volante del presidente para Centroam¨¦rica, dirigida a un corigresista dem¨®crata, sugiri¨® hace tres semanas que Estados Unidos detendr¨ªa su apoyo a la contra en el mismo momento en que Nicaragua aceptara el Acta de Contadora. Incluso se habl¨® de un plan de reubicaci¨®n de las guerrillas antisandinistas tras el alto el fuego. El plan de Contadora establece la retirada de los asesores sovi¨¦ticos y cubanos de Nicaragua y la reducci¨®n del Ej¨¦rcito sandinista., pero tambi¨¦n el cese del apoyo a lasfuerzas irregulares, los rebeldes, y limitar¨ªa la presencia militar norteamericana en la regi¨®n, especialmente en Honduras, pa¨ªs que Washington utiliza como portaviones en el istmo.

Divergencias en EE UU

La carta de Habib ha sido interpretada en algunos sectores de la Administraci¨®n y entre los l¨ªderes republicanos del Congreso como una venta de la contra, a cambio de la firma de Ortega en un papel. El p¨¢nico que comienza a advertirse en Washington por el futuro de la pol¨ªtica hacia Nicaragua refleja tambi¨¦n la divisi¨®n existente en el seno de la propia Administraci¨®n entre los negociadores, situados sobre todo en el Departamento de Estado, que, al menos formalmente, quieren mantener la doble v¨ªa abierta -Contadora y la presi¨®n militar-, y los que piensan que es in¨²til cualquier esfuerzo negociador y persiguen ¨²nicamente derrocar a los sandinistas.Los sectores m¨¢s derechistas han montado una contraofensiva y han acudido al presidente, que mantiene un curioso silencio sobre el tema desde hace varias se manas, para que clarifique su pol¨ªtica. Reagan tuvo que enviar el mi¨¦rcoles a Habib a Miami para explicar que no abandonar¨¢ a la contra, presionar para que zanjen sus diferencias y discutir las posibles respuestas norteamerica nas a un tratado de Contadora. El portavoz de Reagan ha afirmado que Estados Unidos "continuar¨¢ ayudando a la contra aunque Managua firme el acta". "Cuando den su acuerdo, examinaremos el texto para decidir si responde a las preocupaciones norteamericanas. Tenemos que saber lo que significa la verificaci¨®n", dijo.

Una de las exigencias de EEUU, que no firmar¨ªa el tratado como quieren los sandinistas, es que obligue a Nicaragua a convocar elecciones libres. El presidente sigue comprometidoa buscar "una soluci¨®n pol¨ªtica a los problemas de Centroam¨¦rica, un acuerdo completo, simult¨¢neo y verificable que produzca la reconciliaci¨®n interna", asegur¨¦ el portavoz de la Casa Blanca.

Washington no est¨¢ logrando ning¨²n apoyo para su pol¨ªtica militar entre sus tradicionales amigos de la regi¨®n. El vicepresidente, George Bush, no consigui¨® solidaridad Con EEUU la pasada semana cuando acudi¨® a la toma de posesi¨®n del presidente costarricense. Los nuevos lideres de Centroam¨¦rica, como Vinicio Cerezo, en Guatemala, Jos¨¦ Azcona, en Honduras, y ?scar Arias, en Costa Rica, se niegan a alinearse con la pol¨ªtica de apoyo a la contra, desean llegar a un acomodo con Nicaragua y, en los casos de Guatemala 3, Costa Rica, no van m¨¢s all¨¢ de una "neutralidad activa".