Victoryana

Victor Manuel y Ana Bel¨¦n cerraron los recitales de San Isidro en el Palacio de los Deportes de Madrid con una actuaci¨®n en la que tuvieron que luchar a brazo partido con los consabidos problemas ac¨²sticos del local. Salieron adelante dando un ejemplo de tes¨®n, clase y profesionalidad, forzando la m¨¢quina al m¨¢ximo y dando la vuelta a una situaci¨®n que pudo haber acabado tristemente y lo hizo en completo triunfo.El espect¨¢culo musical impone sus exigencias, y cuando se llega a un cierto nivel en el que se dan por supuestas, como en la mili, la calidad y el valor, el secreto del ¨¦xito -que no es otra cosa que conseguir la relaci¨®n con el p¨²blico que cada artista pretende- est¨¢ simplemente en la selecci¨®n de las canciones que se interpretan, la estructura que se les da en el recital y el ritmo que se les impone en esa estructura.

V¨ªctor y Ana lo hicieron de manera impecable. Cantaron los mejores temas de su largo repertorio, introduciendo con naturalidad e inteligencia las canciones nuevas de su ¨²ltimo trabajo discogr¨¢fico; estructuraron el recital con un rigor f¨¦rreo: un comienzo fuerte y brillante en el que cantaron juntos algunos de sus temas m¨¢s conocidos, un medido tiempo central, altern¨¢ndose uno y otro en la interpretaci¨®n de sus canciones y haci¨¦ndose espor¨¢dicas voces, y un final r¨¢pido y potente que lanz¨® al p¨²blico al cielo del palacio, haci¨¦ndoles repetir cinco temas en plena euforia de los miles de espectadores que abarrotaban el recinto.

Estuvieron c¨¢lidos y comunicativos, dominando el escenario en todo momento, con interpretaciones antol¨®gicas y sensibles que alcanzaron un singular punto de emoci¨®n en canciones como Asturias o Espa?a, camisa blanca de mi esperanza. Lo m¨¢s destacable del recital fue, no obstante, la compenetraci¨®n que ambos cantantes han logrado en la configuraci¨®n de su trabajo en directo. Manteniendo n¨ªtidamente marcadas la personalidad de cada uno, Victor Manuel y Ana Bel¨¦n alcanzaron un punto de integraci¨®n de caracteres y estilos que dio al recital una coherencia global infrecuente, que est¨¢ tambi¨¦n presente en su reciente trabajo discogr¨¢fico.

Toda actuaci¨®n es una elecci¨®n, una b¨²squeda de comunicaci¨®n con el p¨²blico que se establece a distintos niveles y con distintos resultados seg¨²n el camino que se escoja. Las actuaciones en grandes locales, para p¨²blicos masivos, implican, necesariamente, una reducci¨®n en la intensidad y la profundidad de esa comunicaci¨®n en favor de su mayor extensi¨®n a impacto.

Es siempre una elecci¨®n discutible, porque la extensi¨®n de la comunicaci¨®n conlleva una cierta banalizaci¨®n y superficialidad de lo que se intenta comunicar, pero en las condiciones en que se mueve el espect¨¢culo hoy en d¨ªa, es una opci¨®n plenamente leg¨ªtima, siempre que no se de gato por liebre y las cosas se hagan a la perfecci¨®n. Como lo hicieron Victoryana, con cabeza y coraz¨®n, sin ocultar en ning¨²n momento la carga ideol¨®gica que llevan sus canciones, aprovechando las bazas que ofrece un espect¨¢culo as¨ª, entreg¨¢ndose hasta el ¨²ltimo segundo sin rectricciones.