Viaje del presidente Gonz¨¢lez a la URSS
LA VISITA oficial del presidente del Gobierno a la Uni¨®n Sovi¨¦tica, que se inicia hoy, hab¨ªa sido acordada en la entrevista que Felipe Gonz¨¢lez mantuvo con Mijail Gorbachov con ocasi¨®n de su asistencia a los funerales de Konstant¨ªn Chernenko, en marzo del pasado a?o. Y se produce poco despu¨¦s de que, tras el refer¨¦ndum sobre la permanencia de Espa?a en la OTAN, haya queda do definitivamente despejada la principal inc¨®gnita respecto a la pol¨ªtica exterior de nuestro pa¨ªs. Por contradictorio que pueda parecer, la eliminaci¨®n de la incertidumbre mantenida desde la llegada del PSOE al poder en 1982 sobre esa cuesti¨®n puede favorecer un relanza miento de las relaciones entre Espa?a y la URSS.En septiembre de 1981, el Gobierno de Mosc¨² hizo llegar al de Madrid un memor¨¢ndum en el que se criticaba severamente la integraci¨®n de Espa?a en la Alianza Atl¨¢ntica y en el que se deslizaban serias advertencias sobre los efectos que tal decisi¨®n podr¨ªa tener para las relaciones mutuas. Sin embargo, ya en mayo de 1984, con motivo de la visita de los Reyes a la Uni¨®n Sovi¨¦tica, pudo observarse que los dirigentes del Kremlin asum¨ªan como inevitable, en la l¨®gica de la pol¨ªtica de bloques, el alineamiento internacional de Espa?a, y prefer¨ªan subrayar el compromiso espa?ol de no permitir el almacenamiento de armamento nuclear en territorio nacional. Esa aceptaci¨®n impl¨ªcita ser¨ªa confirmada un a?o despu¨¦s por el entonces ministro de Asuntos Exteriores sovi¨¦tico, Andrei Gromiko, tras entrevistarse en Madrid con su hom¨®logo espa?ol, Fernando Mor¨¢n. La integraci¨®n de Espa?a en la OTAN y el giro del Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez sobre la cuesti¨®n, vino a decir Gromiko, no son de nuestro agrado, pero esperamos que ello no impida "el desarrollo de nuestras relaciones mutuas".
Con todo, el mantenimiento de la inc¨®gnita del refer¨¦ndum favoreci¨® en. la pr¨¢ctica, a lo largo de los ¨²ltimos cinco a?os, una relativa paralizaci¨®n de esas relaciones. El temor a que cualquier iniciativa de una de las partes pudiera incidir en un sentido no deseado en el desenlace de la consulta se tradujo en una actitud de cautela rec¨ªproca.
Por otra parte, el cauto deslizamiento de Gorbachov hacia la realpolitik en relaci¨®n a Europa occidental favorece la aspiraci¨®n europea de hacer pesar su influencia en favor de la distensi¨®n entre las dos superpotencias y del freno a la carrera armamentista. Durante un per¨ªodo, en efecto, la estrategia sovi¨¦tica contra el despliegue de los euromisiles se orient¨® preferentemente a la potenciaci¨®n de las contradicciones entre distintos pa¨ªses de Europa occidental. La realista renuncia a esa perspectiva por parte de Gorbachov le ha permitido retomar la iniciativa mediante la presentaci¨®n de propuestas serias, como la de la supresi¨®n de los misiles de alcance medio por ambas partes o la de prolongar la moratoria unilateral de pruebas nucleares subterr¨¢neas, bien acogidas en Europa y que la Administraci¨®n norteamericana se ha comprometido a "estudiar cuidadosamente para ver si constituyen un paso constructivo hacia la b¨²squeda de un terreno com¨²n".
El viaje de Felipe Gonz¨¢lez, que ha mantenido estos d¨ªas contactos informativos previos con sus aliados, es el primero de un jefe de Gobierno occidental a Mosc¨² tras las recientes declaraciones del l¨ªder sovi¨¦tico sobre el accidente de Chernobil. Este suceso ha influido negativamente en la opini¨®n p¨²blica europea sobre el verdadero alcance renovador de la pol¨ªtica de Gorbachov y su capacidad para realizar transformaciones reales en la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
El accidente de Chernobil ha puesto en evidencia que los problemas derivados del uso de la energ¨ªa nuclear son transnacionales, y el manto de silencio y el uso de los tradicionales recursos de secretismo empleados por las autoridades sovi¨¦ticas sobre el alcance de la tragedia han actualizado los problemas tradicionales de las relaciones de los pa¨ªses europeos con la URSS.
Es, por tanto, una buena ocasi¨®n el viaje del presidente Gonz¨¢lez para solicitar de sus interlocutores sovi¨¦ticos precisiones acerca del alcance real de las propuestas de Gorbachov sobre cooperaci¨®n internacional en materia de prevenci¨®n de accidentes nucleares en plantas civiles de producci¨®n de energ¨ªa, as¨ª como sobre sus ¨²ltimas ofertas en materia de desarme. Quiz¨¢ por primera vez desde el final de la II Guerra Mundial un gobernante espa?ol ostentar¨¢ cierta representaci¨®n impl¨ªcita de si no el bloque occidental en su conjunto, s¨ª al menos del componente europeo de dicho bloque.
De ah¨ª la importancia de este viaje, que puede ser el inicio de un mayor protagonismo espa?ol en la esfera internacional. La asunci¨®n por Mosc¨² de la imposibilidad de una Europa occidental independizada de la tutela norteamericana aumenta, parad¨®jicamente, el papel de esta parte del continente como interlocutor del bloque a que pertenece. A su vez, la presencia de pleno derecho de Espa?a en la Europa comunitaria, por una parte, y en la Alianza Atl¨¢ntica, por otra, posibilita una mayor influencia de nuestro pa¨ªs en el desarrollo de v¨ªas fruct¨ªferas de di¨¢logo entre el Este y el Oeste. Y, como subray¨® el Rey en su visita a la URS S de 1984, "la convivencia entre pa¨ªses con sistemas pol¨ªticos diferentes es hoy no s¨®lo una posibilidad, sino una necesidad". Porque va en ello nada menos que la paz mundial.
El viaje puede ser fruct¨ªfero, por ¨²ltimo, en el aspecto bilateral. La Uni¨®n Sovi¨¦tica ofrece posibilidades inmensas de cooperaci¨®n en el terreno cient¨ªfico, cultural y econ¨®mico. El ejemplo de Italia, que mantiene con la URSS convenios en todos esos terrenos, incluido un volumen de intercambio comercial siete veces superior al de Espa?a, podr¨ªa servir de pauta.
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