Miami, capital de la conspiraci¨®n antisandinista
Ricos exiliados, ex guardias de Somoza, contrabandistas y agentes de la CIA se 'reparten' el futuro de Nicaragua
Ricos exiliados nicarag¨¹enses, ex guardias nacionales de Somoza, pol¨ªticos de la burgues¨ªa liberal que creyeron en la revoluci¨®n sandinista, empresarios desenga?ados con los comandantes, contrabandistas de armas y de drogas, ex pilotos de Vietnam, agentes de la CIA y enviados especiales de Reagan han convertido a Miami en la capital de la conspiraci¨®n contra la junta que gobierna en Nicaragua. La suerte de la guerra sucia empezada hace cinco a?os por la contra se est¨¢ decidiendo estos d¨ªas en una serie de reuniones secretas iniciadas hace una semana en hoteles, apartamentos y chal¨¦s de lujo en Miami.
ENVIADO ESPECIALMientras miles de jubilados que bajan huyendo del fr¨ªo del Norte pasean renqueantes por los bulevares de Miami Beach, manteniendo viva la imagen, ya falsa, de Miami como el balneario de Norteam¨¦rica, los jefes de la contra -un ex director de la Coca-Cola en, Managua, un empresario millonario y un economista- cuentan sus soldados en una ¨¢spera negociaci¨®n que puede decidir el futuro de Nicaragua y de la pol¨ªtica de Reagan hacia Centroam¨¦rica. Miami, la ciudad m¨¢s hispana de Estados Unidos (el alcalde es cubano), bautizada por el ex presidente ecuatoriano Jaime Rold¨®s como "la capital de Latinoam¨¦rica", sirve de centro de operaciones para la intriga antisandinista.La Administraci¨®n de Reagan ha dado un ultim¨¢tum a los l¨ªderes de los rebeldes para que ampl¨ªen la base-pol¨ªtica de su movimiento, creado y financiado por la CIA y los contribuyentes, y permita a Washington presentarlo como una aut¨¦ntica alternativa democr¨¢tica a los sandinistas en el poder, algo que las disensiones internas y las historias de ineficacia y corrupci¨®n de la contra han impedido hasta ahora. El plazo se acaba esta semana, y ayer tres hombres a los que s¨®lo unen su ambici¨®n pol¨ªtica y su deseo de gobernar alg¨²n d¨ªa en Managua, Adolfo Calero, Arturo Cruz y Alfonso Robelo, ini ciaron su s¨¦ptima jornada de discusiones para llegar a un acuerdo.
A este grupo, bautizado como la triple A, se le suele unir en algunas reuniones la cuarta A, el secretario de Estado adjunto para Asuntos Interamericanos, Elliot Abrams. Desde el Consejo Nacional de Seguridad, en Washington, la conspiraci¨®n es controlada por el coronel Oliver North.
Miami es la capital perfecta para la intriga. Punto hist¨®rico de asilo para los depuestos dictadores latinoamericanos (en un momento llegaron a vivir aqu¨ª al mismo tiempo nueve ex), sus barrios residenciales parecen copias de las calles donde reside la alta burgues¨ªa en las capitales centroamericanas: los mismos magnolios, buganvillas y chal¨¦s, mezcla de lujo norteamiericano y estilo colonial espa?ol. ?sta es la capital mundial de la droga. El pasado s¨¢bado, el gobernador de Florida pidi¨® la intervenci¨®n del Ej¨¦rcito para atajar el tr¨¢fico de narc¨®ticos, el principal negocio del Estado, por encima del turismo.
En Miami se pueden encontrar personas dispuestas a todo y aqu¨ª reclut¨® el presidente Nixon a los cubanos que robaron en las oficinas del Watergate, un peque?o delito que acab¨® con la dimisi¨®n del presidente. El equipo m¨¢s sofisticado de espionaje electr¨®nico o armas de todo tipo pueden encontrarse en esta ciudad, donde los contrabandistas forman parte de la jet society.
David, el jefe de la estaci¨®n local de la CIA, eligi¨® en Miami, en conversaciones celebradas en 1981, en el hotel Holiday Inn de Brickell Point, a la direcci¨®n de la Fuerza Democr¨¢tica Nicarag¨¹ense (FDN), el brazo armado de los rebeldes, entrevistando uno por uno a sus miembros. "No permitiremos otra Cuba en Nicaragua", les dijo la CIA, seg¨²n relata en su libro Living with the contras el periodista de The Washington Post Christopher Dickey.
La CIA y la 'contra'
El coronel Enrique Berm¨²dez, ¨²ltimo agregado militar de Somoza en Washington, fue el encargado por la CIA para dirigir al Ej¨¦rcito contra. Hace unos d¨ªas lleg¨® a Miami desde el frente de Honduras y explic¨® a los l¨ªderes pol¨ªticos c¨®mo va la guerra.Arturo Cruz, que ha abandonado su residencia en Washington, vive ahora en Miami, al igual que Adolfo Calero y seis de los siete principales dirigentes del FDN. Berm¨²dez tiene a su familia aqu¨ª, donde su mujer trabaja en un instituto de belleza. Una decena de bancos de Miami, especialmente el Popular Bank of Florida, controlado por exiliados nicarag¨¹enses, canaliza los fondos norteamericanos para la contra.
Un comit¨¦ del Congreso ha exigido a estos bancos que abran sus libros para explicar el destino no justificado de 13 millones de d¨®lares (1.820 millones de pesetas) de los 27 millones de ayuda humanitaria proporcionada por Estados Unidos. Aqu¨ª se centralizan las compras de material para la guerrilla antisandinista. Los ¨²ltimos env¨ªos han sido 21.000 gorras de b¨¦isbol, 21.000 ponchos y 21.000 pares de botas.
En Key Biscayne, una especie de Puerto Ban¨²s caribe?o, reside el nuevo secretario general de la Uni¨®n. Nicarag¨¹ense Opositora (UNO), Arturo Somarriba, due?o de una imprenta en Miami y con presuntas vinculaciones con la CIA.
Desde un rinc¨®n del aeropuerto internacional de Miami, un verdadero cementerio de aviones viejos donde se amontonan hist¨®ricos Dakota DC-3 que a¨²n vuelan, opera la Conner Airlines Inc. Seg¨²n un reportaje publicado por The Miami Herald, esta l¨ªnea a¨¦rea ha sido utilizada por la contra para enviar suministros a las guerrillas en Honduras. Al menos se han realizado seis vuelos, en viejos DC-6 de h¨¦lice sin distintivos, por los que los pilotos cobraron, en cada viaje, 35.000 d¨®lares (4,9 millones, de pesetas). En la cl¨ªnica Mercy, de Miam¨ª, cirujanos pl¨¢sticos cubanos como Phil Rodriguez, "que no logr¨¦ hacer nada para cambiar las cosas en mi pa¨ªs" operan a los heridos de la contra por 1.000 d¨®lares, cuando normalmente cobran a sus clientes de la alta sociedad local 20.000 d¨®lares por la misma operaci¨®n de ciruj¨ªa est¨¦tica.
El presidente anticastrista
La historia de Miami como plaza para la conspiraci¨®n latinoamericana no es nueva. Desde aqu¨ª se planearon sucesivos intentos de derrocar a Fidel Castro, mediante una invasi¨®n, asesinato y conjuras varias. Los hombres que la CIA envi¨® al desastre en Bah¨ªa de Cochinos, hace ahora 25 a?os, alientan hoy a la contra y le ayudan a conseguir fondos.En el estadio Orange Bowl, de Miami, una especie de Santiago Bernab¨¦u o Camp Nou, el joven presidente Kennedy prometi¨® hace m¨¢s de dos d¨¦cadas a los cubanos que combatieron en la Brigada 2506 en playa Gir¨®n que su bandera ondear¨ªa un d¨ªa en una Habana libre. Ni el joven Camelot ni sus sucesores cumplieron su promesa, y la Prensa del exilio, dirigida por el ultraconservador Diario de las Am¨¦ricas, se queja hoy amargamente de que Reagan volver¨¢ a traicionar a la oposici¨®n nicarag¨¹ense.
A pesar de ello, Manolito, hijo de un asturiano-cubano que luch¨® en Bah¨ªa de Cochinos contra Castro y que ha nacido aqu¨ª y forma parte de una amplia clase media cubana que ha arrinconado a los anglos en Miami, acaparando el poder pol¨ªtico y el poder econ¨®mico, se prest¨® a hablar el pasado fin de semana en un mitin de la contra en el bulevar Key Biscayne, frente al Atl¨¢ntico.
Adolfo Calero, el hombre de confianza de los sectores m¨¢s conservadores de la Administraci¨®n de Reagan, se desga?ita contra el comunismo ante poco m¨¢s de 1.000 leales, casi todos ellos miembros y familiares de la Brigada 2506.
El directorio de la UNO se juega estos d¨ªas en Miami 100 millones de d¨®lares, la cantidad que Reagan ha solicitado al Congreso para que la contra contin¨²e la guerra contra los sandinistas. El debate no puede mantenerse abierto indefinidamente, y el tema de Nicaragua est¨¢ desgastando mucho al presidente. La negativa hasta ahora del Congreso para conceder la ayuda -la pol¨ªtica de Reagan hacia Managua es la ¨²nica impopular entre los nortearnericanos- "nos empuja hacia la acci¨®n unilateral", seg¨²n acaba de advertir el consejero nacional de Seguridad, el almirante John Poindexter. "Esto hace m¨¢s probable", dijo, "que en alg¨²n momento en el futuro Estados Unidos tenga que actuar por su cuenta en circunstancias menos favorables y a un costo mucho m¨¢s alto".
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