Los guardias civiles que acompa?aban a Mikel Zabalza reconstruyen la supuesta fuga del joven
Los tres guardias civiles ¨²nicos testigos de la supuesta fuga de Mikel Zabalza reconstruyeron ayer de madrugada, en el t¨²nel de Endarlaza (Guip¨²zcoa), ante el juez encargado de la investigaci¨®n del caso, Javier de la Hoz, los movimientos que efectuaron la noche del 26 de noviembre en los momentos previos y posteriores a la supuesta huida del joven navarro, cuyo cad¨¢ver fue encontrado semanas m¨¢s tarde flotando en aguas del r¨ªo, Bidasoa.
La reconstrucci¨®n de los supuestos hechos, iniciada a las cuatro de la madrugada, en la fecha y hora m¨¢s id¨®neos para reproducir las condiciones de luminosidad existentes en el lugar en la noche de la desaparici¨®n de Zabalza, fue completada con otras diligencias de prueba que se prolongaron hasta pasadas las diez de la ma?ana.Un equipo de v¨ªdeo, designado por el juez instructor del caso, film¨® la reconstrucc¨ª¨®n de los hechos en dos pel¨ªculas, que han sido incorporadas a la investigaci¨®n. Javier de la Hoz, aparentemente sorprendido por la presencia de inf¨®rmadores en unas diligencias preparadas con sigilo, impuso el secreto a las partes, prohibi¨® cualquier otra filmaci¨®n y situ¨® a los informadores, como convidados de piedra, a cierta distancia del lugar en el que se reconstru¨ªan los hechos. En consecuencia, se jgnora si las pruebas realizadas ayer en Endarlaza ofrecen adguna respuesta a las contradicciones e interrogantes del caso, y en concreto, si es posible que un hombre corpulento y esposado, pueda introducirse velozmente por el peque?o boquete abierto en el t¨²nel y huir sin golpearse por una pendiente pedregosa y resbaladiza. E igualmente, si puede admitirse la posibilidad de que no sea escuchado en ese paraje solitario el ruido de un cuerpo al caer a las aguas de un r¨ªo que discurre unos metros m¨¢s abajo.
El juez manifest¨® que consideraba el resultado positivo, ya que le hab¨ªa permitido conocer el lugar y circunstancias de la supuesta fuga y obtener un documento filmado. Aun desde fuera, desde la, distancia que separaba al grupo de informadores,de los protagonistas de la reconstrucci¨®n de los hechos incluidos la persona que ocupaba el papel de Mikel Zabalza, el juez, el personal del, juzgado y los abogados, las diligencias de ayer merec¨ªan sin duda un reportaje filmado.
A la puerta del t¨²nel, un agujero negro, respaldado por las laderas de los montes ?que encajonan el lugar y lo mantienen a oscuras por muy intensa que brille la luna en lo alto, repiqueteaba en la noche la m¨¢quina de escribir de una secretaria del juzgado sentada en una silla mal acoplada entre piedras y hierba. Hab¨ªa adem¨¢s suspense que a?adir a una tensi¨®n anunciada, consustancial a la situaci¨®n. Una roca de respetable tama?o y decenas de kilos de peso cayo, desgarrando una raniaa su paso, a cent¨ªmetros de la comitiva de jueces y abogados cuande, se encontraban a la entrada del t¨²nel ante la secretaria que tomaba nota de las comparecencias. Dos guardias civiles, encargados de la vigilancia de la zona, sacaron sus armas prestos a defender al grupo de cualquier ataque. Todo el mundo se pregunt¨® para s¨ª, entre la sombra y la inquietud, si las rocas se desprenden por s¨ª solas aprovechando que tienen debajo a sus se?or¨ªas. El juez orden¨® a la Guardia Civil que investigara el incidente, tras comentar: "Comprendo que puede ser totalmente fortuito, pero tambi¨¦n es posible que no lo sea". La posterior inspecci¨®n de guardias civiles que escalaron la pe?a horadada por el t¨²nel de Endarlaza permiti¨®, por lo visto, al juez confirmar la hip¨®tesis de un accidente fortuito.
En el interior del t¨²nel, iluminado desde la entrada por los faros del R-5 blanco que traslad¨® a Mikel Zabalza a Endarzala, la persona que ocupaba el papel del joven detenido y los dos guardias civiles que lo escoltaban caminaban lentamente, precedidos por la linterna que portaba el oficial de la Guardia Civil. Desde la perspectiva larga del t¨²nel, sus figuras se mezclaban ocasionalmente con las del juez, los abogados y el personal del juzgado, componiendo un conjunto fantasmag¨®rico.
Despuntaba ya el alba cuando lleg¨® a Endarlaza el veh¨ªculo del cuartel de Behobia que fue alertado tras la supuesta fuga de Mikel Zabalza por los tres guardias civiles encargados de su custodia y que al parecer ignoraban la existencia en el mismo Endarlaza de un puesto de su mismo cuerpo. Terminada la reconstrucci¨®n de los hechos, repetida en var¨ªas ocasiones y filmada con diferente intensidad y tipo de luz a medida que se asomaba la aurora, Javier de la Hoz tuvo todav¨ªa ¨¢nimo para acompa?ar durante dos horas en una excursi¨®n monta?era al cazador que ha afirmado no haber observado movimiento policial alguno en la horas siguientes a la desaparici¨®n de Mikel Zabalza.
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