¨ªToguego!'
La noticia de que algunos toreros protestan por lo poco que el Gobierno se ocupa de limpiar la estampa chabacana que de la tauromaqu¨ªa se tiene fuera de Espa?a, despierta simpat¨ªa. El portavoz primero de estos j¨®venes airados del estoque es el gran matador Luis Francisco Espl¨¢, de quien se dice que tiene vastos conocimientos de sociolog¨ªa y buena mano para el dibujo art¨ªstico. Espl¨¢ se rebela contra la imagen exclusiva de "crueldad populachera", y su queja amarga es que "hasta las pel¨ªculas taurinas reflejan una Espa?a de charanga y pandereta".Yo v¨ª dar pases antes en la pantalla queen la arena, a pesar de venir de tina, tierra que proporciona a la lidia con perioricidad figuras de tron¨ªo, como lo son Luis Francisco Espl¨¢, el hermano de Espl¨¢, el padre de Espl¨¢ y, es de esperar, m¨¢s reto?os futuros de ese buen tronco taurino. Por eso al tiempo que comprendo el tes¨®n de estos espadas intelectuales en despejar el aura de ordinariez y truculencia con que muchos les pintan, me atrevo a desear que la Fiesta no pierda nunca la excrecencia legendaria, ligeramente mixtificada, que las historias universales de la infamia y la. fama, ambas en colaboraci¨®n, le han colocado.
La difusi¨®n del t¨®pico taurino es obra, en efecto, de las pel¨ªculas de sangre, arena, los viajeros .Y rom¨¢nticos ingleses, las damas climat¨¦ricas francesas que gritan encendidas "?toguego!", al primer rriuletazo y ?los o tres pintores posimpresionsitas. Pero, ay, qu¨¦ ser¨ªa de este hermoso ritual sin la fuerza vinculante del t¨®pico y el mito, que convierten en un eterno retorno la asistencia del aficionado a las plazas. Respetando al matador celoso de su arte, hay que darle un voto de confianza al mit¨®mano.
Ahora empieza a cundir entre nosotros la figura del torero interdisciplinar, que no hay que confundir, claro est¨¢, con la del matador tradicional amigo de los versos y mecenas de intelectuales menesterosos, Espl¨¢ es un caso muy destacado de la nueva especie, pero tambi¨¦n se ha o¨ªdo recientemente de un torero fisioterapeuta, y nadie hoy puede asegurarnos que no se est¨¦ gestando a la sombra de los tendidos una generaci¨®n de nov¨ªsimos del capote pasados por las aulas universitarias, versados en hermen¨¦utica taurina y quien sabe si influidos al empu?ar la espada por. los escritos de erudici¨®n sobre la Fiesta de Bergam¨ªn y Pin, Romero de Sol¨ªl, Troyano, S¨¢nchez Drag¨®, Echeverr¨ªa y otros ma?tres ¨¤ penser. ?Toreo de sal¨®n? Toreo de sill¨®n, de mucho codo, apunte y hasta de silogismo, m¨¢s que de virtuosismo, si los futuros toreros tratan de hacer honor en la arena a las ocurrentes especulaciones de estos fil¨®sofos que no temen bajar al ruedo.
Antes que el pensador moderno elucubrara, ya los brit¨¢nicos se desga?itaban -con su yo escindido entre la devoci¨®n a los derechos del animal y el hervor primario de la sangre- y los americanos erig¨ªan a Mario Cabr¨¦ como prototipo del toreador escultural. Hay, en efecto, como dice Espl¨¢, mucho oropel en la visi¨®n extranjera del toreo, pero no hay, al mismo tiempo, t¨¦rmino a mi juicio m¨¢s noble que el que en ingl¨¦s designa al torero: bullfighter, "luchador con el toro".
Con la mirada ordinaria del folclore, el torero es elevado, tras un esfuerzo extraordinario de lucha a muerte con el toro, al escal¨®n del h¨¦roe. H¨¦roe bruto y t¨®pico, porque todos lo son, desde Grecia, adornado con el culto de la habilidad y m¨¢s llamativo para los del Norte por su apostura meridional. Por supuesto que frente al tejido de la leyenda queda la posibilidad de rebajar las tintas chillonas, y tambi¨¦n el recurso de denunciar el cambalache administrativo que rodea a los toros, de la manera en que anta?o lo hac¨ªan valerosa y plomizamente los dramaturgos social-realistas y los realizadores comprometidos. Pero no me parece que as¨ª se sanear¨ªa y desde luego quedar¨ªa exhaltada a los espacios de la elegancia una fiesta que al com¨²n de la gente, gusta por lo que tiene de gesto primitivo e iniciaci¨®n sangrienta, cruel, sin lugar a dudas, y chabacana s¨®lo por lo elementar. Una fiesta llena de ruido y furia, que significa mucho.
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