El sector editorial se reactiva
El desarrollo de la edici¨®n es un fen¨®meno preocupante. Cuantitativa y cualitativamente preocupante. Tanto m¨¢s cuanto que hoy este desarrollo conduce a un claro, generalizado y l¨®gico desconcierto.Desde la perspectiva de las ¨²ltimas dos d¨¦cadas de actividad editorial en Espa?a, tal y como hoy la conocemos, en una sociedad de econom¨ªa de mercado que -especialmente en todo cuanto al libro se refiere es una sociedad de oferta, antag¨®nica l¨®gicamente a la censura y propensa al despilfarro, los libros, los lectores y la literatura misma han ?do modific¨¢ndose de una manera sustancial.
Se han producido innumerables crisis parciales, restringidas, generalmente referidas a cambios estructurales, pero nunca se ha llegado a alterar de una forma irreversible el ritmo ascendente de un desarrollo contra todo pron¨®stico y contra toda l¨®gica tanto cultural como econ¨®mica.
A?o tras a?o, y en el punto simb¨®lico que representa la inauguraci¨®n de las dos grandes ferias del libro de Madrid y Barcelona, es frecuente la reflexi¨®n que, por esta vez y no de forma casual, puede circunscribirse al fen¨®meno de la reactivaci¨®n editorial desde una perspectiva cr¨ªtica. Porque no todo el monte es or¨¦gano, y a veces la prosperidad sin lucidez, puede resultar negativa.
Durante los ¨²ltimos 10 a?os, los ¨ªndices de lectura han crecido un 9%, y los de producci¨®n de t¨ªtulos, un 47%. La cifra de negocios del sector -en pesetas constantes- se ha estimado que creci¨® un 7%. Esta ecuaci¨®n puede carecer de sentido para el lector medio, pero encierra grandes y serias contradicciones que deber¨ªan preocupar a los soci¨®logos y agobiar a los profesionales.
Muchos m¨¢s t¨ªtulos para unos pocos lectores m¨¢s quiere decir menores tiradas. El crecimiento de la cifra de negocios muy inferior al de t¨ªtulos editados quiere decir menores m¨¢rgenes econ¨®micos. Y todo ello, en general, se?ala una orientaci¨®n que, como m¨¢s adelante veremos, propic?a o se deriva de la reprograf¨ªa ?legal y tiende a lo que podr¨ªamos denominar venta autoritaria.
Cuidado, pues, con emprender una reactivaci¨®n a cualquier precio. Por este camino podr¨ªamos llegar a una industria que fabricase un t¨ªtulo para cada lector, para que a su vez ¨¦ste cediese -ojal¨¢, al menos, despu¨¦s de haberlo le¨ªdo- generosa e irresponsablemente para ser reproducido mediante la pr¨®spera tecnolog¨ªa de la fotocopia.
La respuesta a este extra?o laberinto, la conclusi¨®n de esta reflexi¨®n cr¨ªtica no es ni debe ser negativa ni apocal¨ªptica, aunque la extensi¨®n de un art¨ªculo de Prensa exija que sea breve. La respuesta pasa por la librer¨ªa y por la biblioteca. Y naturalmente, por la guerra a la reprograrl¨¢ ?legal, guerra que los editores est¨¢n a punto de anunciar.
Vender la novedad
La excesiva producci¨®n inversamente proporcional al volumen de las tiradas es la negaci¨®n de la ventaja s¨®lo aparente de esa sociedad de oferta a que antes nos hab¨ªamos referido, condiciona toda pol¨ªtica comercial hacia la incentivaci¨®n de una funci¨®n librera bastarda y rechazable: la de servir de veh¨ªculo de comunicaci¨®n en una sola direcci¨®n, potenciando una mec¨¢nica autoritaria: s¨®lo ha de venderse la novedad.
No podr¨¢ salirse de esta situaci¨®n sin desarrollar una aut¨¦ntica literatura de masas basada en la librer¨ªa, que para ello deber¨¢ recuperar sus medios e incentivar los h¨¢bitos del di¨¢logo literario, la plena conciencia de su funci¨®n; la librer¨ªa y la biblioteca han de crecer y cambiar lo necesario para atender al creciente p¨²blico popular abandonado hoy a una comunicaci¨®n unidireccional.
En todo el mundo desarrollado se est¨¢ produciendo actualmente esta renovaci¨®n. Aqu¨ª tambi¨¦n ha de llegar, es inminente que esta llegada, se produzca, para que la reactivaci¨®n de la edici¨®n adquiera aut¨¦ntica profundidad y verdadera solidez.
Va a suponer una reforma completa de las estructuras de la librer¨ªa, la aplicaci¨®n de econom¨ªas de escala, una nueva definici¨®n de su naturaleza y tambi¨¦n una revisi¨®n de sus deberes. Y como ha se?alado el ineludible Robert Escarpit, para que todo esto resulte posible es preciso que la sociedad sepa que existe esa librer¨ªa llamada a atenderla.
Bienvenida sea la reactivaci¨®n, del sector editorial, pero, cuidado, sig¨¢mosla de cerca.
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