El primer alcalde democr¨¢tico

"Y tuvimos elecciones. Los pocos falangistas hab¨ªan presentado a un camisa vieja; nosotros, a un ex condenado a muerte, el se?or Horacio, que gan¨® por batuta. Cuando nos visit¨® Mayalde, entonces alcalde de Madrid, hice las presentaciones de rigor: 'Aqu¨ª, el alcalde de Madrid; aqu¨ª, el alcalde del Pozo'. Mayalde se qued¨® mudo; por poco le da algo". Quien as¨ª habla es el padre Llanos, recluido hoy en su nuevo hogar en la calle del Cabo Machichaco, en el Pozo del T¨ªo Raimundo, al recordar la elecci¨®n del ¨²nico alcalde democr¨¢tico durante la dictadura, Horacio Gonz¨¢lez, en 1956.

Horacio tiene hoy 80 a?os, los mismos que el padre Llanos. Ambos recuerdan con nostalgia aquellas elecciones en que las cajas de cart¨®n emularon las empolvadas urnas.

El padre Llanos lleg¨® al Pozo despu¨¦s de un largo peregrinaje por el mundo universitario. Su intenci¨®n era la de pasar inadvertido, como un vecino m¨¢s. Pero su acalorado temperamento pudo con ¨¦l y le arrastr¨® a un protagonismo no buscado.

Llanos recuerda con una sonrisa en los labios el desplante que le hizo un d¨ªa a Franco, cuando vino a inaugurar un poblado cercano al Pozo. "Aprovech¨¦ ese d¨ªa y me largu¨¦ de excursi¨®n con un grupo de j¨®venes". Llanos, sin embargo, no pas¨® nunca por los calabozos: "Antes de meterme en esta historia llegu¨¦ a darle ejercicios espirituales a su excelencia; supongo que aquello me hizo salir de la lista negra".

El padre Llanos y personajes como el Lele, ambos inmortalizados en los r¨®tulos de dos calles, son la historia viva del Pozo. Pocos pueblos pueden presumir de una figura como el Lele. ?l, que se gana la vida vendiendo cupones, es una especie de duende-mensajero-representante oficial del barrio. "El Lele no se pierde ni una", afirman los viejos del lugar.