Toros de pueblo
La bella e inc¨®moda plaza de Aranjuez casi se llen¨® ayer. Muchos espectadores llegaron de la capital de Espa?a, atra¨ªdos por la oportunidad de ver a Ortega Cano, uno de los triunfadores de la feria de San Isidro, y a Jos¨¦ Mari Manzanares, tras su reciente espant¨¢ de la misma. Tambi¨¦n a los toros de Hern¨¢ndez Pla, de nuevo ausentes del ciclo isidril. Se cortaron cinco orejas, se regalaron tres conejos con cintas, y el p¨²blico se fue contento, pero no podr¨ªan estar satisfechos los m¨¢s exigentes, empezando con el mismo ganadero.
Los toros de Hern¨¢ndez Pla ten¨ªan el trap¨ªo justo de una plaza provincial y menos kilos -un promedio de 492- que lucen en Madrid. Cada uno tom¨® con fijeza y estilo una sola vara larga, y llegaron a la muleta muy manejables. Todos embistieron, aunque, en distintos grados, eran distra¨ªdos y sosos. Reses para una feria menor, que de ninguna manera exhibieron la alegre bravura que se espera de este escrupuloso criador.
Hern¨¢ndez Pla / Manzanares, Ortega Cano, Sese?a
Cinco toros de Hem¨¢ndez Pla, flojos, sosos, nobles; segundo, de Alcurrecen, toreable. Jose Mari Manzanares: estocada ca¨ªda (oreja); estocada (aplausos). Ortega Cano: dos pinchazos recibiendo, descabello (oreja); estocada delantera (dos orejas). Jos¨¦ Luis Sese?a, que tom¨® la alternativa: estocada delantera baja (oreja); bajonazo, tres pinchazos, descabello (aplausos). Aranjuez, 30 de mayo.
Manzanares estuvo voluntarioso. Instrument¨® pases templados, muchas veces sin ligar, con el pico de la muleta, fuera de cacho y con la suerte descargada. Alg¨²n espectador, que probablemente confundi¨® el tren de Aranjuez con el ascensor para la andanada de Las Ventas, se lo record¨®.
Ortega Cano tuvo los dos mejores toros. El primero acud¨ªa a la muleta con una bondad extraordinaria, rayana en la borreguez, as¨ª que la ¨²nica emoci¨®n proced¨ªa de la belleza de los pase. Su segundo, con m¨¢s pitones y temperamento, era un toro con clase, para citar de largo y crear arte, pero recibi¨® una faena algo encimista. Creemos sinceramente que el matador no estuvo a su altura.
El toro de la alternativa era soso en extremo, una res rid¨ªcula que iba a su propio aire; Sese?a anduvo con ganas. Igual que con el ¨²ltimo -astifino, veleto y cojo- con el que no se acopl¨®.
Babelia
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