Ciriaco de Mita, reelegido secretario general de los democristianos italianos

Ciriaco de Mita fue reelegido en la tarde de ayer, por tercera vez, secretario general de la Democracia Cristiana, el mayor partido de Italia, tras haber obtenido el 74,53% de los votos del congreso. Ha sido su mayor triunfo en los cuatro a?os que lleva al frente de la jefatura de un partido que est¨¢ en el poder ininterrumpidamente desde hace m¨¢s de cuatro d¨¦cadas.Y eso que el desaf¨ªo de De Mita no era f¨¢cil. Se hab¨ªa propuesto algo considerado siempre imposible, como era el acabar con las corrientes internas, que, de grupos de ideas distintas, hab¨ªan acabado convirti¨¦ndose en verdaderas camarillas de poder dominadas por los llamados baroni del partido o personajes hist¨®ricos. No lo ha conseguido totalmente, ya que algunos de dichos grupos -como, por ejemplo, el de Andreotti y el de Donat-Cattin-han seguido presentando sus listas propias para la elecci¨®n del consejo nacional.

Sin embargo, el triunfo personal de De Mita ha sido claro, ya que incluso muchos de los que se han resistido a deshacer su corriente le han dado al final su apoyo como secretario.

El discurso de De Mita gust¨® ayer hasta a su mayor antagonista, el ex director de Il Popolo Giovanni Galloni -que finalmente entr¨® en la lista unitaria-, y fue interrumpido 32 veces por los aplausos. Fue entonces cuando el t¨ªmido De Mita sonri¨® por vez primera mientras abrazaba a su hijo, quien levant¨® el brazo del padre con orgullo, como se hace con los boxeadores cuando ganan. Fue significativo que a este discurso de ayer no asisti¨® ni la delegaci¨®n socialista, la m¨¢s cr¨ªtica con el secretario, ni la socialdem¨®crata. S¨ª estuvieron, en cambio, los comunistas.

De Mita confes¨® a la asamblea que sus cuatro a?os de secretar¨ªa han sido "duros y exaltantes" y que en alg¨²n momento tuvo la tentaci¨®n de tirar la toalla. Pero a?adi¨® que la experiencia le ha convencido de la necesidad de mantener la "respuesta positiva" del partido a su "desaf¨ªo de renovaci¨®n".

Y con orgullo t¨ªpicamente democristiano, que puso en pie a los miles de congresistas, afirm¨®: "Guste o no, en el centro de la pol¨ªtica italiana sigue estando esta gran fuerza del pueblo que somos los democristianos". Esa frase fue aplaudida por todos: sus amigos y sus antagonistas en el partido.