Modelos sanitarios

He seguido la l¨ªnea editorial de su peri¨®dico, y en materia sanitaria especialmente, desde el primer d¨ªa de su aparici¨®n. En su visi¨®n del universo sanitario hay un hilo conductor, un nexo com¨²n: en ning¨²n momento se cuestiona el que sea el Estado quien gestione, administre y controle. Y esto, el hecho de que jam¨¢s cuestionaran un servicio nacional de salud o una sanidad socializada siempre me caus¨® una cierta perplejidad.Sus editoriales sobre temas sanitarios me parecieron siempre construcciones ad hoc basadas en lo que debe ser el catecismo de su peri¨®dico en esta materia. La brevedad de esta carta me impide ser m¨¢s expl¨ªcito. Pero mi perplejidad lleg¨® al paroxismo cuando el jueves 22 le¨ª en la p¨¢gina 10, en el editorial de ese d¨ªa: "Si el Gobierno... quiere(n)... una vigorosa opini¨®n p¨²blica s¨®lo tiene que hacer caso a un simple consejo... mantener fuera las manos de los medios de comunicaci¨®n".

Sus conclusiones son claras: no puede existir Prensa libre, opini¨®n p¨²blica vigorosa, si el Gobierno, intenta meter sus narices. Y esto ¨²ltimo a cualquier persona razonable le parece obvio.

Vayamos a la segunda parte de mi carta. En la p¨¢gina 11, ese mismo d¨ªa, escribe Fernando Savater un art¨ªculo titulado: La medicina: ?ayuda o coacci¨®n? Dice el se?or Savater: "... La salud tal como la conciben los individuos y tal como se impone coercitivamente por la m¨¢quina estatal son dos cosas distintas y a menudo irreconciliables". Y a?ade: "El conflicto nace de que el Estado tiene una concepci¨®n de la salud como mantenimiento del cuerpo productivo, mientras que el individuo lo que pretende ante todo es la potenciaci¨®n del cuerpo placentero".

?Est¨¢ clara la simetr¨ªa y es necesario insistir? Ustedes, los periodistas, desean que el Estado -o el Gobierno- mantenga sus manos alejadas de la Prensa; piensan, creo que acertadamente, que es la ¨²nica manera de conservar la libertad de expresi¨®n y evitar el adoctrinamiento. Nosotros, los m¨¦dicos -algunos, desgraciadamente, no todos-, creemos que- el Estado debe tambi¨¦n alejar sus manos de la sanidad, ¨²nica forma de que m¨¦dico y enfermo recuperen su libertad. Los m¨¦dicos sabemos las presiones a que estamos sometidos desde la Administraci¨®n para que nos ajustemos a un determinado presupuesto de gasto farmac¨¦utico, para que no recetemos determinados medicamentos etiquetados por el ministro de Sanidad de confort, para que recortemos las inutilidades laborales transitorias. ?No es esta la visi¨®n estatalista de salud productiva? Nunca comprend¨ª c¨®mo un dimio liberal puede mantener fidelidad a un modelo sanitario que ha demostrado, a nivel, de atenci¨®n primaria, ser ineficaz, costoso, obsoleto y frustrante para m¨¦dicos y enfermos, r¨ªgido, puesto que de reforma sanitaria se viene hablando ya desde los Gobiernos de UCD, en definitiva malo- .