La reforma del mercado de trabajo en Espa?a
La econom¨ªa espa?ola ha experimentado en los ¨²ltimos 10 a?os una dram¨¢tica evoluci¨®n en su tasa de desempleo, pasando de una tasa de paro inferior a la media de los pa¨ªses de la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®mico (OCDE) a situarse en el primer puesto del desempleo entre los pa¨ªses desarrollados. Para el autor de este art¨ªculo, son, muchos y de muy diversa naturaleza los factores que han contribuido a este desafortunado comportamiento diferencial.
Existen factores estructurales importantes derivados de los desequilibrios del propio modelo de industrializaci¨®n y modernizaci¨®n seguido por la econom¨ªa espa?ola con anterioridad a la crisis. Y algunas caracter¨ªsticas de la evoluci¨®n reciente de la poblaci¨®n espa?ola han agudizado el desajuste profundo entre la, demanda de trabajo y el crecimiento de la poblaci¨®n activa.Pero junto a estos y otros factores, la rigidez del mercado de trabajo espa?ol durante gran parte del per¨ªodo de crisis econ¨®mica ha contribuido a agravar el problema del desempleo. La rigidez del mercado ha propiciado un comportamiento desfavorable de los salarios reales principalmente entre 1972 y 1979, un fuerte crecimiento de los costes no salariales en el mismo per¨ªodo y una acusada rigidez de la estructura salarial, mientras que las formas de contrataci¨®n poco flexibles y los costes de indemnizaci¨®n por despido contribu¨ªan a inhibir la creaci¨®n de nuevos puestos de trabajo. El n¨²mero 26 de Papeles de Econom¨ªa, recientemente publicado, contiene una extensa descripci¨®n de estos problemas y una rica sistematizaci¨®n de la evidencia emp¨ªrica disponible.
Por esta raz¨®n, la pol¨ªtica econ¨®mica de los ¨²ltimos a?os, con coherencia y capacidad de convicci¨®n crecientes, ha incluido entre los instrumentos de combate de desempleo las medidas de flexibilizaci¨®n del mercado de trabajo.
Aunque los problemas de rigidez del mercado de trabajo se han presentado en la econom¨ªa espa?ola con mayor virulencia, es un error pensar que ¨¦ste sea un problema exclusivo de Espa?a o una obsesi¨®n de un grupo de economistas espa?oles.
La necesidad de flexibilizar el mercado de trabajo aparece como una constante pr¨¢cticamente universal en la totalidad de las recomendaciones de pol¨ªtica econ¨®mica formuladas por los organismos internacionales y en las pol¨ªticas de empleo dise?adas por la mayor¨ªa de los Gobiernos de los pa¨ªses industrializados. La generalidad de este planteamiento surge de unos s¨®lidos indicios de evidencia emp¨ªrica favorable a una rigidez excesiva de los marcos institucionales de los mercados de trabajo, y, paralelamente, de una evoluci¨®n reciente en el campo del pensamiento econ¨®mico que tiende a atribuir un alto grado de responsabilidad a la relativa flexibilidad de los mercados de trabajo en el funcionamiento macroecon¨®mico de los diferentes pa¨ªses.
En los ¨²ltimos a?os se ha desarrollado una amplia literatura que ha ido profundizando en el diagn¨®stico de las distintas formas de rigidez de los mercados de trabajo. Y apoy¨¢ndose en estos diagn¨®sticos se han ido generalizando las demandas de flexibilizaci¨®n del mercado de trabajo. Estas demandas tienen motivaciones diversas que es necesario considerar para evitar las simplificaciones excesivas que conducen a una ideologizaci¨®n est¨¦ril del problema.
Sin duda, el origen de todos los planteamientos actuales sobre la necesidad de flexibilizaci¨®n del mercado de trabajo se encuentra en la preocupaci¨®n sobre el funcionamiento agregado de la econom¨ªa. Desde esta perspectiva, la rigidez de los precios relativos y la regulaci¨®n del mercado de trabajo habr¨ªa conducido a un desequilibrio masivo y permanente que no podr¨ªa ser combatido sin mejorar -sustancialmente el funcionamiento del mercado de trabajo. As¨ª, el aspecto prioritario de la flexibilizaci¨®n del mercado de trabajo ser¨ªa hacer que el sistema de precios y de remuneraciones sea el adecuado para un crecimiento equilibrado, poni¨¦ndose el acento en moderar el crecimiento de los salarios, superar las f¨®rmulas r¨ªgidas de indiciaci¨®n y reducir los costes laborales no salariales.
Conforme se ha ido profundizando en el debate sobre la flexibilidad del mercado de trabajo, el enfoque se ha ido desplazando progresivamente desde el ¨¢ngulo del funcionamiento macroecon¨®mico hacia las exigencias derivadas del ajuste microecon¨®mico. El funcionamiento flexible del mercado aparece como un requisito, no s¨®lo para evitar o reducir los desequilibrios agregados, sino para facilitar la adaptaci¨®n de empresas y sectores a los est¨ªmulos de la nueva relaci¨®n de precios relativos a los cambios en la tecnolog¨ªa disponible y en la propia organizaci¨®n industrial. Mientras unos sectores experimentan excesos de oferta, otros se encuentran con exceso de demanda. En condiciones normales, una buena parte de esos desequilibrios es reabsorbida por la movilidad intersectorial de factores, pero si existen barreras y obst¨¢culos que limitan o impiden esa movilidad, las transformaciones de la estructura productiva, inducidas por los cambios en los precios relativos, en la tecnolog¨ªa o en la organizaci¨®n industrial, dar¨¢n origen a un desequilibrio agregado m¨¢s pronunciado.
Adem¨¢s, el cambio t¨¦cnico es una poderosa fuerza impulsora de ajustes internos en el mercado de trabajo, para los que resulta muy importante la flexibilidad funcional que permita y facilite el reciclaje desde las ocupaciones en decadencia hacia las ocupaciones en expansi¨®n. El cambio t¨¦cnico requiere un ajuste gradual de la fuerza de trabajo existente, y a la vez suministra nuevas oportunidades de empleos m¨¢s cualificados y con mejores condiciones de trabajo. Sin embargo, existen importantes obst¨¢culos que se oponen a estas transformaciones, como son las estructuras ocupacionales r¨ªgidas, la baja competencia entre trabajadores, que limita la movilidad, y las pr¨¢cticas inflexibles de las direcciones de personal.
Mayor flexibilidad
Es necesario subrayar que desde esta perspectiva la exigencia de flexibilidad es m¨¢s profunda que la que se deriva exclusivamente de la necesidad del ajuste macroecon¨®mico, pues est¨¢ vinculada a los cambios en profundidad que se est¨¢n produciendo en el sistema hasta ahora vigente de organizaci¨®n industrial, derivados tanto de la aplicaci¨®n de las nuevas tecnolog¨ªas como de la estructura cambiante de los mercados y de la competencia, que promueven una organizaci¨®n m¨¢s flexible de las m¨¢quinas y del trabajo. Seg¨²n ello, el sistema de producci¨®n en gran escala a trav¨¦s de la gran empresa, que ha condicionado el modelo actual de relaciones laborales y de acci¨®n sindical, estar¨ªa dando paso a un nuevo modelo de "especializaci¨®n flexible" de empresas de menor dimensi¨®n que permiten pr¨¢cticas m¨¢s flexibles en innovaci¨®n y definici¨®n de los empleos y de las calificaciones.
Las motivaciones aducidas hasta ahora en las demandas de flexibilidad del mercado de trabajo: mejor funcionamiento macroecon¨®mico, ajuste microecon¨®mico y adaptaci¨®n a los cambios tecnol¨®gicos y en la organizaci¨®n industrial, se basan en la eficacia econ¨®mica. Sin embargo, tambi¨¦n existen, razones basadas en la equidad para adoptar una actitud positiva en favor de una mayor flexibilidad de los mercados de trabajo, en la medida en que puede ayudar a eliminar segmentaciones y discriminaciones y puede favorecer unos niveles de protecci¨®n m¨¢s universales y m¨¢s homog¨¦neos.
Ante este diagn¨®stico, los problemas del mercado de trabajo no se pueden reducir a corregir los desajustes del precio real del trabajo y a reducir las barreras a la movilidad. No basta con el ajuste del mercado de trabajo, sino que los problemas surgidos plantean la necesidad de un cambio institucional, de una reforma de los marcos institucionales que regulan las relaciones de trabajo.
La gran dificultad estriba en que la reforma del mercado de trabajo afecta a los mecanismos de seguridad en los puestos de trabajo y de protecci¨®n social. Aunque la estabilidad y la equidad no son t¨¦rminos contradictorios con la flexibilidad, no se puede abstraer que la rigidez actual de los mercados de trabajo es el resultado en parte de las mejoras sociales y que surge de las crecientes seguridades dadas a los trabajadores en el empleo, los salarios y otras formas de protecci¨®n social. Los niveles actuales de protecci¨®n social y seguridad en el empleo reflejan aspiraciones leg¨ªtimas que no pueden ser desmanteladas sin m¨¢s en aras de una mayor flexibilidad del mercado de trabajo. Los hechos contundentes del desempleo y la econom¨ªa oculta muestran que el precio pagado por las mejoras sociales ha sido en general mayor al que se hab¨ªa supuesto y que es necesario una cierta rectificaci¨®n, aunque el margen para la acci¨®n es limitado. Desde esta visi¨®n, la reforma del mercado de trabajo tiene que desechar los planteamientos m¨¢s radicales, que no tienen en cuenta que las realidades sociales son el resultado de procesos hist¨®ricos e institucionales lentos y complejos.
En Espa?a la pol¨ªtica de flexibilizaci¨®n del mercado de trabajo, en el marco de una pol¨ªtica global de saneamiento y ajuste, ha avanzado especialmente en los dos ¨²ltimos a?os principalmente en dos aspectos. Por un lado se ha avanzado considerablemente en la superaci¨®n de la rigidez de los salarios reales a trav¨¦s de una decidida orientaci¨®n de moderaci¨®n de los costes laborales, y por otro lado, mediante el establecimiento de unas nuevas formas de contrataci¨®n laboral con un car¨¢cter sustancialmente m¨¢s flexible que el existente hasta entonces.
Ante todo es necesario insistir en que ambos aspectos de la flexibilizaci¨®n del mercado de trabajo espa?ol ya est¨¢n produciendo sus efectos positivos.
As¨ª, la flexibilizaci¨®n del mercado de trabajo est¨¢ coadyuvando al ajuste en dos aspectos esenciales. Primero, mejorando la relaci¨®n entre la inflaci¨®n y la tasa de paro, de forma que. la reducci¨®n de la inflaci¨®n se puede hacer en un contexto m¨¢s favorable de evoluci¨®n del desempleo, lo que implica una ampliaci¨®n de los m¨¢rgenes para el crecimiento no inflacionista, y, segundo, reduciendo el ritmo de crecimiento medio de la productividad observada del trabajo, lo que implica la restauraci¨®n de una relaci¨®n m¨¢s favorable entre el crecimiento del producto y el crecimiento del empleo.
Ambos aspectos son s¨ªntomas de que la pol¨ªtica de flexibilizaci¨®n del mercado de trabajo est¨¢ promoviendo un ajuste estructural positivo, que permite pensar en la posibilidad de que las tendencias negativas que han condicionado la evoluci¨®n cr¨ªtica del empleo se puedan invertir de forma sostenible en un futuro cercano.
Esta valoraci¨®n positiva no debe ser excusa para una autocomplacencia que conduzca a la pasividad, porque todav¨ªa son necesarios algunos ajustes y reformas importantes que aunque comporten costes ser¨¢n sin duda m¨¢s f¨¢cilmente soportables en la nueva situaci¨®n que se est¨¢ creando en el mercado de trabajo.
es profesor titular de Econom¨ªa Aplicada.
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