Javier G¨²rpide
Tres libros de poes¨ªa para reflejar la educaci¨®n sentimental de un alto ejecutivo

Javier G¨²rpide tiene 47 a?os y aire deportivo de financiero acostumbrado a no o¨ªr sus pasos sobre las moquetas. Va vestido con traje liso, corbata de seda y un pa?uelo azul marino asomando del bolsillo superior de la chaqueta. Javier G¨²rpide, director general cojrporativo, del Banco de Bilbao, ha sacado tiempo tras los viajes, las reuniones,y los consejos para publicar tres libros de poes¨ªa en los ¨²ltimos dos a?os. Varios poemas de su obra m¨¢s reciente, La Iongitud del viento, recrean los veranos de su infancia en el Pirineo vasco-franc¨¦s. Una infancia que se libra del agobio de las cifras perfectas de los balances.
Uno de los poemas del libro, editado en la colecci¨®n Adonais, describe el estado psicol¨®gico de un enfermo tras una operaci¨®n. El "sabor c¨¢rdeno a mortaja" y una "turbia asfixia" cabr¨ªa esperar que estuviesen condicionados por alguna terrible dolencia, quiz¨¢ por algo relacionado con el coraz¨®n galopante que al parecer tienen los financieros. Pero Javier G¨²rpide aclara que era una operaci¨®n de apendicitis, y justifica la terribilidad de los versos diciendo: "Soy bastante quejica y pesimista, aunque procuro no, ejercer".El tono melanc¨®lico de sus poemas contrasta con un comportamiento extravertido y con expresiones pragm¨¢ticas e ir¨®nicas que le hacen hablar de sus, obras rest¨¢ndoles importancia.
Nacido en Tudela (Navarra), en una familia burguesa, G¨²rpide se hizo ingeniero industrial porque la ingenier¨ªa era "lo t¨ªpico", dice, "a lo que aspiraban los cabezas de familia para sus hijos". Luego, se dio cuenta, a mitad de carrera, de que las humanidades le gustaban m¨¢s. "Me prostitu¨ª porque no romp¨ª con todo", a?ade, "y opt¨¦ por la posici¨®n pragm¨¢tica, que era seguir".
Tuvo tiempo para hacerse doctor en esa materia, para estudiar Econ¨®micas, para ejercer varios a?os "como ingeniero puro", para introducirse luego en el mundo de las finanzas, y para educar, mientras todo esto suced¨ªa, su sentido de la est¨¦tica.
La indiferencia que suelen tener los t¨¦cnicos hacia asuntos extra?os a su especialidad la evit¨® G¨²rpide -"siempre en una carrera muy individual", dice-, por medio del flamenco y el jazz. Adem¨¢s, las lecturas de psicolog¨ªa, el cine y Los Beatles conformaron su universo aparte.
Su educaci¨®n sensible y sentimental tambi¨¦n fue consecuencia de lo que ¨¦l llama "la vida reprimida de entonces", situada en su caso en un colegio de jesuitas y posteriormente en un colegio mayor. "Se exaltaba mucho a la mujer", dice, "la imaginaci¨®n trabajaba much¨ªsimo".
Javier G¨²rpide, por lo que cuenta con tono jocoso y prudente al mismo tiempo, debi¨® tener fuego muchas oportunidades para que la imaginaci¨®n encontrase terreno firme, y hace varios a?os lleg¨® a la conclusi¨®n de que en su vida hab¨ªa algo de frustraci¨®n. As¨ª, "sin dem¨¦rito de mi profesionalidad", dice con diplomacia, "sent¨ª necesidad de escribir". Y eligi¨® la poes¨ªa para manifestar sus vivencias. "El haber vivido varias vidas y no ser muy convencional es lo que me ha inclinado a expresarme, a trav¨¦s de este g¨¦nero", asegura. En La Iongitud del tiempo esas vivencias no son demasiado radicales ni transgresoras -de hecho, el autor lleva 21 a?os casado y tiene cuatro hijos-, pero G¨²rpide ha logrado transmitirlas, como pretend¨ªa, "con un estilo poco denso, fresco y tierno". Al escribir, su intenci¨®n es "sintonizar, hacer bien a alguien"; "incluso si consigo quitarle el insomnio".
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