Una pol¨ªtica para modernizar el Estado
No es verdad que el proceso auton¨®mico est¨¦ terminado. El Estado de las autonom¨ªas no est¨¢ consolidado. Sigue sometido a demasiadas incertidumbres. Despu¨¦s de seis a?os de vigencia y aplicaci¨®n del Estatuto de Autonom¨ªa de Catalu?a, tendr¨ªamos que tener, tal como indica el propio Estatuto, un sistema de financiaci¨®n estable que garantice la suficiencia de recursos, su actualizaci¨®n anual autom¨¢tica y la autonom¨ªa en el gasto. Esto no se ha hecho a pesar, una vez m¨¢s, de las promesas. Seguimos obligados a negociar cada a?o con la Administraci¨®n central las transferencias de los recursos partida por partida, y la autonom¨ªa en el gasto afecta s¨®lo a un 10% del presupuesto de la Generalitat aprobado por el Parlament de Catalu?a.Aprobar un nuevo modelo estable de financiaci¨®n de las comunidades aut¨®nomas que supere las imperfecciones y los desajustes actuales y reconocidos por todas las fuerzas pol¨ªticas es un objetivo importante para consolidar el Estado de las autonom¨ªas.
Podr¨ªamos hablar de traspasos, de c¨®mo se expresa la posici¨®n de las comunidades aut¨®nomas cerca de las instituciones europeas en los temas que afecten a sus competencias, de recursos de inconstitucionalidad que van en un sentido u otro para demostrar que el proceso auton¨®mico, una de las innovaciones m¨¢s interesantes y m¨¢s positivas de nuestra Constituci¨®n, est¨¦ terminado.
Por eso, hay que poner un especial acento en priorizar la innovaci¨®n y el desarrollo tecnol¨®gico. En Espa?a se investiga poco. En los pr¨®ximos cuatro a?os, los gastos en investigaci¨®n se han de doblar. A su vez, hay que incorporar las nuevas tecnolog¨ªas a la actividad econ¨®mica. Esto requiere de pol¨ªticas fiscales que favorezcan la inversi¨®n en estas ¨¢reas por un lado y, por otro, la incentivaci¨®n de la pol¨ªtica de formaci¨®n y reciclaje profesional desde las escuelas de formaci¨®n profesional hasta la Universidad, acerc¨¢ndolas a la actividad productiva.
El cuarto objetivo es el de sanear los desequilibrios b¨¢sicos de la econom¨ªa espa?ola. La inflaci¨®n se ha de reducir hasta los niveles medios de la comunidad. El d¨¦ficit p¨²blico ha de disminuir de a?o en a?o.
En consecuencia, se ha de adoptar una pol¨ªtica de contenci¨®n del gasto p¨²blico basada en la austeridad. Asimismo, se revisar¨¢ la actuaci¨®n de las empresas p¨²blicas, con el fin de reducir las p¨¦rdidas que tienen y las subvenciones que reciben, contemplando la posibilidad de privatizaci¨®n en determinadas circunstancias. Este proceso ir¨¢ acompa?ado de la necesaria reforma de la Seguridad Social.
S¨®lo desde la ¨®ptica de pragmatismo y realismo que se desprende de este programa podr¨¢ adecuarse la econom¨ªa espa?ola al nuevo entorno internacional de la Comunidad Econ¨®mica Europea para poder competir directamente y sin trabas al mismo nivel que los dem¨¢s miembros.
?stos son, principalmente, la disminuci¨®n de los costos laborales no salariales, como la Seguridad Social, y la flexibilizaci¨®n en la contrataci¨®n, a fin de acercar la normativa laboral a las necesidades del mercado, tal como ya rige en la Comunidad Europea. Esto tendr¨ªa especial incidencia en la creaci¨®n de puestos de trabajo para los j¨®venes, que hoy son los principales afectados por la falta de trabajo.
Con todo, para crear empleo es imprescindible que la inversi¨®n crezca, ya que hoy se encuentra en uno de los niveles m¨¢s bajos de los ¨²ltimos ocho a?os. Relanzar la inversi¨®n es el segundo objetivo b¨¢sico que afronta el programa. Hay que suprimir trabas e intervenciones que hoy la frenan. Esto comporta liberalizar la econom¨ªa y fomentar la acci¨®n empresarial, es decir, configurar un marco legal y administrativo realmente ¨¢gil, eliminando burocracia y simplificando tr¨¢mites, sea para abrir una empresa o para contratar a un nuevo empleado.
La fiscalidad se ha de orientar hacia el aumento de la inversi¨®n y, por tanto, ser¨¢ preciso para el incremento de la presi¨®n fiscal de los ¨²ltimos a?os; la pol¨ªtica crediticia y financiera tambi¨¦n se ha de liberalizar, favoreciendo unas mejores condiciones para la inversi¨®n productiva. Todo ello sin olvidar actuaciones espec¨ªficas para fomentar la actividad y la inversi¨®n de las peque?as y medianas empresas, las cuales, por sus caracter¨ªsticas, deben gozar de determinadas excepcionalidades en los ¨¢mbitos fiscal y de la contrataci¨®n laboral.
Programa econ¨®mico
Un tercer objetivo -estrictamente relacionado con el relanzamiento de la inversi¨®n- es la modernizaci¨®n de los sectores econ¨®micos.
La pol¨ªtica auton¨®mica de ajuste que ha llevado a cabo el Gobier no socialista ha sido insuficiente en algunos puntos, y negativa en otros. Del an¨¢lisis sobre la evoluci¨®n de los diversos indicadores econ¨®micos entre 1982 y 1986 se desprende que el paro ha crecido en 734.000 personas, que el d¨¦ficit p¨²blico ha aumentado en un bill¨®n de pesetas, y el coste para financiarlo (intereses) se ha incrementado en 811.000 millones de pesetas.
Mientras desde el Gobierno se ped¨ªa austeridad a la econom¨ªa, los gastos del Estado crec¨ªan a un ritmo cuatro veces m¨¢s r¨¢pido que el crecimiento del PIB.
En estos a?os, Europa ha obtenido otros resultados. Europa tiene la mitad de tasa de paro y de inflaci¨®n que la que tenemos en Espa?a. Por tanto, esto significa que existe una alternativa en pol¨ªtica econ¨®mica.
La importancia que otorgamos; al programa econ¨®mico se deriva. del hecho de que los pr¨®ximos cuatro a?os constituir¨¢n un per¨ªodo clave para la superaci¨®n de la crisis de la econom¨ªa espa?ola y de sus principales desequilibrios. Situarlos en niveles parecidos a los que hoy mantiene la CEE es, por tanto, el objetivo que persiguen todas las actuaciones de pol¨ªtica econ¨®mica que proponemos.
Hay que reducir el paro. Hoy, el porcentaje de parados que hay en Espa?a dobla al que tienen como, promedio los otros miembros de la Comunidad Europea. Esto no puede ser as¨ª; la pol¨ªtica contra el paro no puede depender de los subsidios, sino que se ha de fundamentar en el est¨ªmulo para la creaci¨®n de puestos de trabajo.
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