Gelli dirig¨ªa los servicios secretos italianos cuando ocurri¨® la matanza de Bolonia
Licio Gelli, ex maestro venerable de la logia secreta seudomas¨®nica Propaganda 2 (P-2), y actualmente en paradero desconocido, era el 2 de agosto de 1980, cuando ocurri¨® la matanza terrorista de la estaci¨®n de Bolonia, el verdadero jefe de los servicios secretos militares de Italia, seg¨²n un documento elaborado por los jueces Vito Zincari y Sergio Castaldi.Gelli ha sido acusado por los dos jueces de haber instrumentalizado pol¨ªticamente, con finalidad golpista, el pavoroso atentado de Bolonia -en el que resultaron muertas 85 personas y otras 200 heridas- y de haber encubierto a los verdaderos culpables neofascistas, intentando echar la culpa a los servicios secretos sovi¨¦ticos.
El proceso se iniciar¨¢ dentro de un a?o, y los acusados est¨¢n repartidos en tres cap¨ªtulos. En primer lugar, la asociaci¨®n subversiva formada por Licio Gelli, el general Pietro Musumeci y el capit¨¢n Giuseppe Belmonte, que formaban parte entonces de los servicios secretos militares (SISMI).
Se les acusa de haber creado una estructura paralela dentro de los servicios oficiales presidida por Gelli, a quien pod¨ªan llamar desde fuera de Roma al tel¨¦fono 475 93 47 de la capital, que era un tel¨¦fono secreto del SISMI. Acusado de pertenecer a la misma banda o asociaci¨®n subversiva figura tambi¨¦n, entre otros, el neofascista Stefano delle Chiaie.
A otro nivel, est¨¢n los acusados de formar una banda armada, entre los que se encuentran tres extremistas de derecha que, seg¨²n los jueces, estaban presentes en la estaci¨®n la ma?ana del atentado: Valerio Fioravanti, Francesca Mambro y Sergio Picciafuoco.
Y, finalmente, est¨¢n los acusados de haber llevado a cabo materialmente el atentado: Paolo Signorelli, Massimiliano Facchini, Roberto Rinani, Giusva Fioravanti, Francesca Mambro y Sergio Picciafuoco.
El proceso se instruir¨¢ "por indicios", ya que no existe en realidad ninguna prueba contundente de la participaci¨®n de todos estos individuos en el atentado de Bolonia.
De lo que no cabe duda es de que el gran acusado es Licio Gelli, con su logia P-2, en la que figuraban en aquel momento los tres altos cargos de los servicios secretos y militares italianos. ?l mismo era un agente secreto, como han probado los jueces.
Las intenciones de Gelli y los suyos al organizar o instrumentalizar y guiar los atentados neofascistas de entonces eran las de preparar un golpe blanco para adue?arse de los puestos claves del Estado, dando un revolc¨®n a las instituciones democr¨¢ticas del pa¨ªs. De ah¨ª que intentase desviar las investigaciones hacia los servicios secretos sovi¨¦ticos.
El atentado contra el Papa
Las conclusiones de los jueces de Bolonia pueden ser adem¨¢s muy importantes por otro motivo: es posible que abran una pista nueva sobre el atentado contra el papa Juan Pablo II, cuya responsabilidad se intent¨® hacer recaer tambi¨¦n sobre los servicios secretos b¨²lgaros y sovi¨¦ticos, y del que siempre se sospech¨® que pudo haber estado manejado por miembros de los servicios secretos desviados por el general Musumeci y la logia P-2.Existe, en efecto, un episodio muy singular al que no se hab¨ªa dado hasta ahora mucha importancia, pero que podr¨ªa adquirirla tras las revelaciones de los jueces de Bolonia. Durante una de las investiduras de la logia P-2 por parte de Licio Gelli, en el hotel Excelsior de Roma, cont¨® el entonces ex jefe de prensa del partido socialista Piero Nistico que, tras el juramento, Gelli le hab¨ªa ense?ado unas fotos del papa Wojtyla desnudo. Ante el asombro de Nistico, Gelli le dijo: "No tienes que sorprenderte, es s¨®lo un problema de servicios secretos, y si ha sido f¨¢cil obtener estas fotos piensa lo f¨¢cil que ser¨ªa dispararle al Papa".
El episodio se produjo s¨®lo unos meses antes del atentado en la plaza de San Pedro, y en aquel per¨ªodo se acusaba al Papa polaco de haber vuelto a condenar a la masoner¨ªa, cuando su predecesor, Pablo VI, hab¨ªa abierto la mano en este campo.
Entre las muchas confesiones que Al¨ª Agca hizo durante el proceso de Roma, una fue que los servicios secretos paralelos controlados por Licio Gelli le hab¨ªan prometido la libertad a cambio de que echase la culpa del atentado a los pa¨ªses del Este comunista
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