Continuidad alemana
LAS ELECCIONES regionales en la Baja Sajonia (Rep¨²blica Federal de Alemania), celebradas el 15 de junio, fueron seguidas con particular atenci¨®n para obtener indicaciones sobre lo que pueda ocurrir en enero de 1987, fecha de las pr¨®ximas elecciones legislativas. Ese land es bastante representativo de toda la RFA, y sus resultados permiten apreciar tendencias generales. Las anteriores elecciones regionales de la Baja Sajonia, en 1982, fueron el primer anuncio del cambio profundo que se iba a producir en la pol¨ªtica alemana en los meses siguientes. Los liberales, mientras gobernaban a¨²n con los socialistas en Bonn, anunciaron que estaban dispuestos a formar Gobierno en Hanover con los democristianos, lo que no ocurri¨® porque ¨¦stos alcanzaron la mayor¨ªa absoluta; pero se hab¨ªa dado un paso hacia la ruptura.Este a?o, el problema que se ha colocado en un primer ,plano es el del impacto de la cat¨¢strofe de Chernobil sobre la actitud de los electores. La Baja Sajonia tiene una larga frontera com¨²n con la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana (RDA), y la emoci¨®n provocada por la elevaci¨®n de los ¨ªndices de radiactividad hab¨ªa sido muy intensa. Por otro lado, en dicho land el porcentaje de energ¨ªa producida en centrales nucleares es del 60%, o sea, muy superior a la media en la RFA. El Partido Verde ha desarrollado desde hace a?os fuertes campa?as contra las centrales nucleares y hab¨ªa logrado entrar en el Parlamento regional en. las elecciones de 1982 con el 6,5% de los votos. Los sondeos anunciaban un ascenso apreciable de sus votos. No ha sido as¨ª: los verdes han obtenido el 7,1%, o sea, un crecimiento muy modesto.
Estos resultados confirman que el s¨ªndrome de Chernobil, el temor a los accidentes nucleares, no tiene una traducci¨®n neta y acusada en los resultados electorales. Por otro lado, el triunfo de la tendencia fundamentalista en el congreso del Partido Verde celebrado en Hanover -capital de la Baja Sajonia- ha sido un obst¨¢culo para la extensi¨®n de su influencia. De ese congreso han salido posiciones muy radicalizadas; no ya la paralizaci¨®n inmediata de las centrales nucleares, sino la salida de la RFA de la OTAN, la disoluci¨®n de la polic¨ªa y la desaparici¨®n de las c¨¢rceles, propuestas que han facilitado a la derecha argumentos para una campa?a del miedo.
El partido del canciller Kohl ha sufrido un retroceso sustancial, al perder el 6,4% de sus votos de 1982 y la mayor¨ªa absoluta. Sin embargo, este resultado ha sido tranquilizador para las perspectivas del canciller con vistas a las elecciones de enero. Los democristianos podr¨¢n seguir gobernando en Hanover. Kohl est¨¢ sometido dentro de su partido a severas cr¨ªticas, y sus principales adversarios esperaban una derrota decisiva en la Baja Sajonia para exigir el cambio del l¨ªder; tal derrota no se ha producido. En cuanto al partido liberal, su papel sale fortalecido: ha remontado su etapa de descensos dram¨¢ticos, cuando parec¨ªa que iba a quedar por debajo del 5% y marginado, por tanto, de la vida parlamentaria.
El SPD ha obtenido un ¨¦xito importante, superando en cerca de un 6% su votaci¨®n de las elecciones anteriores, pero no arrollador. En todo caso, los resultados de la Baja Sajonia alejan la perspectiva de una coalici¨®n roja-verde para derrotar al Gobierno de Kohl en enero de 1987. Al mismo tiempo es improbable que las pr¨®ximas legislativas puedan provocar un cambio en la RFA. Por otro lado, si el SPD ha gobernado durante largas etapas en la RFA, siempre, ha sido en coalici¨®n: con los democristianos hasta 1969, y despu¨¦s con los liberales hasta 1982. Hip¨®tesis de ese g¨¦nero no son hoy veros¨ªmiles; en cuanto a que pueda alcanzar una mayor¨ªa absoluta en las legislativas, es una eventualidad muy remota. El propio Willy Brandt, hablando de Baja Sajonia, se ha referido a la insuficiencia, del aumento de votos socialistas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.