La Casa de Espa?a en Par¨ªs ser¨¢ gestionada por el Gobierno
Las asociaciones de emigrantes espa?oles en Francia est¨¢n inquietas: la Casa de Espa?a, un hermoso edificio situado cerca de los Campos El¨ªseos, en Par¨ªs, va a escapar a su control y convertirse en un centro de cultura oficial, gestionado por un organismo del Gobierno. El local est¨¢ cerrado por el momento por obras de renovaci¨®n, pero la pol¨¦mica ha estallado ya, y no ser¨ªa extra?o que en los pr¨®ximos meses se fueran cargando las tintas.
"La casa se hab¨ªa convertido en una especie de taberna del emigrante, sin ninguna proyecci¨®n cultural hacia el exterior, y no es posible cambiar ese estado de cosas mientras el consejo de administraci¨®n sea nombrado por esos grupos", explica el delegado del Ministerio de Trabajo, Alfonso Mor¨®n: "Vamos a quedarnos sin un centro de reuni¨®n para todo el mundo, nos van a quitar algo nuestro para convertirse en un centro de elite", claman los portavoces de las asociaciones.El problema es dif¨ªcil de resolver. Es cierto que la Casa de Espa?a, inaugurada en 1978, estaba ampliamente infrautilizada, con un tipo de clientela fija, generalmente hombres y mujeres de mediana edad, y que no atra¨ªa ni a sectores de la sociedad francesa potencialmente interesados en temas espa?oles ni a buena parte de la propia colonia residente en Par¨ªs, pero tambi¨¦n lo es que ¨²ltimamente se hab¨ªa hecho un esfuerzo, con la instalaci¨®n de talleres de cer¨¢mica y grabado y la celebraci¨®n de cursos de guitarra, iniciaci¨®n a las bellas artes o serigraf¨ªa, que ahora probablemente desaparecer¨¢n, y, en definitiva, que esa clientela fija, que enerva a los agregados de la Embajada, no tiene otro sitio donde reunirse. "Lo l¨®gico ser¨ªa que esa gente fuera precisamente a los locales de las asociaciones de emigrantes, que, por otra parte, reciben subvenciones para financiar sus actividades", prosigue Mor¨®n. "Lamentablemente, tengo que decir que algunos grupos hacen un buen trabajo, pero que el dinero se dedica en muchos casos a comidas y bailes", a?ade. El presupuesto no deb¨ªa de dar, sin embargo, para muchas fiestas y comilonas, porque en 1985 ascendi¨® a 41 millones de pesetas, a repartir entre m¨¢s de 275 centros, lo que supone unas 148.000 pesetas por asociaci¨®n, dado que el n¨²mero de afiliados a dichos centros es de 37.587; quiere decirse que el Estado espa?ol les destin¨® aproximadamente unas 1.000 pesetas por persona y a?o. La precariedad del presupuesto no oculta, sin embargo, la propia debilidad del movimiento asociativo entre los emigrantes espa?oles., El mero hecho de que exista un n¨²mero tan elevado de centros con menos de 200 miembros es un s¨ªntoma de esa debilidad.
Para colmo, no hay una ¨²nica federaci¨®n, sino tres, con color pol¨ªtico diferente: comunista, socialista y conservador. En cualquier caso, el propio, Alfonso Mor¨®n reconoce que hasta ahora no se ha hecho ning¨²n estudio sobre las actividades promovidas por los centros y que el control se limita a comprobar que existen facturas que justifican las subvenciones.
"Las asociaciones pretenden hablar en nombre de todos los emigrantes, pero en realidad no representan a m¨¢s de un 12%", asegura el delegado del Ministerio de Trabajo. "No es cierto que se vayan a suprimir las ayudas econ¨®micas. En todo caso, se racionalizar¨¢n". Mor¨®n se lamenta de que el emigrante espa?ol "tiene vocaci¨®n de asistido", y que cree que tiene m¨¢s derechos que los espa?oles que no emigraron.
Regresar o quedarse
"La pol¨ªtica actual del Gobierno es favorecer su integraci¨®n en el pa¨ªs en que residen", prosigue. La encuesta realizada por el propio Ministerio de Trabajo demuestra, sin embargo, que los emigrantes no han esperado a que el Gobierno actual definiera sus objetivos y que desde hace muchos a?os han procurado integrarse por sus propios medios en la sociedad francesa.Francia sigue siendo el pa¨ªs europeo que cuenta con mayor n¨²mero de inmigrantes espa?oles, 365.662, pr¨¢cticamente la mitad de todos los que residen en la Comunidad Europea. El 75% lleg¨® entre 1960 y 1980, aunque a partir de 1970 las entradas se redujeron considerablemente, pasando de casi 24.000 a s¨®lo 12.000, sin contar a los trabajadores temporeros.
La mayor¨ªa de los emigrantes espa?oles procede de Galicia (24%), Andaluc¨ªa (16%), Madrid (11%) y Catalu?a (10%). Algo m¨¢s de un tercio aprovech¨® las oportunidades que le ofrec¨ªa Francia para mejorar su cualificaci¨®n profesional, y el 76% se las arregl¨® para aprender bien la lengua, aunque s¨®lo el 41% afirma que es capaz de escribirla.
Los espa?oles residentes en Francia han huido de los guetos, y en la mayor¨ªa de los casos tienen vecinos nacionales. Sin embargo, el 75% sigue afirmando que su mejor amigo es un espa?ol. En alabanza de la sociedad francesa cabe decir que m¨¢s del 90% de los trabajadores espa?oles no se siente discriminado, ni en el trabajo, ni en las tiendas, ni con los vecinos, ni tan siquiera con la polic¨ªa. S¨®lo cuando se habla de la escuela el porcentaje desciende un poco (70%). El emigrante tiene tal vez vocaci¨®n de asistido, pero al mismo tiempo muy pocas esperanzas de que le asistan: el 69% cree que sus hijos tendr¨¢n m¨¢s futuro si se quedan en Francia, y el 50% piensa que ya no volver¨¢ a su pa¨ªs de origen.
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