Cuerpos de oro
Martha Graham Dance CompanyEstados Unidos. Primer programa: Diversi¨®n de ¨¢ngeles, Graham, Dello Joio; Errante en el laberinto, Graham, Menotti; Cueva del coraz¨®n, Graham, Barber; Actos de luz, Graham, Nielsen. Pabell¨®n Anaitasuna. Pamplona, 26 de junio.
ROGER SALAS ENVIADO ESPECIAL
Con la premisa de dedicar esta temporada a la paz mundial, el programa comenz¨® con Diversi¨®n de ¨¢ngeles, una pieza de 1948 de notable acento festivo. Las bailarinas, peinadas y maquilladas al antiguo estilo (como lo hiciera en su tiempo la propia Martha Graham), contribuyen con su baile a sostener el sabor de anta?o, pues viendo estas piezas se asiste a una especie de museo viviente de la historia de la danza moderna.
La estructura coreogr¨¢fica era en esa ¨¦poca algo muy r¨ªgido y estructurado para la creadora norteamericana, y estas reposiciones se han cuidado mucho de sostener esa atm¨®sfera constricta y cerrada que refleja el momento de m¨¢s alta ortodoxia y efervescencia del m¨¦todo.
Nada m¨¢s salir a escena, Cristine Dakin, envuelta en su larga bata roja, hizo gala de un equilibrio a la segunda que arranc¨® exclamaciones. Las bailarinas, en general, son venales, y ellos, d¨²ctiles y atl¨¦ticos. Diversi¨®n de ¨¢ngeles, a pesar de la frescura l¨ªrica, lleva un drama latente, y la variaci¨®n de Maxime Cherman es como un tratado de racionalizaci¨®n de la expresividad de acuerdo a los c¨¢nones grahamnianos. La contracci¨®n nunca es gratuita, sino que aparece en la sala en una l¨ªnea ondulante y continua de acci¨®n danc¨ªstica, entendiendo el salto, el balance y las expansiones dentro de una organicidad muy pensada.
Errante en el laberinto, estrenada en 1947, se desarrolla dentro de un decorado mitad Joan Mir¨®, mitad Archile Gorky, con un elemento corp¨®reo muy daliniano del que se hace un uso muy fluido dentro del baile.
Con unos espasmos sensuales al toque de percusi¨®n entra en escena el minotauro exhibiendo una cornamenta ideada por Isamo Noguchi, estableciendo una persecuci¨®n del personaje oponente interpretado con fuerte gestualidad por Terese Capucilli (coincidencia con las cercanas fiestas de San Ferm¨ªn). Un tema del oboe marca el ritmo, y llega a notarse al final cierto esquematismo ritual alrededor del estilo y de las voces entendidas como hist¨®ricas, como cuando la bailarina atraviesa la puerta.
Cueva del coraz¨®n, que provoc¨® en su estreno, en 1946, en la universidad de Columbia, una verdadera eclosi¨®n esc¨¦nica, muestra una riqueza compositiva excepcional, a¨²n hoy d¨ªa, probando la trascendencia y asegurada eternidad de algunos trabajos de Martha Graham.
Takako Asakawa no deja de ser oriental en su baile, y su Medea respeta el origen nip¨®n, produciendo un h¨ªbrido de mucha fuerza; Donlin Foreman, escult¨®rico y muy seguro en sus evoluciones, es un Jas¨®n que evoca la estatuaria antigua acudiendo a un registro de voces de inspiraci¨®n griega. Los decorados, tambi¨¦n de Noguchi, se vuelven m¨¢gicamente parte de la danza, dando a los objetos una impronta de participaci¨®n cin¨¦tica.
El origen de la tristeza
Actos de luz, anteayer en Espa?a, es una creaci¨®n de 1981 en la que el estilo de Martha Graham ha evolucionado hacia una expresividad m¨¢s abierta, dando m¨¢s importancia, si cabe, al trabajo de tierra. Sus facultades creadoras est¨¢n intactas y purificadas, siendo esta pieza una especie de arte po¨¦tica de sus aspiraciones para con la danza. El d¨²o inicial es una lucha amorosa llevada al plano del di¨¢logo mediante movimientos. La segunda parte, sin embargo, ahonda en una b¨²squeda del origen de la tristeza. El coro femenino, con cl¨¢mides amarillas evocadoras de cierto helenismo primitivo, resulta de una perfecci¨®n cl¨¢sica. Finalmente, el Ritual al sol, tercera y ¨²ltima parte de este ballet, emociona por su s¨ªntesis: todos los bailarines, enfundados en ce?idas mallas doradas, hacen la clase.
La m¨²sica de Carl Nielsen va gradualmente elevando el tono, arrastrando los cuerpos que ocupan todo el escenario a un sinfonismo pleno de serenidad. La coordinaci¨®n es total, todos los bailarines van desgranando al un¨ªsono las posturas que constituyen el muestrario completo del m¨¦todo Graham, enlazando en una met¨¢fora de la madurez el resumen de las invenciones, para llegar a una profunda reverencia a las luces de arriba que descendiendo poco a poco ponen punto final al acto m¨¢gico. Entonces, tras el oscuro, ella aparece entre sus bailarines principales, tambi¨¦n de oro y negro, saludando discretamente desde la perfecci¨®n.
Babelia
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