Fantas¨ªa
Una de las m¨¢s tediosas obligaciones de los puestos diplom¨¢ticos en el extranjero es leer la enorme cantidad de informaci¨®n que facilitan a diario los medios de comunicaci¨®n habituales. Afortunadamente, la pr¨¢ctica hace que los profesionales seleccionen con rapidez lo que puede tener alg¨²n inter¨¦s directo o indirecto para su trabajo. Aun as¨ª, esta tarea se soporta mal si no fuera por las noticias inesperadas, chispeantes, llenas de gracia o de toque dram¨¢tico correspondientes a sectores? muy distintos que muestran el ilimitado abanico de posibilidades abiertas al ser humano.Cierto d¨ªa del mes de noviembre de 1982, al hojear el paquete de los teletipos de la agencia Efe, encontr¨¦ pronto lo imprevisible. En el VI Congreso Internacional de Astrolog¨ªa, que se celebraba en Italia, los quim¨¦ricos participantes hab¨ªan discutido ardientemente si el s¨¢bado 13 se producir¨ªa el fin de la humanidad, cuando siete planetas del sistema solar se situaban en l¨ªnea con la Tierra. Por ¨²ltimo se pusieron de acuerdo en que aquel 13 de noviembre de 1982 no ser¨ªa el apocal¨ªptico t¨¦rmino de la presencia del hombre en el cosmos, sino el principio de una nueva era, la de Acuario, que habr¨ªa de durar otros 2.000 a?os. Conforme a la mayor¨ªa de los astr¨®logos asistentes, ese nuevo per¨ªodo de la historia ser¨ªa el para¨ªso para los pioneros y los que aman las aventuras y la iniciativa individual, constituyendo el reinado de la astucia y de la fantas¨ªa. En ello se apoyaban para afirmar que el triunfo de la fantas¨ªa, en choque con el modo de pensar y sentir en el pasado, favorecer¨ªa especialmente a los pueblos mediterr¨¢neos, mientras que los n¨®rdicos sufrir¨ªan las consecuencias de su f¨¦rrea sujeci¨®n a la raz¨®n y la l¨®gica.
Dejemos a los astr¨®logos confirmarnos si estamos en la era de Acuario, que se ir¨ªa consolidando paulatinamente, sin traumas. El dato b¨¢sico en que cabe coincidir con su criterio es el avance arrollador de la fantas¨ªa como fuerza creativa mental que opera en todos los campos de la actividad humana.
Hasta hace poco se pod¨ªa considerar que los tres reductos m¨¢gicos de la fantas¨ªa eran el arte, la literatura y la genialidad. Desde el momento en que se hu¨ªa de las estrechas normas del academicismo, era la fantas¨ªa la que daba alas a la m¨²sica, la pintura, la arquitectura, la escultura. Las pinceladas brutales de un Goya o un Picasso, la elevaci¨®n de las sinfon¨ªas de un Beethoven o un Mahler, la pasi¨®n petrificada de las figuras de un Miguel ?ngel o un Rodin, la grandeza asc¨¦tica de las pir¨¢mides egipcias o del monasterio de El Escorial son un desaf¨ªo a las leyes establecidas, una forma de inventar im¨¢genes in¨¦ditas que remodelan la realidad. Id¨¦nticamente, ?qu¨¦ es la poes¨ªa, el teatro y la narrativa, cuando escapan de los patrones impuestos, sino una profunda inmersi¨®n en lo fant¨¢stico; qu¨¦ hace el escritor sino inventar personajes y situaciones a los que da vida desde un yo irreductible? Por otra parte, nada caracteriza m¨¢s el genio que su capacidad de romper con el presente, proyectando al futuro el poder de su fantas¨ªa, de su capacidad innovadora o revolucionaria.
El resto -la filosof¨ªa, la ciencia, la t¨¦cnica, la sociolog¨ªa, la econom¨ªa, la pol¨ªtica-, durante la vigencia de la modernidad, ha estado indisolublemente vinculado a dos doginas en Occidente: el racionalismo y la creencia en el progreso ilimitado.
Frente a esta confianza en el progreso y en la omnipotencia de la raz¨®n la posmodernidad no ha sido capaz de rebasar el pesimismo radical que la ha invadido. La indiferencia ante el pasado, la decepci¨®n ante el presente y el temor que siente por el futuro representan su respuesta global,
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Fantas¨ªa
Viene de la p¨¢gina 9con lo cual se esfuman las esperanzas e ilusiones, lleg¨¢ndose al escepticismo y al pobre pragmatismo que detectan las encuestas sociol¨®gicas. Paralelamente, se ha roto la coherencia en la concepci¨®n del universo que delineaba el sistema de Newton, se ha perdido la fe en la continuidad l¨®gica del discurso de Descartes o Hegel y se ha hecho mucho m¨¢s compleja la comprensi¨®n del curso de la vida que se sus tentaba con las ideas de Darwin. Ahora bien, comenzando a penetrar en el m¨¢s all¨¢ del posmodernismo -donde asistimos a la ca¨ªda de la civilizaci¨®n occidental y al surgimiento de la civilizaci¨®n planetaria-, la raz¨®n y el progreso adquieren otra dimensi¨®n y otro alcance. El rumbo tomado por la ciencia nos orienta en la busca de soluciones para las inc¨®gnitas que suscita la superaci¨®n del modernismo y el posmodernismo. En efecto, durante decenios hemos estado atados por la c¨®moda y err¨®nea creencia de que Newton hab¨ªa quedado definitivamente desbordado por Einstein, Planck, He?senberg, Poincar¨¦, pero hoy sabemos que no es as¨ª: coexisten varios sistemas fisico-matem¨¢ticos que son igualmente v¨¢lidos, cada uno de ellos para un tipo diferente de fen¨®menos naturales. Algo similar sucede en la totalidad del conocimiento. La raz¨®n continuar¨¢ siendo sustancial para una l¨®gica donde nunca puede ser despreciable la relaci¨®n de causa a efecto; pero a su lado estar¨¢ la suprarracionalidad -no la irracionalidad, porque ¨¦sta es la negaci¨®n de la racionalidad- con el instrumento insuperable de la fantas¨ªa.
Cuanto est¨¢ acaeciendo en el inicio del m¨¢s all¨¢ de la posmodernidad que trae la civilizaci¨®n planetaria incita a meditar en que, paso a paso, la fantas¨ªa est¨¢ imponi¨¦ndose como elemento fundamental de la creatividad junto a la raz¨®n. Instintivamente, los j¨®venes rechazan con desd¨¦n las pol¨ªticas tradicionales, los te¨®ricos reh¨²yen las ideolog¨ªas de anta?o, la filosof¨ªa cl¨¢sica ha quedado casi enterrada. Cuando los universitarios franceses, en mayo de 1968, reclamaban que la imaginaci¨®n llegara al poder no hac¨ªan m¨¢s que adelantarse a lo que ahora empezamos a entrever con claridad.
Si descendemos a ejemplos anecd¨®ticos, lo vemos por doquier. Hay una demanda insaciable de fantas¨ªa torrencial.
Para dilucidar qu¨¦ es fantas¨ªa conviene limitarse a dos fuentes bien sencillas, el Diccionario de la Lengua espa?ola y el Diccionario de la filosof¨ªa, de Ferrater Mora, que es muy valioso para todo intelectual a quien importe conocer en res¨²menes inteligentes el curso pluriforme del pensamiento filos¨®fico. De las acepciones que admite la Academia, la m¨¢s esclarecedora es la definici¨®n de la fantas¨ªa como la imaginaci¨®n en cuanto inventa o produce, es decir, el grado superior de la imaginaci¨®n. Seg¨²n el libro de Ferrater Mora, si nos independizamos del sistema aristot¨¦lico pasamos por encima del tomismo y cruzamos las fronteras de la Ilustraci¨®n, concebimos la fantas¨ªa como el aspecto creador, no simplemente reproductor, de la imaginaci¨®n.
Las mutaciones, las cat¨¢strofes, la discontinuidad en el proceso hist¨®rico, los saltos adelante requieren la aplicaci¨®n creadora de la imaginaci¨®n; es decir, exigen la fantas¨ªa. A ello se debe que ¨¦sta no sea ya patrimonio exclusivo de los poetas, de los enso?adores ut¨®picos, de los artistas, del genio, sino la facultad humana mental que, al lado de la raz¨®n, configurar¨¢ todos los planos de la civilizaci¨®n planetaria que est¨¢ asomando en el horizonte.
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