Anonimo valenciano
La mayor atracci¨®n de la primera jornada de la Semana del Erotismo ha sido sin duda la proyecci¨®n de una. pel¨ªcula inconclusa, rodada probablemente en Valencia entre 1925 y 1927. Si algo inspira esta pel¨ªcula es ternura. Verdadero porno duro para su tiempo -y para hoy incluso- el argumento de El Ministro recrea el sacrificio de una esposa abnegada que se entrega a un acreedor ante la amenaza de suicidio del marido.La escena porriogr¨¢fica propiamente dicha sucede frente al espejo de un enorme armario y sobre un sof¨¢ de pesado tapiz. La acrobacia sexual protagonizada por una pareja de amantes gordos tiene siempre un trasfondo pat¨¦tico, que aqu¨ª las descompensaciones de velocidad dan un tinte de peculiar encanto y humor, quiz¨¢s en su origen involuntario, pero hoy de in¨ªmitable gracia. El cine forj¨® muy pronto las im¨¢genes y los asuntos argumentales sobre los que m¨¢s tarde se desarroll¨® su clasicismo. El westem, por ejemplo, estaba formulado ya en el medio centenar de apuntes que las marcas Edison y B¨ªograph realizaron de ¨¦l a finales de siglo. Si se amplia el plazo hasta 1910, puede decirse que pr¨¢cticamente todo lo que hoy entendemos por temas cinematogr¨¢ficos ya se encontraban elaborados. El erotismo no fue una excepci¨®n.
En la Europa de 1896, un filme titulado Le coucher de la mari¨¦ provoc¨® un monumental esc¨¢ndalo en las barracas par?sienses donde se proyect¨® y a las que acudieron multitudes en busca de ese primer paso detr¨¢s de la frontera del gran tab¨².
Y si la primera exhibici¨®n de la descomposici¨®n de un movimiento cinem¨¢tico en una serie de fotogramas sucesivos estuvo dedicado a la descomposici¨®n del trote de un caballo, uno de los que inmediatamente le siguieron fue el proceso de desnudamiento integral de una mujer realizado por Edward Muybridge en 1901.
En Estados Unidos el primer filme-esc¨¢ndalo fue The May Irving John Rice Kiss, realizado en 1896 por Gaminon y Raff para el vitascopio de la Edison, antes de que un extra?o invento de los hermanos Lumi¨¦re llamado cinemat¨®grafo fuera definitivamente adoptado por un mercachifle neoyorquino. De ah¨ª a filmes con el amor al desnudo, como Den Kvindelige Daernon, del dan¨¦s Dinesen, en 1913, hab¨ªa un paso corto, aunque la distancia era larga.
A partir de ah¨ª, el g¨¦nero erotico no dej¨® de abastecer los cuartos trasteros innombrables de las productoras de cine, creando en ellas una especie de departamento clandestino, de cuyas n¨®minas se alimentaron no pocas estrellas de las de a pleno sol, comenzando, por poner s¨®lo dos ejemplos, por una adolescente texana llamada Cecile La Sueur, a?os despu¨¦s conocida como Joan Crawford, y por una rubia pajiza y algo pasada de carnes llamada, Norma Jean Mortensen, conocida m¨¢s tarde como Marilyn Monroe.
Espa?a no pod¨ªa ser una excepci¨®n. Aqu¨ª no hemos tenido nuestro ?xtasis propio, ni nuestra Heddy Lamarr casera, pero de m¨¢s de una estanter¨ªa polvorienta podr¨ªan rescatarse peque?as joyas verdes e ir¨®nicas, como ese an¨®nimo valenciano anoche exhibido en la Semana del Erotismo de Madrid.
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