Una ciudad de espaldas al festival

"?Quiere o no quiere Barcelona tener un festival de cine?". Esta pregunta la ha formulado Joan Mateu, director t¨¦cnico del festival, al tiempo que reconoc¨ªa que llevaba siete largos a?os repiti¨¦ndosela a las autoridades del Ayuntamiento, Generalitat o Diputaci¨®n sin obtener una respuesta clara. Paralelamente a que se reconoc¨ªa que la ciudad viv¨ªa de espaldas a la Semana, se narraban, con cierta prolijidad, las venturas y desventuras de una programaci¨®n. sujeta a los vaivenes de los intereses de las distribuidoras, que niegan o conceden filmes sin que sus decisiones se hagan p¨²blicas en el momento adecuado.As¨ª, en esa rueda de Prensa destinada a demostrarnos que la crisis es una pura sensaci¨®n del esp¨ªritu, se inform¨® de que Target no pudo presentarse en la Semana porque se tem¨ªa una desfavorable reacci¨®n de la cr¨ªtica o de que Plenty se exhibi¨® como recambio de Pirates y Highlander, dos titulos que, no se proyectaron para no contrariar los intereses, leg¨ªtimos intereses, de las empresas que han adquirido los derechos de estreno para Espa?a.

Minusvalorada por las instituciones, instrumentalizada por las distribuidoras, v¨ªctima de la falta de publicidad y de la crisis del espect¨¢culo cinematogr¨¢fico en Barcelona, la Semana ha expuesto todas sus quejas sin que se vislumbre soluci¨®n alguna para ellas. O, al menos, eso es lo que se deduce despu¨¦s de siete a?os de meritorio voluntarismo enfrentado a la comodidad oficial.