Espa?a gano cuando recurri¨® al patr¨®n cl¨¢sico
ENVIADO ESPECIAL, Espa?a gan¨® ayer a Francia porque acudi¨® al patr¨®n cl¨¢sico, se olvid¨® de algunos experimentos en cuanto el equipo franc¨¦s respondi¨® en. la cancha a la potencia que hab¨ªa predicado D¨ªaz Miguel. Y ese patr¨®n cl¨¢sico no es m¨¢s que uno: balones a Mart¨ªn y Epi, desprovistos de minutos de banquillo y sometidos a la obligaci¨®n de responder a la exigencia del momento. Los tres bases espa?oles no cosecharon un s¨®lo punto y Francia, moralmente, venci¨® en el choque entre defensas, individuales.
Espa?a lleg¨® a tiempo en el primer per¨ªodo para que el resultado en el descanso no agravara una jornada inaugural con visos de dramatismo. Sin que sirva de precedente, D¨ªaz Miguel alcanz¨® el vestuario sobrado de raz¨®n por sus declaraciones previas sobre: la reciente fortaleza defensiva de los franceses. En un partido de escuelas defensivas, Francia mostr¨® mejor calidad y efectividad, si se tiene en cuenta que su transformaci¨®n hacia esta tendencia data de hace poco m¨¢s de 30 d¨ªas. Espa?a llevaba trabajando ya en defensa al menos desde los Juegos de Los ?ngeles y el espect¨¢culo de los primeros 20 minutos era, para preocupar.
Espa?a no consigui¨® asustar a los siempre intr¨¦pidos tiradores franceses, que no cayeron en la trampa de liarse a tirar sin cuento agobiados por una presi¨®n. Antes al contrario, el dominio en el marcador lo inaugur¨® Francia, que alcanz¨® una ventaja de hasta 11 tantos. Los espa?oles ten¨ªan motivos para inquietarse: Francia ganaba en defensa y, adem¨¢s, tiraba mejor aun a pesar de que los jugadores nacionales deb¨ªan estar mejor acostumbrados a la extraordinaria dureza de los aros del pabell¨®n. Si se paraban a pensar en estas dos cuestiones, Francia aparec¨ªa como un enemigo capaz de dar la primera sorpresa, una bofetada en casa.
Como resultado de este dominio, Espa?a encontr¨® serias dificultades donde parece m¨¢s d¨¦bil por decisi¨®n propia, en el ataque. Movimientos lentos y ausencia de pases hacia el p¨ªvot provoc¨® que los franceses pudieran acosar a los tiradores. Mart¨ªn, durante muchos minutos de este per¨ªodo, s¨®lo recibi¨® un pase, una ventaja incuestionable para el rival.
Tras el descanso, y dado que el juego defensivo espa?ol se hab¨ªa estabilizado no en la defensa buena (la individual) sino en la de reserva (la zonal), la direcci¨®n de Costa permiti¨® ir solventando el asunto en cuanto logr¨® que los balones llegaran a Mart¨ªn y, en otras circunstancias, a un Epi incansable que respondi¨® con furia en las dos vertientes del juego. Entre ambos, y en los nueve primeros minutos de la reanudaci¨®n, cosecharon 21 puntos por 4 del resto de sus compa?eros. Mart¨ªn estuvo en la cancha 13 minutos seguidos de este per¨ªodo, por 17 de Epi. Ambos s¨®lo se sentaron durante 120 segundos para estar presentes en un final que se presum¨ªa complicado.
Espa?a tuvo suerte esta vez de que Francia, con una buena defensa, no dispusiera de hombres altos y perdiera abrumadoramente la batalla del rebote. Con esta ventaja potencial, el juego espa?ol pudo ir solucionando la papeleta con acciones individuales. Sin embargo, la temida resistencia de los bases a lanzar a canasta evit¨® que la diferencia pudiera haber alcanzado un grosor suficiente para no tener que depender al final de un par de balones robados en el ¨²ltimo minuto con m¨¢s fortuna que otra cosa. Varios balones desperdiciados en pases al p¨ªvot, permitieron a Francia, disciplinada como nunca lo ha estado en una cancha de juego, amenazar en los momentos finales. La l¨®gica preferencia arbitral y la mayor veteran¨ªa de jugadores como Sibilio, Epi o Mart¨ªn, adem¨¢s de la tranquilizadora acci¨®n de Costa, permitieron evitar el susto.
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