Ordenanzas de Hacienda
Los-las firmantes, subalternos-as (u ordenanzas) del Ministerio de Hacienda, en sus distintas condiciones laborales (funcionarios y contratados administrativos y laborales), queremos denunciar p¨²-Pasa a la p¨¢gina 12
Ordenanzas de Hacienda
Viene de la p¨¢gina 11blicamente algunas de las especiales situaciones que padecemos a diario, con la remota esperanza de que esta denuncia pudiera surtir alg¨²n efecto m¨¢s all¨¢ de la compasi¨®n y palabrer¨ªas vanas que estamos acostumbrados-as a recibir como respuesta.
Los distintos reglamentos y convenios, a la hora de definir nuestras funciones, se?alan:
- Vigilancia y custodia general, porteo y transporte con veh¨ªculos.
- Confecci¨®n y reparto de paquetes corrientes y notificaciones, recogida y entrega, franqueo y cierre de correspondencia.
- Simultanear su trabajo con el de recepci¨®n e informaci¨®n al p¨²blico.
- En general, aquellas otras funciones de naturaleza similar a las descritas que les sean encomendadas por sus jefes.
(Convenio colectivo para el personal laboral -la mayor¨ªa de nosotros-as- del Ministerio de Econom¨ªa y Hacienda. Resoluci¨®n de 8 de agosto de 1985; BOE de 23 de agosto de 1985.)
Pues bien, lejos de esto, al menos el 40% de las tareas que desarrollamos son del estilo de las siguientes:
- Compra a particulares de diferentes productos, a la venta en expendedur¨ªa de tabaco.
- Satisfacci¨®n a particulares del importe de facturas (multas de tr¨¢fico, recibos de luz, declaraciones de renta...).
- Prestaci¨®n de servicios que ata?en a puestos de trabajo que el funcionario-a compagina con el que desempe?a en el Ministerio.
- Otros recados de car¨¢cter no oficial: compra de peri¨®dicos y revistas de uso particular, recogida y entrega de boletos de diferentes tipos de apuestas...
- Diversas labores de camareros-as, contando como cuenta el Ministerio con servicio de cafeter¨ªa...
Como podr¨¢ comprobarse, m¨¢s que subalternos podr¨ªa denomin¨¢rsenos mayordomos y chachas, y no es que tengamos algo en contra de est¨¢s profesiones, no; simplemente, que la nuestra es la de subalternos-as.
Pero no acaban ah¨ª nuestros problemas. Aparte de la consabida discriminaci¨®n econ¨®mica (nuestro sueldo medio viene a ser 46.000 pesetas, y el incremento de productividad a repartir por los directores generales, casualmente nunca da de s¨ª para nosotros-as) y laboral (a diferencia del resto de cuerpos, no existe posibilidad de aumento de nivel m¨¢s que mediante oposici¨®n por promoci¨®n interna, y no en todos los casos) hemos de a?adir el degradante trato huniano que recibimos: ?Habr¨¢ alg¨²n apartado de letra peque?a en nuestros convenios que no hayamos le¨ªdo y enuncie nuestra condici¨®n de siervos?
Aportemos otro dato clarificador del porqu¨¦ hemos llegado a la actual situaci¨®n:
Desde 1968 hasta 1983 no fue convocada ni una sola oposici¨®n al cuerpo general subalterno, ya que estas plazas se iban cubriendo por guardias civiles, polic¨ªas nacionales y militares ya jubilados. Es f¨¢cil deducir que los grados de disciplina, sumisi¨®n y obediencia ciega asumidos por estos compa?eros no facilitan precisamente la labor de nuestras reivindicaciones. Ahora, nosotros-as somos los-las protestones.
Nosotros-as, por si acaso, tendremos la satisfacci¨®n de que, a falta de otra cosa, al menos habremos conseguido algo: ?desahogarnos!- y 55 firmas m¨¢s.
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