22 martes
Asisto en el Club de Prensa, con Santos Amestoy y varios libreros de viejo, a una rueda informativa sobre la remodelaci¨®n/desaparici¨®n de la Cuesta de Moyano. Las casetas de libros, me refiero. Es una idea -una mala idea en la que confluyen Cultura, el Ayuntamiento y alg¨²n otro medio oficial, todos dispuestos a postmodernizar Madrid por el procedimiento de hacerlo desaparecer. Al margen de los datos, fechas, fichas, presupuestos, impuestos, planos y cosas que se manejaron all¨ª, cuando me corresponde intervenir digo que es propio de los pol¨ªticos el respeto por lo hist¨®rico y la fascinaci¨®n ante lo postnovisimo, que todos los d¨ªas nos entra por los ojos, y en todas partes. Pero el pol¨ªtico, raza que se conoce uno bien, carece de sensibilidad para ese matiz intermedio, delicado y sentimental, entre lo hist¨®rico y lo postnov¨ªsimo: es decir, lo simplemente viejo, lo humildemente antiguo. Cualquier pol¨ªtico de cualquier fanatismo de los vigentes a derecha e izquierda entiende muy bien que el Acueducto de Segovia no hay que tocarlo porque es romano. Cualquier pol¨ªtico, hombre como los dem¨¢s, alucina con la postmodernidad del mensaje de los media. Pero no hay uno solo (y si lo hay, est¨¢ perdido como pol¨ªtico), que entienda la gracia de lo desgraciado, la Cuesta de Moyano, un suponer, con su feria permanente del libro de reventa. Da, a como un poco Y de asco repetir que aqu¨ª bajaban Baroja y Azor¨ªn a buscar libros "curiosos", como dec¨ªan ellos. Pero lo cierto es que el libro callejero y golfo tiene una fascinaci¨®n en Moyano y que los pol¨ªticos y ediles van ahora contra ello, porque son modernos y porque quieren sacarle m¨¢s impuestos a esa industria bohemia y antigua. Van a cargarse Madrid, ya digo, como Franco, aunque por otros caminos. Es lo que uno llama el bahamondismo inercial.
24 jueves
En Marbella ha habido funeral por el alma de Ignacio Coca, el banquero que se suicid¨® en Madrid. Solamente Luis Miguel Domingu¨ªn, la Primo de Rivera (con quien se va a casar en seguida), Pilia Bravo, Pitita, Mike, Vallejo N¨¢jera, Menchu, Tom¨¢s Flores y el marqu¨¦s de Castro han acudido a condolerse con Silvia. Casi todos los veranos, ahora, son veranos sangrientos para la jet. Y algunos inviernos. Los Urquijo, al lado de mi dacha, minuciosamente troceados. Ruiz-Mateos, que teme ser ahorcado en la c¨¢rcel, en pudoroso anonimato. Suicidios que parecen muertes naturales y muertes naturales que tienen algo de suicidio. Hasta el disparo de Ignacio Coca, en el que resuenan, silenciados, otros varios disparos de la banca, el dinero, la aristocracia y la guapa gente de derechas en general. Esto con Franco no pasaba. Con Franco, el n¨²mero de bancos era limitado, fijo y gratificante. Pero el capitalismo no es el sistema de ricos protegidos que manten¨ªa Franco, sino esta jungla de asfalto del dinero, mucho m¨¢s ¨¦pica y l¨ªrica, de millonarios que se engatillan y banqueros senectos convertidos en casquer¨ªa. Ahora, hombre, en una Espa?a socialista, es cuando el capitalismo comienza a gustarnos. Su dinero ya no es el dinero puritano de Franco, sino un oro pregnado de violencia y sexo, un oro mordido por la deuda y cancerado por la mala conciencia. En cuanto al capital se le deja por libre, le salen todas las viejas contradicciones que le fueran diagnosticadas en el XIX. Ignacio Coca ha puesto un tul ala de mosca, un tul desilusi¨®n en el azul marbell¨ª de este verano, ¨²nico como todos los veranos. Luego Falcon Crest es verdad. La vida es cada d¨ªa m¨¢s televisiva. As¨ª nos ahorramos televisi¨®n, que es tan mala.
25 viernes
Enrique M¨²gica: Itinerario hacia la libertad, Plaza/Jan¨¦s. Corolario de esta interesante lectura: el PSOE de Felipe no se ha transformado en una socialdemocracia. Naci¨® socialdem¨®crata. El socialismo s¨®lo fue su enfermedad infantil.
27 domingo
Anatom¨ªa del se?orito. El nuevo Gobierno sigue presentando, como el anterior, una fina y delicada infiltraci¨®n de se?oritos. Felipe Gonz¨¢lez, provinciano genial, no ha podido resistirse nunca a la fascinaci¨®n madrile?a del se?orito. De Claudio Boada a Mariano Rubio, pasando por Miguel Boyer, toda una teor¨ªa del se?orito y el se?oritismo madrile?o, apellidos que est¨¢n ah¨ª, mandando, con los mismos cuerpos y almas (y nombres de pila) que tuvieron sus padres-abuelos al servicio de Franco,de don Amadeo de Saboya o del error Berenguer. Aqu¨ª los apellidos son siempre los mismos. Somos una tribu nominalista. Presidente Gonz¨¢lez no s¨®lo no ha podido evitar esa inercia espa?ola del se?oritismo heredita?o, sino que, como est¨¢ al oro, la ha utilizado en su favor, integr¨¢ndola. Los se?oritos del Gobierno le sirven porque dan amor y lujo a la cosa, porque algunos est¨¢n muy bien preparados y, mayormente, porque favorecen, por contraste, la imagen de los socialistas a cuadros. Mariano Rubio, un suponer, a quien veo en las cenas con su correspondiente porcelanosa, tiene una imagen de sienes como alas blancas y zapatos obstinadamente brillantes que tranquiliza a la derecha. Miguel Boyer es el jet socialdem¨®crata, el ejecutivo de izquierdas, el se?orito justiciero que toma la causa del pueblo frente al populista Ruiz-Mateos. A FG tambi¨¦n le fascinan los "n¨²mero-uno-de-su-promoci¨®n", como a Franco. Con el nuevo Gobierno se ha cargado a tres se?oritos: Industria, Presidencia y Sanidad. En Industria, el se?oritismo hab¨ªa producido mucho paro. En Presidencia, el se?oritismo no hab¨ªa dado nada (tampoco el cargo se presta). En Sanidad, el ministro nos hab¨ªa quitado el optalid¨®n, como ¨²nica medida para regenerar al productor espa?ol, que es que el productor se colocaba todos los d¨ªas con el f¨¢rmarco. Qu¨¦ colocones de optalid¨®n por los andamios. El optalid¨®n hab¨ªa llegado a ser el opio del pueblo, ahora que el pueblo espa?ol va poco a misa- Menos mal que est¨¢n ah¨ª los se?oritos.
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