La alternativo brit¨¢nica
El hecho de que fuera precisamente Margaret Thatcher, y no cualquier otra autoridad de menor rango, quien se encargara de inaugurar la revancha mundial implica un reconocimiento por parte del Gobierno brit¨¢nico de la gran labor realizada en su pa¨ªs para lograr lo que se denomina el milagro del ajedrez. La selecci¨®n inglesa -Escocia, Gales e Irlanda del Norte tienen equipos independientes- logr¨® la medalla de plata en la ¨²ltima Olimpiada de ajedrez y la revalid¨® despu¨¦s en el Mundial por por equipos. En ambos casos solamente los sovi¨¦ticos quedaron por delante.En realidad, el Reino Unido tiene una gran tradici¨®n ajedrec¨ªstica, pero hasta hace un decenio apenas tuvo jugadores de primera fila mundial. La honrosa excepci¨®n fue Howard Staunton, considerado como campe¨®n mundial oficioso a mediados del siglo pasado e inventor del modelo de piezas adoptado oficialmente en la actualidad. La explosi¨®n, en cantidad y calidad, de jugadores brit¨¢nicos en los ¨²ltimos a?os tuvo su primer incentivador en el banquero londinense Jim Slater, que en 1972 ofreci¨® una recompensa de 5.000 libras al primer compatriota que lograra el t¨ªtulo de gran maestro internacional, el m¨¢s importante de los que otorga la Federaci¨®n Internacional.
El mecenazgo de Slater ya era conocido en el ajedrez mundial. Fue ¨¦l quien ese mismo a?o aument¨® en ocho millones de pesetas la bolsa del hist¨®rico encuentro de Reikiavik (Islandia) entre el legendario norteamericano Fischer y el sovi¨¦tico Spasski, logrando convencer de esa manera al primero para que desistiera de su negativa a jugar. Estas dos intervenciones de Slater fueron providenciales para el progreso del mal llamado juego-ciencia. Miles de jugadores brit¨¢nicos comenzaron a dedicar muchas horas al estudio del ajedrez, hasta que un joven, llamado Miles, obtuvo el ansiado t¨ªtulo cuatro a?os m¨¢s tarde.
Hoy, un experimentado jugador extranjero que acuda a Londres para participar en multitudinarios torneos abiertos sabe muy bien que cualquier mozalbete con aspecto de inocente puede darle un gran disgusto, gan¨¢ndole en pocas jugadas. Un ingl¨¦s de 21 a?os, Nigel Short, ocupa el noveno lugar de la clasificaci¨®n mundial. El domingo por la noche, cuando Thatcher posaba para los fot¨®grafos junto a Karpov y Kasparov, todos los brit¨¢nicos so?aban con que alg¨²n d¨ªa uno de los sovi¨¦ticos sea sustituido precisamente por Short.
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