El Ej¨¦rcito salvadore?o inicia una campa?a contrainsurgente para 'quitarle el agua al pez'
El jefe del Estado Mayor conjunto de la fuerza armada salvadore?a, general Adolfo Bland¨®n, present¨® en San Salvador un plan contrainsurgente, llamado Unidos para reconstruir, que no presenta novedades estrat¨¦gicas, pero pone de manifiesto el grado de injerencia del Ej¨¦rcito en la pol¨ªtica del pa¨ªs. Los conceptos que contiene la campa?a presentada por Bland¨®n a la Prensa no son originales. Forman parte del arsenal estrat¨¦gico de la moderna contrainsurgencia, basada en la idea de quitarle el agua al pez, es decir, dejar a la guerrilla sin el apoyo popular, a base de programas de desarrollo en las zonas de guerra.
Bland¨®n dijo que "la subversi¨®n ha cambiado su estrategia y t¨¢cticas declarando la guerra popular prolongada, dispers¨¢ndose en peque?os grupos, realizando operaciones de hostigamiento y emboscadas, destruyendo la econom¨ªa nacional, buscando el control y manipulaci¨®n de las masas urbanas y rurales, interfiriendo en el ejercicio del gobierno local en algunos departamentos del pa¨ªs y desarrollando el terrorismo general y sistem¨¢tico, as¨ª como una intensa propaganda desinformativa".Despu¨¦s de este diagn¨®stico, Bland¨®n afirm¨® -referencia casi obligada en los ¨²ltimos a?os en El Salvador- que la situaci¨®n militar es favorable al Gobierno Despu¨¦s, el general declar¨® que es necesario "integrar un esfuerzo nacional en todos los campos de acci¨®n para alcanzar, progre sivamente la paz en nuestro pa¨ªs". El objetivo fundamental de esta campa?a "ser¨¢ la poblaci¨®n civil, buscando satisfacer las aspiraciones m¨¢s sentidas de la misma". La concepci¨®n de esta campa?a, seg¨²n Bland¨®n parte de la idea de que "la guerra subversiva por la toma del poder, en un 90%, es de car¨¢cter pol¨ªtico, econ¨®mico, social e ideol¨®gico, y solamente el 10% es militar. Dada la situaci¨®n actual, se estima que es momento oportuno de estructurar cambios en la estrategia general de nuestro pa¨ªs para lograr una paz verdadera y permanente en u?n marco de aut¨¦ntica democracia, libertad y justicia".
Esta campa?a del Ej¨¦rcito se divide en tres fases: primera, operaciones de limpieza; segunda, consolidaci¨®n, y tercera, reconstruir y construcci¨®n. El plan del Ej¨¦rcito implica, adem¨¢s de a las mismas fuerzas armadas, a la empresa privada, ocho ministerios y hasta a la misma Iglesia cat¨®lica, a quien, seg¨²n el plan, le corresponder¨¢ "llevar la orientaci¨®n espiritual a los habitantes de las ¨¢reas de consolidaci¨®n y a los campos de desplazados".
Bland¨®n insinu¨® a los periodistas que tambi¨¦n a la Prensa le corresponde un papel en la tarea. Como si se tratase de crear ambiente, los 45 minutos de retraso con que comenz¨® la conferencia de prensa fueron amenizados, en el Cuartel General del Ej¨¦rcito en San Salvador, con m¨²sica de marchas militares. Al final, Bland¨®n agasaj¨® a los periodistas con un c¨®ctel.
Desconfianza de los pol¨ªticos
En el plan de Bland¨®n llama la atenci¨®n, m¨¢s que su contenido, la forma y la persona encargada de anunciarlo; resulta chocante que, en un pa¨ªs donde existe un Gobierno civil producto de unas elecciones m¨¢s o menos dudosas, sea el jefe del Estado Mayor del Ej¨¦rcito quien anuncie un plan que abarca pr¨¢cticamente a toda la naci¨®n y a la Administraci¨®n del Estado. Parece como si los militares salvadore?os no se fiasen de los pol¨ªticos a la hora de poner en pr¨¢ctica una pol¨ªtica capaz de hacer frente a la guerra. Con frecuencia se escucha a militares en El Salvador formular la idea de que "los pol¨ªticos pierden en los despachos lo que nosotros ganamos en el campo de batalla"; ¨¦sta parece una filosof¨ªa muy extendida entre las fuerzas armadas. Sin embargo, no parece que exista una posibilidad de intervenci¨®n militar en forma de golpe, porque esto desmontar¨ªa todo el andamiaje ideol¨®gico sobre el que se basa actualmente la pol¨ªtica de contrainsurgencia.La sensaci¨®n de predominio del poder militar sobre el civil la corrobora el temor del vicepresidente del Gobierno y ministro de Asuntos Exteriores, Rodolfo Castillo Claramount, a la hora de responder a preguntas de los periodistas sobre una posible reactivaci¨®n del Consejo de Defensa Centroamericano (Condeca), el pacto militar que agrupa a los cinco pa¨ªses de Centroam¨¦rica y que ahora se trata de resucitar sin la participaci¨®n de Nicaragua. Castillo, en un desayuno con periodistas, dijo que esto es un asunto de los militares.
No parece que el Ej¨¦rcito salvadore?o est¨¦ muy feliz con las tentativas de di¨¢logo entre el Gobierno y la guerrilla. D¨ªas atr¨¢s, el ministro de Defensa, general Carlos Vides Casanova, declar¨®: "El debate es distinto al di¨¢logo que ha propuesto el presidente Duarte, y en lo que concierne a la fuerza armada, no est¨¢ autorizada para estar debatiendo con nadie, ni con la guerrilla, ni con sacerdotes, ni con nadie, aspectos constitucionales como ellos ponen all¨ª para la discusi¨®n. Por otro lado, la flaerza armada est¨¢ constituida no para debatir, sino precisamente: para combatir a estos elementos terroristas y subversivos. As¨ª es que desde mi punto de vista es totalmente negativo el debate propuesto".
A pesar de estas reservas de los militares, parece que la posibilidad de un di¨¢logo avanza. El arzobispo de San Salvador, Arturo Ribera y Damas, declar¨® el domingo pasado que espera poder anunciar el pr¨®ximo 6 de agosto, fecha de las festividades religiosas m¨¢s importantes de El Salvador, el c¨®mo, cu¨¢ndo y d¨®nde del di¨¢logo. El arzobispo hizo la salvedad de que este anuncio se producir¨ªa "si todos son prudentes".
Sobre el valor de este tercer encuentro entre el Gobierno y la guerrilla no se conciben muchas esperanzas y se espera m¨¢s bien con escepticismo. Algunos llegan a afirmar que se trata de "una cortina de humo" del presidente salvadore?o, el demoleristiano Napole¨®n Duarte, para enmascarar el fracaso de su pol¨ªtica.
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