Terroristas en la aduana
LA POL?TICA de expulsiones de refugiados espa?oles relacionados con ETA inaugurada por el Gobierno conservador franc¨¦s augura un serio cambio en la propia estructura de fuerzas que juegan en el terrorismo etarra y en el radicalismo vasco. Hasta hace unos meses, concretamente hasta una sentencia de un tribunal de Bayona que castig¨® a cuatro etarras con cinco a?os de prisi¨®n por pertenecer a "una asociaci¨®n de malhechores", la pol¨ªtica francesa. se limitaba a considerar como terrorismo franc¨¦s el de: los corsos o los vascos franceses, e internacional todo el resto, incluido el que pudieran practicar los vascos espa?oles. En perfecta correlaci¨®n con esta posici¨®n, la opini¨®n m¨¢s extendida entre el radicalismo vasco era, y sigue siendo, la de que el enemigo a combatir es el Estado espa?ol, en cuyo suelo se asienta la parte m¨¢s sustancial del territorio vasco y en cuya historia hay que buscar las causas m¨¢s profundas de los principales problemas de Euskadi.Sin embargo, la posici¨®n de Francia ha ido desplaz¨¢ndose, en virtud de todo un conjunto de elementos, hacia una colaboraci¨®n estrech¨ªsima, que puede llevar a poner en Madrid a una persona detenida en Bayona en las escasas 12 horas necesarias para el m¨ªnimo tr¨¢mite burocr¨¢tico y para el viaje. Varios elementos pueden estar en el origen de este nuevo paso del Gobierno franc¨¦s: desde la b¨²squeda de contrapartidas pol¨ªticas que contrapesen las exigencias de renegociaci¨®n de las condiciones econ¨®micas de acceso de Espa?a a la CEE hasta la necesidad de responder a la prioridad otorgada en la oferta electoral de los conservadores a la batalla contra toda manifestaci¨®n del terrorismo, e incluso la presi¨®n de la ultraderecha en relaci¨®n a la presencia de extranjeros en territorio galo.
La opini¨®n abertzale, sin embargo, no ha experimentado, por el momento, un cambio sustancial en correspondencia con el del Gobierno. Medios pr¨®ximos a ETA siguen considerando todav¨ªa, despu¨¦s de las expulsiones y del estrechamiento de la colaboraci¨®n entre las polic¨ªas espa?ola y francesa, que el Pa¨ªs Vasco franc¨¦s debe quedar al margen de los efectos del activismo armado. Se han organizado manifestaciones, firmas de documentos, iniciativas tendentes a garantizar refugio a los etarras susceptibles de expulsi¨®n inmediata, pero se ha insistido, en todo momento, en que no era intenci¨®n de ETA extender sus actividades a Francia. E incluso la organizaci¨®n vasca francesa Iparretarrak ha sido objeto de desautorizaci¨®n por parte de los medios pr¨®ximos a los refugiados vascos, todo ello en un aparente intento de comunicar al Estado franc¨¦s la inexistencia de contenciosos serios por parte de los terroristas.
Tal actitud, que podr¨ªa parecer inconsecuente con la ideolog¨ªa abertzale, es, sin embargo, coherente con la l¨®gica de la estrategia militar de ETA, uno de cuyos pilares es precisamente la existencia de un santuario desde el que preparar los atentados y en el que hallar refugio, aunque sea relativo, tras su realizaci¨®n. Dicha teor¨ªa fue tomada por ETA, aunque m¨¢s bien por los pelos, de los textos elaborados por el te¨®rico vietnamita Troung Ching -presidente, desde hace pocas semanas, del Vietnam reunificado- en el curso de la lucha contra el colonialismo franc¨¦s en Indochina. Los actuales te¨®ricos de ETA, que han perdido toda referencia pol¨ªtica para convertirse en meros bandidos, pretenden ahora acogerse al antecedente de la rebeli¨®n argelina y su desenlace en las negociaciones de Evian para reclamar unas negociaciones de poder a poder con "alg¨²n estamento del Estado espa?ol".
La pretensi¨®n, objeto en su d¨ªa de apasionados debates en el seno del abertzalismo radical, presupone que, primero, Euskadi es un pa¨ªs colonizado por el Estado espa?ol, y segundo, que ETA representa al pueblo vasco, a todo el pueblo vasco, y puede, por tanto, hablar en su nombre en esas eventuales negociaciones. Si, por absurdo que hoy pueda parecer, el debate fue posible en su d¨ªa, ello fue debido a que el franquismo, con su pol¨ªtica de aplastamiento deliberado de toda manifestaci¨®n de la identidad nacional vasca, otorg¨® atisbos de verosimilitud a la hip¨®tesis colonialista. ETA, organizada en cuatro frentes (pol¨ªtico, cultural, socioecon¨®mico y militar), pudo as¨ª, en un momento dado, a fines de los sesenta, creerse su propia fantas¨ªa ideol¨®gica de representar al conjunto de la poblaci¨®n vasca, sometida a una potencia ocupante.
Sin embargo, tras la celebraci¨®n de cerca de una decena de consultas democr¨¢ticas que han puesto de manifiesto el radical pluralismo de la sociedad vasca, la aprobaci¨®n por la mayor¨ªa de la poblaci¨®n del Estatuto de Guernica y la puesta en funcionamiento de instituciones que garantizan un amplio autogobierno, tal imagen carece del menor fundamento.
En resumen, la pretensi¨®n actual de ETA consiste en que, a partir de su demostrada capacidad y eficacia asesina, est¨¢ legitimada para exigir a varias decenas de millones de ciudadanos que renuncien a sus propias convicciones -por ejemplo, las que les llevaron a aprobar la Constituci¨®n democr¨¢tica de 1978- y acepten las convicciones de los 230.000 ciudadanos que respaldan los postulados del abertzalismo violento. Tal pretensi¨®n no s¨®lo es absurda, sino consustancialmente antidemocr¨¢tica.
Por ello mismo, mientras no var¨ªen esos planteamientos de base y ETA siga empe?ada en buscar su legitimaci¨®n en la extorsi¨®n y el asesinato, y no en la opini¨®n libremente expresada de los ciudadanos, la actividad policial, incluida la de las fuerzas de seguridad francesas orientadas a impedir que los terroristas puedan seguir disfrutando de su santuario fronterizo, seguir¨¢ siendo necesaria, y a ella s¨®lo podr¨¢ opon¨¦rsele la exigencia de que se realice con escrupuloso respeto de la legalidad, con plenas garant¨ªas de respeto a los derechos de todo detenido y con un renovado esfuerzo de potenciaci¨®n de las medidas pol¨ªticas, principalmente la reinserci¨®n de los activistas que abandonen las pr¨¢cticas terroristas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Opini¨®n
- Expulsiones
- Espa?oles extranjero
- Coalici¨®n antiterrorista
- Deportaci¨®n
- Refugiados ETA
- Inmigraci¨®n irregular
- Cooperaci¨®n policial
- Terroristas
- Pol¨ªtica antiterrorista
- Pol¨ªtica migratoria
- Francia
- Sentencias
- Migraci¨®n
- Lucha antiterrorista
- ETA
- Sanciones
- Europa occidental
- Pol¨ªtica exterior
- Juicios
- Demograf¨ªa
- Grupos terroristas
- Proceso judicial
- Europa
- Terrorismo