'El Nani': desaparecido en Madrid
LA SOLICITUD por parte del juez, Andr¨¦s Mart¨ªnez Arrieta a la Audiencia Provincial de Madrid de que procese a un comisario y ocho inspectores de polic¨ªa -algunos de los cuales se encuentran tambi¨¦n presuntamente relacionados con la mafia policial, denunciada por el joyero y confidente santanderino Federico Venero- es consecuencia de la aparici¨®n de nuevos indicios que avalar¨ªan las declaraciones del joyero sobre las verdaderas causas de la desaparici¨®n, en noviembre de 1983, del presunto delincuente Santiago Corella, el Nani. Seg¨²n Venero, Santiago Corella falleci¨® en el transcurso de los interrogatorios a que fue sometido en la sede de la Brigada Regional de Polic¨ªa Judicial de Madrid, siendo su cuerpo posteriormente enterrado en cal viva en las afueras de la capital. La versi¨®n oficial facilitada en su d¨ªa por la Jefatura Superior de Polic¨ªa de Madrid aseguraba que el Nani se hab¨ªa dado a la fuga cuando iba a mostrar a varios inspectores el lugar donde hab¨ªa escondido unas pistolas. En resumen, este dram¨¢tico suceso podr¨ªa titularse con todo rigor Desaparecido en Madrid.Ahora, al cabo de los meses, la investigaci¨®n ordenada por el juez ha detectado la manipulaci¨®n del Ebro de detenidos en la Jefatura Superior de Polic¨ªa, as¨ª como la existencia de una firma falsificada de Santiago Corella en otro documento policial y ha pedido el procesamiento de nueve polic¨ªas por los presuntos delitos de torturas, falsificaci¨®n de documentos oficiales, detenci¨®n ilegal y no acreditaci¨®n de la puesta en libertad del propio Nani.
Son datos que obligan a algunas reflexiones y a no pocas preguntas, con independencia de la marcha del proceso judicial. Entre ellas, hay que plantearse qu¨¦ clase de investigaci¨®n realizaron sobre el caso las autoridades policiales y el propio ministro del Interior. Se indag¨® detalladamente todo lo ocurrido aquella noche: qui¨¦n manej¨® a expertos cal¨ªgrafos para que falsificaran las firmas en las declaraciones; c¨®mo es posible el silencio de los centenares de funcionarios que sin duda se encontraban esa noche en la Puerta del Sol. Nadie, por el momento, puede ni debe asegurar que el Nani muri¨® en dependencias policiales de la Puerta del Sol, pero ya est¨¢ demostrado que los mandos de los cuerpos de seguridad nada dijeron -porque callaron o porque nada supieron- de las extra?as falsificaciones de los libros durante la noche del 12 de noviembre de 1983.
Esta paralizaci¨®n oficial, este comportamiento pol¨ªtico, exige algunas explicaciones urgentes.
Y todo esto, en el contexto del monumental montaje mafioso denunciado por el joyero Venero, indica que nos encontramos ante un asunto de extrema gravedad. Tanta que, a estas alturas, lo m¨¢s ligero que puede decirse del ministro Barrionuevo es que no se entera de lo que pasa en su departamento. Las airadas protestas en tiempos pasados de los dirigentes socialistas contra determinadas actuaciones policiales, como los mamporros propinados en el curso de una manifestaci¨®n al diputado socialista por Santander Jaime Blanco, que fueron objeto de un sonado pleno del Parlamento, se compadecen mal con el silencio ahora observado por el Gobierno, bajo el pretexto de que el asunto se encuentra pendiente de resoluci¨®n.
De los detalles conocidos de las actuaciones de la llamada mafia policial, cuyo caso m¨¢s sangriento conocido por el momento es la tr¨¢gica desparici¨®n de el Nani, fruto de investigaciones period¨ªsticas en su mayor¨ªa, se deduce que es considerada pr¨¢ctica normal o, en todo caso, habitual de algunos polic¨ªas la utilizaci¨®n de m¨¦todos en s¨ª mismos ilegales, tendentes en teor¨ªa a evitar eventuales delitos posteriores. Los chantajes a delincuentes enganchados a la hero¨ªna u otras drogas a fin de capturar a otros delincuentes, las promesas de impunidad a cambio de colaboraciones futuras, producir¨ªan una escalada de corrupciones con tendencia a ampliarse sin l¨ªmites. El caso de el Nani, de confirmarse las sospechas que han determinado la petici¨®n de procesamiento de esos nueve funcionarios, indicar¨ªa hasta qu¨¦ punto ese peligro es plenamente real.
De ah¨ª que el asunto de la corrupci¨®n policial que las declaraciones de Venero han sacado a la luz no puede ser despachado con meras explicaciones hortofrut¨ªcolas, como la de la par¨¢bola de la manzana podrida en cesto de san¨ªsimos ejemplares: es la credibilidad de la instituci¨®n policial como tal lo que est¨¢ en juego.
El director general, Rafael del R¨ªo, anunci¨® en su d¨ªa -despu¨¦s del estallido, por la tenacidad de un juez, del esc¨¢ndalo, y no antes- la apertura de una investigaci¨®n, al margen de la actuaci¨®n judicial, cuyos resultados no se han hecho p¨²blicos. El silencio de los sindicatos policiales, que como mucho han pedido rutinariamente el esclarecimiento de los hechos, atuf¨¢ a corporativismo.
Silencio tambi¨¦n cuando menos sorprendente de los partidos pol¨ªticos, que, salvo en el caso de los comunistas, han preferido no rebuscar en el cubo de la basura y ni siquiera han interpelado al Gobierno sobre el asunto. Ah¨ª s¨ª que hab¨ªa un tema serio para poner en aprietos a un Gabinete que se present¨® en 1982 como el adalid de la honestidad y ejemplaridad en la Administraci¨®n p¨²blica. Ni siquiera la derecha conservadora, empe?ada en una pol¨ªtica permanente de desgaste y acoso al Gobierno, pero maniatada por su arcaica concepci¨®n de la ley y el orden, ha querido explotar el asunto.
Si los atentados continuados e impunes del comando Espa?a ponen en tela de juicio la capacidad y preparaci¨®n profesional de la polic¨ªa, el esc¨¢ndalo de la mafia policial pone en entredicho algo m¨¢s grave: su credibilidad. Y algo se debe resentir en la conciencia democr¨¢tica socialista si, con independencia de las puras actuaciones judiciales, no se exigen las responsabilidades pol¨ªticas de un caso como el de el Nani. Precisamente una de las virtualidades del sistema democr¨¢tico es ¨¦sa: la imposibilidad de que existan desaparecidos. O puede que haya que llegar a la conclusi¨®n de que el ministro Barrionuevo est¨¢ ungido de un don especial por el que su incapacidad le va situando progresivamente en el terreno de la no responsabilidad pol¨ªtica de la variada gama de desatinos que ha conocido el ministerio bajo su mandato.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Opini¨®n
- III Legislatura Espa?a
- Caso El Nani
- Santiago Corella
- Cuerpo Nacional Polic¨ªa
- Ministerio del Interior
- Gobierno de Espa?a
- Polic¨ªa
- Legislaturas pol¨ªticas
- PSOE
- Ministerios
- Gobierno
- Casos judiciales
- Corrupci¨®n
- Fuerzas seguridad
- Partidos pol¨ªticos
- Administraci¨®n Estado
- Delitos
- Espa?a
- Pol¨ªtica
- Administraci¨®n p¨²blica
- Justicia